El Secreto de la Reina

Capítulo Uno; Una mañana habitual.

Me acerco sigilosamente a la biblioteca aprovechando que hay una fiesta celebrando una nueva alianza con un reino vecino, ya dentro de esta verifico si no hay alguien más, al confirmar esto corro hasta esa gran puerta roja la cual he deseado abrir desde que supe de su existencia, revisando una vez más que nadie me esté viendo tomo la perilla entre mis manos con la intención de finalmente abrir la puerta, pero antes de hacerlo escuchó tres fuertes golpes desde el otro lado.

― Alteza, es hora de levantarse. ―

― Mmm... ― Doy vueltas en mi cama hasta finalmente encontrar la posición perfecta para volver a dormirme.

― ¿Alteza...? ― La puerta de mi habitación se abre para después cerrarse. ― Se le hará tarde para asistir a sus clases. ―

Me quejo un poco pero finalmente me doy vuelta para quedar boca arriba, dirijo mi mirada a la entrada. ― ¿Por qué rayos estás tratándome de usted? ― Río un poco. ― Deja de llamarte "alteza". ―

Lizbeth corre desde la entrada hasta mi cama, la cual se encuentra en el centro de la habitación, segundos después siento un peso sobre mi.

― Tu abuela estaba en el pasillo. ― Se reí, su respuesta me asombra, a esta hora normalmente mi abuela se encuentra en su habitación tomando su desayuno. ― Tendrá otra reunión con el vizconde de Goldenland, ya sabes que es un tipo insoportable. ― rueda los ojos y yo asiento ante sus palabras. ― Ingrid y yo estábamos en el pasillo cuando la reina apareció, me quería llevar a mi pero corrí a tu habitación con la excusa de que debía despertarte, en mi lugar se ha llevado a Ingrid. ― Al decir esto amabas reímos con fuerza.

― ¡Jajaja!, pobre de Ingrid. ― Me compadezco de su mala suerte. ― Espero que Dios se apiade de ella.

Goldenland es un reino ubicado más allá de la frontera suroeste de Skymoon, por años hemos intentado establecer una alianza con ellos y dejar de lado nuestras diferencias, ya que Skymoon es todo el territorio central de este pequeño continente desconocido para el resto del mundo.

Skymoon sirve como mediador entre todos los reinos del continente perdido, los viajeros y comerciartes pasan a través de nuestras tierras al ser una ruta más corta y segura para cruzar entre reino y reino, sumándole el hecho de que a diferencia de otros reinos, nosotros no cobramos peaje por ir de ciudad a ciudad.

Goldenland es uno de los pocos reinos que se rehúsa a nuestras normas, se creen dueños de todo sin tener nada; lo que es irónico ya que su nombre literalmente significa "tierra dorada", referente al oro que tuvieron hace cientos de años, cuando este se acabo gracias a su avaricia, se dedicaban a robar en las minas de oro de los reinos cercanos al suyo. Hicieron de las suyas hasta que Skymoon interfirió, esa es una de las razones por las que nos niegan la alianza, el desprecio hacia nosotros sigue presente incluso después de haber pasado ya más de un siglo, el rey es un egocéntrico que se niega o hablar cara a cara con los demás reyes, por esa razón manda al vizconde en su representación.

― Bueno, ahora sí es hora de que te levantes. ― Dice levantándose de mi cama, estiro mi mano a ella para me que me de un impulso.

― ¿No sería mejor faltar...? ― Me interrumpe.

― No. Aunque estuviese loca no te dejaría faltar a clases, si eso pasa tu abuela me correría del castillo. ―

― O peor aún, te cortaría la cabeza. ― Le digo en broma pero esta se lo toma en serio, lo noto al ver su cara de horror.

Sin decirle nada más me encamino a mi baño, hago mis necesidades para luego de unos minutos introducirme a la ducha.

Al salir me aplico mis productos para cuidado de la piel y me visto con un vestido de tiras color azul prusia con una franja blanca en el centro, debajo de este una camisa manga larga color blanco, añadiéndole la capa que utilizamos como uniforme, la cual es del mismo color de mi vestido con el logo del instituto adherido a la espalda, cuando finalmente estoy lista agarro mi mochila y salgo de mi recámara.

― ¡Te tardaste horas! ― Se queja
Roi, el hermano menor de Ingrid cuando llego al salón principal. ―

― Tampoco fue tanto. ― Me río. ― ¿Nos vamos? ― Sin esperar contestación alguna me encamino a la entrada, al llegar volteo un poco para confirmar si están todos.

Actualmente soy la mayor de todos ellos, por lo que es mi responsabilidad velar por su seguridad y bienestar. Todos, sin importar nuestra posición social tenemos derecho a una educación digna, así que tanto realeza como los jóvenes del pueblo asistimos a la misma academia.

Caminamos hasta llegar a la entrada del palacio, donde nos espera Brais, el conductor de la carroza, cuando estoy asegura de que los chicos se han subido a esta me despido de ellos y me dispongo a caminar hasta la academia.

Caminar es una de mis actividades favoritas o es un trayecto largo, me arriesgo a decir que me tardaría máximo treinta minutos en llegar si no voy con mucha prisa, Skymoon es el reino más seguro que actualmente podría existir, de no ser así de ninguna manera me permitirían hacer esto, luego de unos minutos finalmente he llegado a la plaza principal del pueblo.

Inmediatamente el olor a pan recién horneado llega a mis fosas nasales, lo que me recuerda que no me ha quedado tiempo de desayunar, me dirijo a la panadería más cercana para comer algo rápido y ligero.




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