El Sacramento

Capítulo VII

"Para una mente bien organizada, la muerte, no es mas que la siguiente gran aventura"

J. K. Rowling

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Si la vida te da limones, déjalos, llama a emergencias y mantente lejos

~~Julia Bismarck~~

Desperté y aparecen ellos, no le conocía a él pero ella estaba observándome, Luna, mi amiga, le vi llorar cuando mis ojos se cristalizaron y todo se volvió oscuro, siempre estuve ahí, observándola, desde el otro lugar, aunque nunca imaginé volver aquí, ni idea

Estoy desnuda en un parque, ayúdenme - les susurraba

- Julia - gritaron ambos a unísono

- ¡Ayudenme!, no traigo ropa, necesito que busquen algo para taparme

- Descuida tengo algo de la clase de Deporte - me dieron la ropa y me tapé tan rápido como pude, ese chico estaba mirándome, no sabía quién era

- Julia, estás - dudó ese... personaje indefinido

- Mmm... estoy viva ¿Cómo te llamas? - cuestioné serpenteando el asunto

- Edward, ¿no me recuerdas?

- Para nada - expresé con mi ceño fruncido

El me miraba raro, extrañado mientras que a Luna le veía con unos ojazos negros, solo por unos segundos, me asusté, nunca creí volverla a ver.

- ¿Qué sentiste al morir? - me miró con unos ojos dolidos

- La muerte es lo que sigue - mis ojos se liquidaron de dolor - primero sentí un frío seco, después había un camino, hacia adelante o hacia atrás -me miraban ceñudos - nunca caminé, ni a derecho o a izquierda, entonces esperé.

Ahí estaba yo, en el camino, en el suelo, sin ropa. Enterré mi alegría y caí en un sueño profundo, muy profundo hasta aquí.

Ambos estaban observando mis ojos, siempre fueron de un color grisáceo verdoso, pero ellos estaban asustados.

Saben, no me suicidé - afirmé - dos personas me mata...

Recordé quienes me mataron, donde pertenecía, El Sacramento, aquello que juré eternidad, morí por salvar a Luna, algo oscuro salió de mi y mi cerebro dejó de ayudarme a hablar, no encuentré el momento de deshacerme de...

~~Alter omega~~

deshacerme de ellos, tenía un don, la inmortalidad, era exclusivo mi don, todos en el Sacramento lloraban mi alma, en frente mío estaban aquellos dos, Edward y "ella".

El amor de mi vida, ahí otra vez.

Me lancé a besarlo, intenté contacto con el pero no fue como pensé, era distinto, estaba raro, me separó al instante y me asombró, ¿no sería el mismo?

- Aléjate de él Julia Bismarck, solo hazlo y déjale en paz - amenazó la niña inocente

Me lancé hacía ella para acabarla, tanto tiempo sin derramar una gota de sangre me hacía sentirme estresada, sus ojos se tornaron oscuros, era ella.

La elegida, era ella, nunca pensé verle, sería los más sencillo para vengarme del Sacramento, aquellos que me mataron, ese chico de negro completo principalmente, lo ansiaba, la abundancia de ira corría por mis arterias, la maldad se apoderó de mi e intenté degollarla pero mis dones se había ido, a mi lado vi a alguien raro, oscuro y distinto, creí por un instante que fue mi asesino, era idéntico a él.

Solté a la chica mientras observé a...

- Llámame Samuel - añadió con una voz varonil y desahuciada - necesito tu ayuda, se quien te mató y también busco venganza

Creí que me mentía pero a favor de la decadencia del Sacramento haría lo que sea, borraron mis recuerdos para que descansase en paz, y aún así no dejaron que fuera libre.

Deberíamos ir a un lugar privado o quizás ocultarnos en la capa del Sacramento, soy un intruso y espero hacer que ese lugar de se destruya

Sonreí picaramente aunque al escuchar el comentario y fuimos al banco del parque, dejé escapar a la chica mientras ambos corrían lejos, entendí que este "Samuel" ayudaría más que unos simples ojos.

Necesitamos acceder a el - resopló - es la única vía

- Samuel, no tiene caso, hay que aniquilar sacramentado por sacramentado, hay que hacer sufrir más de lo que nos obligaron a hacer - agregué - no hay otra forma

- Si la hay - era tan arrogante que comencé a sentir rabia por el - ¿Cuáles eran tus dones?

- Inmortalidad

- Perfecto, niña mentirosa, cuando decidas destruirles me puedes avisar y juntos volamos hacia el sol hasta broncearnos - lo tenía puesto en mi lista de asesinatos pendientes, lo único que veía bien de el era el deseo de destruir el Sacramento, a los asesinos de mi madre, a los asesinos míos, a los que portan el negro, al anciano, al menor sacramentado e incluso a los que no tienen dones, esa era mi única pasión ahora, Acabarlos a todos

- Será mejor ir a un lugar más privado, ustedes se esconden con gran facilidad y no creo tener mi visión superior, ¿A dónde vamos?

- Será mejor no ir, no tenemos dinero, ni parecemos personas normales, es mejor...

- ¡Qué vayamos a un maldito hotel! - interrumpí sintiéndome grosera

- Como decidas, iremos a asesinar a un multimillonario y le robaremos todo el dinero

- Tu no te metas en mis planes - solté irónicamente

- A ti nadie te dió permisos de tutearme, vuelve con los difuntos y sigue el camino del que hablabas - en fin, odiaba a este hombre pequeño, no había manera de querer pasar un minuto a su lado, no sonreía, no sentía, era distinto a todo

- Tengo algo de dinero, vayamos al más barato y cercano, necesito hablar contigo,

- ¡Julia Bismarck! - exclamó con esa fuerte voz que me causó un gran temor - lo que me digas, hazlo ahora, tengo más dones de los que crees, puedo hacer cosas con la mente, leerlas, destruirlas, hacerlas rugir de llanto y esquilar sus memorias, yo te maté y deseo acabar con aquello que un día comencé, no juegues con el maestro tuyo, acabas de caer en un pozo bien hondo donde la unica salida soy yo, tu asesino, quién te quitó la vida y quien lo hará nuevamente sino me obedeces, realmente quiero destruir esa asociación, pero primero tengo que arreglar nuestro gran error, fue mío pero por ende tu estas implicada, eres nuestro fallo y he decidido cumplir con algo que no es mío, ahora eres mi rehén y nunca, pero nunca vuelvas a subestimarme



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En el texto hay: misterio y ficcion

Editado: 04.02.2021

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