El sacrificio de Rosalie

París

*Narra Rosalie:

-¿Pasaporte?.

-Si amor, llevo todo. - Rodé mis ojos.

-¿Llevas tu teléfono, verdad?.

-Emmett, ¡voy a estar bien!.

-Lo se Rose, pero es que no me gusta que te vayas sola. ¿Por qué no vas con Alice?.

-Alice tiene un evento ésta semana. Lo ha esperado todo el año y lo sabes.

-¿Y Esme?. ¿Y Bella?. ¿Y si voy yo?.

-Emmett, es UNA semana… . Voy a buscar esos vestidos para Nessie y volveré antes del atardecer del próximo domingo.

Cerré mi bolso con los papeles importantes. La ropa me la compraría en Paris. Me iba por una semana sola. Emmett insistía en acompañarme pero ya lo había hecho antes y se aburrió, haciendo que volviéramos antes de lo pensado.

-Te amo, ¿si?. - Lo besé en los labios de forma rápida. El avión salía en dos horas.

-Yo más. - Dijo resignado.

-¡Y no hagas travesuras!. - Bajé las escaleras corriendo, dejando a un desconsolado Emmett.

El viaje a Paris no fue tan tormentoso como lo había pensado. Por lo general los vuelos me aburrían, más si iba sola como ahora.

Por supuesto que tomé la suite principal del hotel en Paris, el cual tenía una vista maravillosa, directa a la torre Eiffel. Esa misma tarde me dediqué a visitar las tiendas en las que iba a comprar el vestido de Renesmee. El día era nublado, perfecto para alguien como yo. Recordé mi última luna de miel con Emmett, la cual estaba alejada del centro, pero definitivamente la próxima tendría que ser en el mismo Paris. La ciudad estaba cada día más hermosa… .

Después de un largo día de compras, llegué a mi suite y revisé mi celular. Tenía exactamente 28 llamadas perdidas de Emmett.

Decidí terminar con su tortura, aunque era estúpido, ya que gracias a Alice todo el mundo sabría que yo estaba bien.

-¡AMOR!. - Me gritó un Emmett desesperado.

-Emmett, estoy bien. Por favor no seas ridículo.

-¡Rosalie!. No contestabas mis llamadas… . Estuve a punto de tomar un vuelo a Paris. - Parecía darme un sermón.

-¡Rose, le dije unas cien veces que estabas bien!. - Dijo Alice desde otro teléfono de la casa.

-¡SUELTA EL TELÉFONO, PEQUEÑO DIABLILLO!. - Dijo un furioso Emmett. - Amor, ¿estás bien?.

-E-s-t-o-y B-i-e-n. - Dije como si le hablara a un niño pequeño… . Bueno, eso era a veces.

-Bueno, bueno amor, sólo prométeme que llevarás tu celular a todas partes. Y cuando digo a todas partes es. "A TODAS PARTES".

Recalcó la última frase como si fuese un deber que yo debía cumplir.

-Ok Ok. - Le seguí el juego. - Te amo.

-Yo más. - Y ambos colgamos el teléfono.

Definitivamente no iba a quedarme en el hotel esa noche. Llevaría el celular, pero no contestaría sus llamadas cada diez minutos. Tenía ésta semana para mi sola y quería disfrutarla… .

Tomé mi abrigo que compré esa tarde y mi cartera. Iba a salir de prisa pero un conocido olor llamó mi atención. Había un vampiro.

Abrí la puerta y lo vi, tan elegante como es él y tan temeroso a la vez… .




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