— No creo que esto haya terminado — dijo Amelia, con un gesto de preocupación, mientras observaba a los policías registrar el sótano. Habían logrado derribar a Lord Blackwood, pero la historia de Blackwood Manor parecía tener un sin fin de capas.
— Yo tampoco — respondió Ethan, con un tono de acuerdo, apoyándose en la barandilla de la escalera. La emoción de la victoria se había disipado un poco, dando paso a una sensación de incertidumbre. — Pero tenemos que ser fuertes. Tenemos que enfrentar el futuro con valor.
Ethan y Amelia se miraron, una nueva comprensión brillando en sus ojos. No solo se habían enfrentado a Lord Blackwood y a sus secretos, sino que habían descubierto una conexión más profunda entre ellos. Habían compartido la aventura, el miedo, y la determinación.
— Amelia, — comenzó Ethan, con una sonrisa tímida, — me gustaría que...
En ese momento, un grito resonó desde el sótano. Un grito de horror que hizo que la sangre se les helara.
— ¿Qué ha pasado? — preguntó Amelia, con la voz temblorosa.
Ethan y Amelia corrieron hacia el sótano. Los policías se habían agrupado en la entrada, con caras de asombro.
— ¿Qué ha pasado? — preguntó Ethan, con un tono urgente.
— Hemos encontrado algo terrible. — respondió el oficial Williams, con una voz grave. — No sé si están preparados para ver esto.
Amelia y Ethan se miraron con miedo. Sabían que algo malo había pasado.
El oficial Williams se apartó para dejarlos pasar. Amelia y Ethan bajaron las escaleras del sótano. La oscuridad era densa y la humedad fría les envolvía como un fantasma.
Al fondo del sótano, se veía un pequeño cuarto con una mesa y unas pocas sillas. En el centro del cuarto, había un círculo dibujado en el suelo, con símbolos extraños y letras en un idioma que no reconocían. Y dentro del círculo, yacía el cuerpo de Thomas Thorne, con la cara desfigurada por el horror.
— ¡Oh, Dios! — exclamó Amelia, con un grito de horror. — Esto es horrible.
Ethan se acercó al cuerpo de Thomas Thorne.
— No es un accidente. — dijo Ethan, con un tono firme. — Alguien lo ha matado.
Amelia observó el círculo en el suelo. Los símbolos le parecían familiares, como si los hubiera visto en algún lugar.
— ¿Qué es eso? — preguntó Amelia, con un gesto de confusión.
— No lo sé. — respondió Ethan, con un tono de duda. — Pero no me gusta nada.
En ese momento, se oyó un ruido débil desde el fondo del sótano. Un susurro que parecía venir de la oscuridad.
Editado: 01.09.2024