El Sauce De Adelaine

CAPÍTULO II

PARTE VII

 

Aquella tarde pronto se transformó en una lluvia recia, que pinto el cielo de gris y de relámpagos esporádicos dejando un paisaje desabrido y frió, un frió que embarco la mansión Bélanger, excepto aquella habitación de puertas blancas y  ventanales grandes. En donde el calor era emanado de aquellas almas inocentes y puras. En donde el silencio reinaba y la calma llenaba. Aquella tarde ambos se refugiaron el uno con el otro, ambos apaciguaron sus corazones desenfrenados.

 

El cantar de las aves, el sol acompañando las montañas pintando el cielo de un violeta y desapareciendo las estrellas a su paso dejando únicamente una luna tenue. Así era como se dejaba admirar ante los ojos de Jacob la llegada de aquella mañana en donde se encontraba solo en compañía de la melodiosa naturaleza, que le brinda la vista perfecta, y una calma absoluta. Un estallido inundo los tímpanos del joven muchacho que admiraba en absoluta calma el bosque verde y húmedo, a su lado derecho un arma reposaba en su pierna, la cual sostenía únicamente con la punta de sus dedos, con habilidad y mucha recates tomo el arma en sus manos y se dirigió en dirección contraria hacia donde observaba, dejando atrás el hermoso paisaje de montañas que prometían un día caluroso, con pasos lentos y calmados llego hasta el grupo de hombres que se encontraban a una distancia moderada, el olor a tabaco era llevado hasta sus fosas nasales gracias al viento frió de aquella mañana, los hombres reían con total soltura y sin miramiento alguno, después de todo el día de caza había sido un total éxito, y pronto todos disfrutarían de un delicioso banquete de carne de venado, que sería preparado por la servidumbre y degustado por los triunfadores en compañía de un buen vino. Su padre al percatarse de la presencia de su primogénito lo llamo con total alegría incitándole a que se acercara a él, Jacob con semblante serio se acercó al grupo de hombres que festejaban con bullicio su triunfo, y con toda calma llego hasta su padre quien palmeo su espalda a modo  de cariño, Jacob observo a su padre detenidamente y noto las pocas arrugas que sobresalían de él, que eran prácticamente nulas e inexistentes. 

 

*********************

Sí les ha gustado no olviden votar para más capitulos.



#33275 en Novela romántica
#21248 en Otros
#1548 en Novela histórica

En el texto hay: primeramor, sufrimiento y lucha, epoca

Editado: 20.08.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.