El Robo Que Nos Unió

Capitulo cuatro

Ya habían pasado dos horas en la que mis emociones ahora eran serenas mi teléfono había soñado media hora atras con el rezo "te recojo a las ocho"

Aún faltaba una hora y ni mente se debatía entre ir o no ir, por otro lado estaba la punzada de que nuevamente estaba desempleada y debía conseguir algo rápido ya que con el tratamiento de mi papá  mis ahorros no durarán mucho.

No perdía nada al menos con intentarlo, que era lo peor que podría pasar era un lugar público así que su intención no era secuestrarme y si ese hubiera sido su deseo ya lo hubiera hecho.

Para ... para ... estaba divagando y tenía que parar eso.

Comencé a arreglarme sin mucho estrés aunque con la curiosidad matándome, mire el teléfono que comenzó a soñar.

- Señorita Loveling estoy fuera -esa fue su respuesta cuando yo conteste.

Me apresure a tomar un pequeño bolso en el que puse mis documentos, mi teléfono y algo de dinero, al frente de la casa había un discreto auto negro y un chofer que al verme me abrió la puerta trasera.

Al entrar el señor Oliver estaba vestido con un impecable traje negro, en ese momento me pregunte si no iba demasiado casual, mi pantalón Jean negro con una blusa blanca un poco desahogada se combinaba con un sobre negro y zapatos del mismo color.

-buenas noches- salude - como esta usted.?- pregunte por cordialidad y para no atacar de una vez.- debo confesar que no me gustan los rodeos ¿Qué hago aquí?

-me gusta su sinceridad - dijo con una sonrisa - me siento muy decepcionado de mi hijo - confeso - me duele lo que hizo, por que yo no lo eduque de esa forma, sin embargo me siento un poco culpable quizás la presión lo hizo hacerlo.

-nosotros somos los responsables de nuestros actos no podemos culpar a los demás.- dije para calmar al mortificado hombre.

- es por eso que la busque - dijo - me gustaría darle una lección a mi hijo, que clase de padre sería si pasó por alto lo que hizo, con eso perdió la total confianza que tenía en el.

-y que papel juego yo aquí?.- dije sin entender su punto.

- casese conmigo señorita Miranda.

Su declaración me hizo escupir el vino que estaba bebiendo, lanzar la copa al suelo, empezar a toser de manera desmedida y llamar la atención de todos, me puse de pie luego de callarme y me dispuse a marcharme al ver mi intención también se levantó.

- no me malinterprete por favor, no le estoy haciendo ninguna propuesta indecente, por favor escuchame.

Medite sus palabras que parecían llenas de sinceridad y me senté nuevamente.

- por favor hable claro de una vez que no estoy para juegos.

- sin querer escuche una conversación de mi hijo donde hablaba acerca de  lo que hizo, contrate un investigador y di con usted.

- no me ha aclarado nada - dije cansandome- eso que tiene que ver con un matrimonio.

- no puedo celebrar lo que mi hijo hizo es deplorable y le voy a dar un escarmiento, si te casas conmigo vas a ser dueña de la mitad de la editorial- Su declaración me dejó ojiplatica  guarde silencio varios minutos.

- esa es una acción que bien puede hacerse sin la necesidad de un matrimonio.

- por supuesto y no quiero que pretenda que voy a propasarme o a exigirle que se acueste conmigo - dijo riendo - puedo ser su abuelo.

Sin querer me vi sonriendo e imaginado la escena e imaginando los muchos rumores que se expanderian si lo llevará a casa de mis padres.

- me siento sólo - dijo el hombre de pronto - nunca me he sentido acompañado, es decir siempre las personas a mi alrededor buscaban algo, aún mi propio hijo cuando iba a casa siempre quería salir a comprar  llámese vídeos juegos, juguetes todo de la última moda -sonrio con melancolia - nunca hubo un lazo y a decir verdad no entiendo por que, tal vez el mismo me veía como un banco.

- ¿por que yo? -La pregunta la pregunta había rondado mucho en mi cabeza, entendía lo que quería el hombre pero me preguntaba que lo hacía pensar que yo era buena compañía o que luego no me interesaría su dinero.

- tengo una corazonada sólo eso, tu trabajo, tu calidad de vida me hace saber que eres una persona gentil.

- no puedo dar una respuesta ahora, tengo mucho que pensar.

- no pedí una respuesta ahora si bien me gustaria disfrutar contigo de esta cena.

Y así fue era muy agradable compartir con este hombre su conversación era amena aún el silencio que en ocasiones se formaba era comodo.

Sopese durante toda la cena la propuesta y seguía pensando la descabellada idea y mi instinto me gritaba que no aceptará pero mi subconsciente ya había aceptado.

Cuando terminamos de cenar se dispuso a llevarme a casa dentro de una conversación acerca de sus muchos viajes, lo que más me llamo la atención fue su viaje a ojo de agua en Salcedo donde visitó la casa de las que fueron las hermanas Mirabal, sus cabellos, sus vestidos de novia, me quedé maravillada.

- quiero que pienses en lo que te dije - me dijo a modo de despedida - aunque suene ilógico; pasa buenas noches.

Entre a la casa y me tumbe sobre el colchón, tome mi teléfono y llame a mi madre, converse con ella algunos minutos acerca de la salud de mi padre y me dijo que mejoraba aunque terminaba muy cansado casa vez que recibía su tratamiento, además de que el doctor decía que podía lograrlo a pesar de su edad.

Pensé en mi trabajo y en quien fue mi jefe, acepte su propuesta aquella vez sin saber que lo que motivo a eso el hombre era más que una simple competencia, su odio por Olivier parecía traspasar al plano personal.

Pensé en Olivier también y en lo que me había hecho, no podía evitar enojarme por que a pesar de todo robo mi trabajo y en un momento que lo necesitaba con desespero.

Me pregunte cuál debería ser el siguiente paso en mi vida que debía hacer, después de dar muchas vueltas por fin me digne a llamar a mi amiga esperando que no estuviera dormida por la avanzada hora.

Me tomo la llamada afortunadamente y le conté todo lo que había pasado en la Junta de hoy, así como también todo lo que había pasado.




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