El romeo de sangre

Encuentro siniestro.

 

La maldad no tiene limites, la oscuridad puede ser tan siniestra y perversa como ella misma, un amante diabólico estaba suelto, al acecho como cualquier depredador, hambriento de las almas desdichadas y con el corazón roto, el romeo de sangre no era cualquier depredador, ya que ese tipo de bestias solía cazar por hambre y su instinto de sobrevivir, pero él era peor que una pesadilla, a ese amante le gustaba robar las esperanzas, los sueños y la vitalidad de sus víctimas por su simple naturaleza corrompida, era un cuento maligno que prometía amar eternamente a la Julieta que se cruzaba en su camino, el amor era la peor forma de acabar con el corazón de una mujer, jugaba a quererlas, las seducía llevándolas a su perdición.

El incubo había terminado con la vida de Noelia, esa hermosa flor ahora estaba marchita, tirada en el piso como algo inservible y sin valor, la pobre murió con el corazón roto, consumida por aquella entidad oscura que se alimentó de su vitalidad y le arrebató hasta el alma borrándola de su existencia, él no iba a parar hasta arrasar con todas las mujeres del pueblo y había dos mujeres más en su lista de comidas por terminar.

Ángela y Frida habían esperado a que Germán se quedara dormido, esperar no fue un problema, ya que él estaba muerto de cansancio, eran las tres de la mañana cuando ellas salieron de casa, estaban decididas a descubrir más sobre aquel demonio.

—¿Estás segura de que deberíamos ir ahora? Ninguna de las dos fue llamada a la mansión, tuvimos suerte, no deberíamos arriesgarnos ¿y si el demonio se enfada por espiarlo? Esas cosas sienten la presencia humana, dudo que podamos burlar sus sentidos.—le dijo Frida temerosa.

—El hecho de que no hayamos sido llevadas por él, no significa que estemos a salvo, mañana se contará otro cuento y tu o yo podemos estar muertas al amanecer, tenemos que averiguar como detenerlo, en cuanto antes mejor, si no fuimos requeridas, entonces Noelia si y puede estar en peligro, si yo estuviera en su lugar me gustaría que alguien me ayudara.—externó Ángela con la voz entre cortada, también se estaba muriendo de miedo.

Por otro lado, Vanesa se encontraba en la fogata que su familia había hecho para despejarse de todo lo que había acontecido en el pueblo con la muerte de Carmen, habían preparado tamales y atole, había como quince personas y Marín había asistido para hacer unas oraciones por todos los presentes, entre la platica, la cena y el calor del ambiente familiar, Martín perdió la noción del tiempo y se quedó hasta entrada la madrugada.

—Dios, ya es tarde deberíamos ir a descansar, gracias por acompañarnos padre Martín, es muy raro hablarle así, dado a que lo conocemos desde que era un niño jajaja, pero le agradecemos que haya aceptado pasar esta velada con mi familia, sabe que es muy querido por nosotros.—le dijo Genaro, el papá de Vanesa mientras le daba un abrazo cálido.

—Mi esposo tiene razón, lo queremos mucho, es un hombre muy generoso y nos hemos dado cuenta de que hace más de lo que le piden, si alguien esta trie ora con él y si hay un enfermo, usted va a su casa y le ayuda con sus necesidades, en pocas palabras es un buen samaritano, un hombre de Dios.—añadió Consuelo, la madre de Vanesa.

—Gracias por pensar a sí de mí, sin embargo, solo hago mi trabajo, no es nada extraordinario.—respondió Martín apenado de tantos halagos.

—La biblia dice que todo trabajador tiene derecho a su paga ¿es toy en lo cierto?—le preguntó Consuelo con una sonrisa.

—Si, así es.

—Bueno, en un momento el voy a traer una olla de tamales para que se la lleve y coma toda la semana, son como unos treinta tamales jeje.

—No por favor, son muchos para mí, con dos es suficiente.—externó Martín avergonzado.

—No hay objeción en esto, iremos por la olla, esta en la cocina, vente Genaro, ayúdame.

Los padres de Vanesa se fueron y Ellos se quedaron solos, Vanesa iba a apagar la fogata y Martín se ofreció ayudarla.

—Espera, aún quiero disfrutar de su calor un minuto más, ven, siéntate conmigo.

—Ya es tarde, deberías irte a descansar.—le dijo martín al verla agotada, pero ella se negó.

—No, sentémonos aquí solo en lo que vienen mis papás.

—Está bien.—Vanesa se recargó en e hombro de Martín mientras los dos miraban la fogata.

—Creo que algo malo el pasa a Ángela, no sé como explicarlo, pero esta rara, más de lo normal, no esta siendo sincera conmigo, la conozco bien y algo me oculta, además me rechazó la invitación de venir a cenar con nosotros por que supuestamente ya tenía planes con la rara de Frida.

—Ya te dije que no esta bien que juzgues a las personas solo por su apariencia, Frida es una buena persona, es introvertida y eso no es pecado, pero juzgar a alguien solo porque no es igual a nosotros, si lo es.—le dijo Martín en forma de regaño.

—Yo no fui al primera que dijo que era una bruja, todos en el pueblo piensan igual ¿acaso yo soy la culpable de que tenga tan mala fama? Además es una roba amigas.

—Ángela te tiene en la cima de su pirámide afectiva, nadie te quitaría ese lugar, no seas celosa.

—No es cierto, tú tienes el primer puesto, yo estoy a un Aldo de ti.

—Quizá eso fue antes de que la rechazara.—exclamó Martín con tristeza.

—El amor no desaparece de un día para otro, lo sabes bien, los dos se aman desde que eran unos niños, pero las cosas se complicaron con el tiempo.

—Pronto se olvidará de mí, es lo mejor para ella, que se encuentre un buen hombre que la ame es todo lo que pido.—externó Martín con gran tristeza, la cual disfrazó con una sonrisa.

—Tienes razón, que se consiga a un chico que le saque de la cabeza al amor de su vida y a ti que te ayude Dios a resignarte.

Martín aprestó los labios con un gran miedo de que so ocurriera y de pronto, Vanesa estalló.

—¡Claro que no! ¿Como va a estar bien eso? ¿Desde cuando el amor puro es pecado? ¿Enserio crees que Dios te descalificará si te casas con Ángela? Ustedes se aman, pero ambos son unos cobardes, me dan tanta lastima, prefieren sufrir de amor y resignarse a perderse, en lugar de luchar el uno por el otro, el odio es pecado, la codicia, la lujuria, la amargura, todo eso esta mal, pero amar a alguien no debería considerarse una a aberración.—expresó Vanesa con pasión y añadió.—ojalá no sé arrepientan de su decisión de abandonarse.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.