El Sauce De Adelaine

CAPÍTULO V

Parte I

 

El dulce aroma de las flore y tulipanes hacían que pareciera ser el paraíso mismo aquel lugar, a pesar de estar repleto de personas, para Nathalia eso era lo más irrelevante, al ser la mayor de los Bélanger ella siempre guardaba aquel pequeño secreto; su pasión por las flores, le encantaban tanto, que las contemplaba con tanto fervor, su aroma tan exquisito, su padre decía siempre que dejara el romanticismo, eso no le serviría de mucho en la vida, Jacques, su padre, no le permitía ciertos gusto, ni mucho menos libertades tan comunes de una señorita de su edad, tanto así que en algunas ocasiones le era forzoso tener que cumplir la estrictas reglas de su progenitor, las cosas parecían siempre ser demasiado limitadas ante los ojos de Nathalia. Después de todo al ser la mayor su deber era ser ejemplo de los que la presidian, y no siempre era una tarea fácil de llevar. Se encontraba tan ensimismada ante el encanto y el esplendoroso aroma de aquellas flores que se encontraban regadas en todos los comercios que no se percató de que alguien estaba pasando al lado suyo con una carga de verduras y al voltearse en otra dirección choco haciendo que las verduras volaran por los aires y el vendedor cayera sentado en la acera al igual que ella, la verdura cayo desparramada por todo el lugar y Nathalia apenada se quedó observando la escena y como muchas personas la observaban, la vergüenza se apodero de ella y deseo salir huyendo de aquel lugar, el hombre fastidiado observaba como toda su venta estaba regada por el lugar, se levantó con dificultad debido a su mórbido cuerpo y empezó a recriminarle a la joven sin cuidado alguno ofendiendo la al llamarla tonta e insensata, ella presa de la vergüenza ante todas aquellas miradas fisgonas que la observaban, no supo cómo responder al hombre enfurecido, él al notarlo la tomo del brazo de forma arrebata y brusca levantándola del suelo, Nathalia ante aquel gesto reacciono de su letargo y el miedo se difundió en su ser, su padre la mataría si se enteraba de aquella escena.

-Señor yo...-dijo con una mueca de  dolor ante el fuerte agarre que ejercía en su brazo aquel hombre.

-Y ahora muchachita es mejor que pagues todo esto-le dijo con semblante amenazado.

¿Pagar? ¿Con que dinero? Pensó, si era verdad que su familia era acaudala, una de las más ricas del pueblo, pero ella no poseía ninguna riqueza, su familia tenía los medios, a ella no le pertenecía absolutamente nada, ni un solo mísero centavo, claro, gozaba de las comodidades que le otorgaba su puesto en la familia, pero quedaban a eso, simples comodidades, ella no disponía nada más que lo que tenía puesto aquella mañana, un fino vestido de corte imperial, con finos hilos de algodón, regalo de su tía Teresa, y nada más. 

-Lamento informarle que no tengo el capital necesario para recompensar su producto, y ante ello le ofrezco mis más sinceras disculpas. Pero no tengo con que pagarle-difirió Nathalia con gesto apenado.

El hombre no muy conforme con su respuesta la observo con gesto critico de pies a cabeza y se resolvió con una sonrisa arrogante, ante aquella actitud, Nathalia se sintió aún más atemorizada, ¿Que pretendía aquel hombre?

-Bueno, veo que llevas un bonito vestido. A lo mejor eso puede llegar a pagar los daños, y claro mucho más puedas resolver otras necesidades-dijo con una risa asquerosa.

Nathalia al comprender sus intenciones empezó a forcejear con aquel hombre que no la soltaba.

-¡Suélteme cerdo asqueroso!- exclamo tratando de salir de la garras de aquel viejo irrespetuoso.

Las personas admiraban la escena perplejos pero nadie abogaba por la pobre muchacha que se veía en una situación comprometedora, el hombre la tomo aún más fuerte del brazo y tiro de ella en dirección opuesta a la salida, Nathalia presa de la desesperación pedía que la soltara o que alguien la auxiliara.

-Creo que la damisela le ha pedido que la suelte-difirió una voz ronca masculina que había detenido el paso de aquel aborrecible hombre.

Nathalia trataba de zafarse con la poca fuerza que tenía pero al escuchar aquel enfrentamiento se detuvo y trato de observar quien era su salvador, mas le fue imposible, aquel viejo le tapaba la vista con su regordete cuerpo.

-Creo que eso no te incumbe. ¡Quítate de mi camino! - declaro con tono molesto.

El hombre trato de avanzar, mas le fue impedido por aquel desconocido, Nathalia sentía el corazón salirse de su lugar, observaba nerviosa a todas partes, si su padre la encontraba en tal escena la desheredaría y la mandaría a vivir bajo un puente, el miedo se iba apoderando de ella.

-No se lo volveré a pedir otra vez.-atajo el hombre desconocido, atrayendo así de nuevo la atención de Nathalia.

Todo sucedió demasiado rápido ante sus ojos, el hombre de repente se encontraba tirado en el suelo, ella y todos los presentes admiraron la escena perplejos, sus ojos rápidamente reparón en los del autor de aquel cometido, sus ojos castaños chocaron con aquellos hermosos ojos verdes que contrastaban con las hermosas facciones de aquel hombre de rasgos toscos y piel apiñonada, la barba y sus cejas espesas le daban un toque más des prolijo a su imponente presencia, el aire se le escapó de sus labios que quedaron entre abiertos y la mente le quedo en blanco por completo.

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Oh ¿Pero quién es ese extraño caballero de armadura plateada?

Algo me dice que esto es el eslavon perdido.



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En el texto hay: primeramor, sufrimiento y lucha, epoca

Editado: 20.08.2023

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