El sátiro en su engaño : El príncipe y el sátiro

Un demonio que roba

" 'Llevarse algo que no te pertenece sin permiso' eso es robar. La humanidad robo a Dios la creación porque ¿Quién podrá afirmar que tiene un documento firmado por él que lo autorice siquiera a existir?. La humanidad se roba la vida, se roba el amor, y se roba todo lo que tiene. La humanidad roba por su necesidad al Supremo Creador. ¿Cuando pondrás fin a todo este crimen Señor de Señores?". Este texto aparecía en uno de los muchos textos que leía el príncipe demonio.

Gente que roba por necesidad, ¡Ja! . Aquel demonio lo hacía porque era su deber. Todo lo que requería para su supervivencia lo tenia en el castillo, jamas pasaba hambre, nunca sufría por algo que no fuese su propia existencia de demonio. ¿Lo hacia por ambición? la verdad no, aunque tenia muchos grandes planes para torturar a la humanidad, no los había concretado lo suficiente como para requerir de más cosas. El simplemente robaba para hacer sufrir a los demás.

Llevarse algunas frutas, alguna herramienta y otras pequeñas pertenecías a los habitantes de Anej Nerb no le era difícil, después de todo ellos eran súbditos suyos. Si lo llegaban a atrapar robando algo, probablemente lo dispensaría el hecho de que era hijo del rey. Aun así, si quería convertirse en un buen demonio debía saber robar sin que lo detectasen, debía hacer desaparecer las cosas haciendo parecer que a su dueño se le "perdió" su pertenencia.

No era digno robar a quien todo lo tenia, si a este se le perdía algo ¿Qué mas da?. Lo bueno era robarle a alguien que no tuviera mucho, así se era más malo. Mejor aún si se arrebataba algo que fuera importante para esa persona, algo que en caso de no estar presente causará una total desesperación y dolor. Si se hacia correctamente, he incluso se lograba que la persona creyera que perdió su pertenencia ella misma, podía ocasionar que se sintiera culpable de su propia desgracia. ¡Oh!, sentirse desamparado y culpable, nada más delicioso de ver para un demonio que esto.

Tres pequeños niños jugaban a cierta distancia unos de otros, eran tres hermanos: dos hermanos y una hermana. Aquel escurridizo ladrón robo una bonita piedrita que estaba observando la pequeña niña que se veía era la hermana menor de los tres. Todo esto para después retroceder y así no ser visto.
 
Quién este libre de pecado que lance la primera piedra ... y quién no también, así morirán los dos ¡Jajajaja!. En esto pensaba aquel demonio mientras lanzaba una bonita piedrita a la cabeza de uno de los dos hermano varones. Un golpe en el lugar correcto y con la suficiente fuerza pudo haber matado al niño. Pero esta posible consecuencia no la contemplo el demonio, pues el solo quería hacer mal y ver que ocurriría. La piedra para suerte de aquel infante no dio un golpe que causará un daño serio en su cráneo, aun así está piedra de vuelo malintencionado le causo un fuerte dolor por el impacto.

Al no ver al demonio, aquel niño consumido por la ira y el deseo de venganza arremetió contra su hermano de la misma manera. Otra vez por gracia y fuerza de Dios, (y por la debilidad y poca puntería del brazo del niño que lanzo la piedra) no ocurrió daño permanente en el niño que recibió el impacto, pero gemelos al fin, la reacción del segundo no se hizo esperar y este segundo actuó como el primero.

Poco tiempo después la madre de aquellos pequeños, encontró a dos de ellos peleándose a pedradas mientras la hermanita lloraba por haber perdido su juguete. Está los reprendió causando a los tres un dolor de cura que para todo pequeño puede ser peor que el dolor de la enfermedad mientras esta pensaba con resignación "¡Que hijos tan malcriados tengo!".

El demonio reía por este evento. Después de unos meses lo recordó reflexionando, pensando en lo tonto e incapaz que había sido, si lo hubiera matado quizá la madre se hubiera enemistado eternamente con el hijo que hubiese quedado vivo y así tendría el demonio otro logro del cual vanagloriarse. Aunque pensándolo mejor... quizá esto hubiera provocado una exposición temprana de sus designios, lo que habría afectado considerablemente maldades futuras. Porque si bien era el hijo del rey, un comportamiento poco planificado e impulsivo podría ocasionar que a él tuviera que darsele demasiada protección para su seguridad lo cual causaría una disminución considerable de su libertad de acción. Cuando diera muerte a alguien era mejor tener otra posición, siendo rey muy posiblemente podría llevar un plan más elaborado y certero de matanza. La suerte le sonreía de nuevo a este diablo enfocado en causar daño y sufrimiento a toda persona en este mundo.

Todo esto pasaba por su cabeza mientras comía una fruta (también robada) que le agradaba mucho. Este pequeño robo no tenía mucha gracia puesto que a quienes se las quitaba tenían muchas, pero a él en serio que le agradaban las frutas, en especial si eran pequeñas, porque le recordaban a aquella piedra que le otorgo con su fortuna la victoria sobre esos cuatro desgraciados. Después el habito de robar fruta se hizo costumbre en él, y como nunca lo atrapaban nunca tenía razón para dejar de hacerlo; llego el momento que ya hacía esto maquinalmente.




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