El sacrificio de Rosalie

El engaño

*Narra Rosalie:

Ocho años. Ocho malditos años trabajando para Aro y su guardia. Él a diario me traía joyas y vestidos hermosos, según él para "cambiar esa carita de tristeza". No tenía idea... ni se imaginaba que la tristeza era un sentimiento alegre en comparación con lo que sentía.

Estaba más muerta que nunca. Mis piernas caminaban por obligación. Hace ocho años que no sonreía y a pesar de no haber mejorado la "pesca" de Heidi, Aro no me dejaba partir. Estaba obsesionado con mi belleza más que cualquier otra cosa. Su esposa Sulpicia ya no desconfiaba de mi, incluso la escuché una vez pidiendole a Aro que me dejara ir… .

**Flashback:**

-Aro, sabes que podemos contactar a Heidi en cualquier momento, o incluso transformar a esa chica humana Gianna… . Pero no es sano tenerla así. Parece un muerto en vida.

-Se le pasará querida Sulpicia, y verás lo productivo que será tenerla. Por ahora hace un buen trabajo, no la juzgues.

-Lo hace como una máquina. Inercia. ¡Ella no es feliz en Volterra!. ¡Déjala ir!.

-Hemos hecho un trato, que no estoy dispuesto a quebrantar.

**Fin del Flashback.**

Yo era fuerte, eso siempre lo tenía presente. Podía traerle toda la "comida" que Aro quisiera y seguir con mi trabajo. No los había olvidado, en especial a… , él. Seguía amándolo con cada centímetro de mi cuerpo. Seguía soñando con el dia en que volvería a Forks, en donde los dejé… , abrazaría a Nessie y jugaría con ella. Iría de compras con Alice y Esme. Incluso me alegraría ver al chucho. Daría lo que fuera por un minuto de esa felicidad que se me arrebató… .

-Buenos días "mi lady". -Félix se asomó en la puerta de mi habitación.

Yo estaba sentada en una mecedora, balanceándome mientras observaba la pared. En realidad solo veía mis recuerdos… .

-Hola.. -Le saludé fríamente.

Desde que puse un pie en el castillo Volturi, Félix ha intentado tener un cruce de más de dos palabras conmigo, pero siempre se lo negué. Aro especificó que solo debía cumplir con la "pesca" semanal, no formar amistades.

-¿Cómo estás?.

-Suspiré resignada. Nunca respondía a esa pregunta y era ahí donde terminaba la conversación. Pero ésta vez fue distinto.

-Es un perfecto día nublado para salir. -Entró en mi habitación sin ser invitado. Lo miré extrañada, sintiendo como si invadiesen mi territorio. -Deberías salir… . No solo para buscar la cena, si no, como una… , cita. Conmigo.

-Cita. La palabra se hizo eco en mi cabeza.

**Flashback:**

-Pero Emmett, si no es una cita, pero vamos a salir a bailar… . ¿Entonces qué es?.

-Bueno bueno, tu ganas. Es una cita… . Tanta cursileria amor.

-Me encanta cuando te pones así. -Lo besé en la boca. -Admítelo Cullen, tendremos una cita, como humanos.

-Lo que hago por tí. -Rodó sus ojos y me devolvió el beso con ternura.

**Fin del flashback.**

Miré a Félix y abrí mis ojos como plato, mostrando una emoción después de ocho años. No me había fijado en la contextura de él. Era tan parecido a… .

-¿Qué dijiste?. -Le exigí.

Él se cruzó de brazos, haciéndo que los músculos se le marcaran por sobre la camisa gris que traía. Igual como pasaba con Emmett.

-Una cita… , sería ideal tener una cita en un día como éste. Al menos para los vampiros… , como nosotros. -Remarcó la última palabra.

No se si habrá sido el recuerdo repentino de Emmett al oír la palabra "cita" o que después de ocho años me di cuenta del parecido físico de ambos, pero acepté.

En la plaza de Volterra… .

-Ves, la noche está perfecta… . Deberías salir más a menudo.

-Ahh, si. -En realidad no le prestaba atención. Me estaba preguntando porqué había aceptado salir con él. Evidentemente él no era Emmett, pero si se parecía mucho; excepto por los ojos. El tono escarlata de Félix me daba escalofríos.

Nos sentamos en la pileta frente a la torre del reloj, e intenté imaginarme a Bella hace ya años atrás, salvando a mi hermano… . Quité ese pensamiento de mi mente rápidamente porque había sido por mi culpa que se había llegado a esa situación… .

-Háblame de algo. -Le pedí o casi le exigí al ver que esos pensamientos me atormentaban.

Félix dejó de jugar con el agua de la pileta y me miró con un poco de confusión en los ojos rojos.

-Bueno, me pregunto… . -Dudó un momento. -¿Por qué aún sales a cazar animales y no te quedas a la cena con nosotros?. -Félix tomó mi mano y la besó, sin dejar de mirarme. -Una mujer tan hermosa como tú no debería pelear con esas bestias. Aunque debo decir que el dorado de tus ojos es… , ¡fascinante!.

-Saqué mi mano de la suya y fruncí mi ceño. ¡Cómo fui tan tonta!. Él, aunque fuera el mismísimo clon de Emmett, nunca sería igual a él. Me paré y caminé en dirección al castillo pero su mano alcanzó mi codo, deteniéndome.

Félix me enfrentó cara a cara pero algo detrás de mi hizo que desviara su mirada. Me iba a voltear pero él fue más rápido.

Me besó.

Me tomó desprevenida por supuesto, quizás por eso me quedé ahí sin hacer nada. Sentí rechazo o más bien mis labios lo sintieron al concluir que no era Emmett. Él único que era dueño de mis labios.

Empujé a Félix con mis dos manos y salí corriendo hacia el castillo… . Había dejado que mi estado de hipnósis propia se rompiera por un desliz, un momento de imaginación libre. Félix no era Emmett; no le llegaba ni a los talones.

Emmett; Mi Emmett. Cómo la extrañaba… .

*Narra Emmett:

El avión a Florencia se hizo eterno, pero mi idea de cruzar el atlántico a nado era aún más lento que el mismo avión. Había cortado comunicación con mi familia; solo me importaba traerla de vuelta. Lancé mi celular en el aeropuerto antes de viajar y ya tenía casi cien llamadas perdidas de Esme. Le envié un mensaje de texto antes de irme: «Estaré bien. La traeré de vuelta y por favor no me sigan. Emmett».

Con eso ella quedaría tranquila al menos.




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