Hay relatos que aseguran que luego de que el Rostro de la Nada cayera en la inconciencia y de que las personas adecuadas que auxiliaban y cuidaran de él en el momento en que todo estalló, su cuerpo se encontraba sin ningún rasguño o herida que lo pudiera tener en peligro. Incluso se puede escuchar por las calles y algunos show de Tv que la voz interior que él albergaba decía sin parar una y otra vez:
"In praeteritum, et futurum esse quod in gravibus comparari hodie "
Por otro lado se corría el rumor de que, luego de que fuera puesto a salvo y lo trasladaran a un hospital un grupo de personas de piel oscura aparecieron en el lugar y dando la seña de ser familiares de él, El Rostro de la Nada, su cuerpo desapareció así como lo hicieron los que decían aseguran que eran sus familiares.
Sin embargo, todo en esta vida tiene un explicación y una razón o simplemente detrás de todo hay una verdad y yo, se las voy a contar:
Milo sí desapareció y los familiares de él sí acudieron a su rescate, pero lo que nadie e incluso ellos no podían comprender es cómo después del ataque del que fue participe pudiera estar vivo y sin ninguna herida más que un brazo vendado, que fue provocado en el momento en que su cuerpo chocó contra aquella aguja de una de las torres de la catedral de San Patricio.
Sí, había dicho en un momento del pasado que se encontraba en medio de un área muy importante de la ciudad, sin embargo, los sucesos ocurridos durante esas largas 10 horas fueron tan cambiantes e inexplicables que nadie pudo entender cómo después de encontrarse suspendido por varias horas en medio de esa zona y de constantes ataques entre una rayo y otro su cuerpo fue sacudido y llevado entre los tantos edificios hasta que su cuerpo colisionó contra la catedral.
Pues cualquiera que tuviera sentido común sabría que luego de tal ataque debería tener al menos más que un brazo herido y morados alrededor de su cuerpo tras el impacto contra la estructura de la Catedral.
No había tiempo, nunca lo ha habido por lo que apresurados se acercaron a Milo y con solo murmurar aquellas palabras que siempre habían funcionado lograron que saliera del sueño en el que había caído desde hace ya una semana y que desde ese día no se le había vuelto a ver con algún signo de vida.
Pero así como el sueño en el que se encontraba sumido, siempre hubo una interrogante para aquellos que quisieron verlo de cerca ¿Tenía un rostro?
Las pocas respuestas que aquellos llenos de curiosidad fueron que el joven que un día se mantuvo flotando sobre los grandes gigantes que adornaban la ciudad no tenía un rostro que por mucho que buscaron hallar una forma a la parte delantera de su cabeza no encontraron nada que les pudiera indicar algo lógico que le dijera porque no estaba su rostro, sus rasgos, todo lo que pudiera hacerle seguir con vida.
El mismo médico que se había encargado durante aquellos días que estuvo en el hospital creía que todo lo que rodeaba a quien todos continuaban llamando El Rostro de la Nada era lógico, porque en sus años como médico jamás había presenciado que alguien no tuviese por donde respirar y que siguiera vivo, que viviera y hablara con unos cuantos pero que cuando estuviese tranquilo se mostrara solo piel en donde su rostro debía de estar.
Confundido, frustrado y realmente asombrado siguió practicándole cuantas pruebas o estudios estuviesen a su alcance. Incluso se cuenta que una vez una pequeña niebla cubrió su rostro como si de un escudo de protección se tratara, pero que él mismo lo tomó como una máscara.
Máscara que le llegó a atacar cuando intentó de quitarla, no se sabe que es lo que sintió cuando sus manos se acercaron a el rostro de Milo. Ese inesperado ataque representó para él, el fin de las prácticas prohibidas con quien era normal, pero magnifico y enigmático a la vez.
Fue el fin para el doctor, porque una vez la familia de lo que era un extraño ser llegó, la misma presenció la maldad y la codicia que había en el hombre que a palabras de él se mantenía al cuidado de Milo, pero que por el contrario solo buscaba dar respuesta a la curiosidad ajena y propia.
Molesto y lleno de decepción se le vio salir de las instalaciones del hospital escoltados por agentes policiacos, así como lo que muchos intuían que era familiar del que yacía dormido en una cama entubado entre tantos cables, mangueras y demás.
─Hijo mío es momento de despertar ─le hablo con la voz más cariñosa que pudiera haber en la faz de la Tierra una mujer de tes morena y grandes ojos color marrón ─, aquí ya no te encuentras seguro. Es momento de que marches.
Fue verdad, el chico se levantó de un sueño que había durado más de dos días y que este al ver a quienes lo vieron crecer desde el momento en que al mundo llegó, no les reconoció.
─Sabemos que no nos reconoces ─dijo el padre de Milo ─, pero no importa porque no hay nada que de llene de más orgullo que saber que lo estás haciendo bien.
─Cree en nuestras palabras hermano ─hablo Jeremiah ─, eres fuerte y lograrás hacerlo bien y llegar a nosotros con vida...
─Y sin importar el tiempo que pase ─siguió con las palabras de aliento la joven y pequeña Meredith ─te recibiremos con entusiasmo y calidez.
─Te amamos, Milo ─dijeron todos los Firtz que se encontraban presentes en la habitación.
Quizá hubo más palabras de aliento y esperanza para Milo, y quizá se pudieron imaginar que lo primero que dijo él al despertar fueron palabras conmovedoras, pero no fue así fue, porque las primeras palabras que de su voz se escucharon fue un pregunta: