Sentiments mitigés au bord de la glace et du solei
-¿Nunca has pensado en el... matrimonio? - cuestionó vacilando Robert.
La mirada de Jacob permanecía fija y concentrada en el aro al cuál apuntaba su flecha dirigida y retenida por el arco que sostenía.
Su respiración apacible y casi imperceptible mantenía sobria su postura recta y atlética. Su mentón alto, su nariz curva, su brazo quieto y flexionado esperando el momento... correcto.
No había más en su mente, solo el aro, la flecha y él en un mismo eje, junto a la brisa suave del campo.
Y claro, el lejano murmullo de Robert, su quisquilloso y presumido primo, hijo de su tía Nathalia. Quién siempre lo invitaba a practicar arquería por el gusto pretencioso de emular aprecio y gusto por tal disciplina, evidentemente, sin tomarse en serio dicho acto, del cual pregonaba maravillas en su dominio. En todo el tiempo, en los últimos tres años, desde que empezaron hasta entonces, él seguía cómo en el principio, sin haber aprendido nada, ni siquiera a tomar el arco.
Solo se paraba airoso con el arco en mano y practicaba ocioso y supuestamente habilidoso, para después observarlo y comenzar la charlatanería vana habitual.
- No piensas en...el amor.- mencionó reflexivo.
Perfecto. Inspiró hondo y un segundo después exhaló dejando que sus pulmones soltarán el oxígeno y que sus músculos contraídos se relajaran y en ése acto final, natural, su brazo se dejó llevar uno con el impulso sencillo de relajarse y dejarse ir. La flecha viajó recta al centro del aro en un tiro limpio y perfecto.
Serio observando la flecha clavada en el centro del aro, estiró su brazo en un acto simple de ejercicio para descompensar la tensión en esa área. Displicente de la charla y presencia de su primo.
- ¿Qué piensas? - cuestionó Robert.
Sin verle en ningún momento y en tono indiferente respondió.
-¿Pensar o sentir? -
- Ambas, no importa, son similares.- respondió circunspecto Robert.
- Ninguna, ni la una de la otra. Se piensa del día que es bello o sencillo, y se siente del arrebol la beldad que desprende del virgen cielo.- confesó en tono indiferente pero con tal ímpetu.
La sutilidad al elegir tales palabras para describir un sentimiento que a un pensar precoz e inexperto ajeno de sentir o idealizar de ambos jóvenes describía la idea profunda del concepto. Distante parecía la verdad hacia aquella emoción que lejana ante los ojos de su primo yacía muerta e inexistente. Ambos permanecieron en el vilo del silencio contemplando el horizonte.
-Si he de amar alguna vez, esa será mi perdición.- confeso Robert con resignación.
Perdida la vista de ambos muchachos en el horizonte contemplando el esplendoroso arrebol , mantuvieron entonces un largo y profundo silencio que fue interrumpido ante el cuestionar precipitado del más joven, Robert:
- ¿Y sí alguna vez has de llegar a amar? ¿Sí alguna vez tú caviloso y hosco corazón llegara a caer en el amor acuciante? - cuestionó.
Sin meditarlo por mucho Jacob frunció levemente el gesto y endureció las facciones levemente antes de expresarse con tal desidia.
- El sentimiento al cual se sujeta dicha palabra en vez de nombrarse por ''amor'' erróneamente, debió acudírsele el sinónimo de ''entelequia'' para describir con total sinceridad la idealización del hombre al olvidar su pensar y dejarse llevar por su sentir.- expresó con tal abulia.
Robert lo observó en completo silencio. Ninguno menciono más por sobre el tema y pronto Jacob se marcha.