El secreto de Lesya

Sexto capitulo

Llegué a casa luego de abandonar el Valhalla disponiéndome a descansar unos minutos mientras esperaba el tiempo de salida de mi hija.

Una ves descansada me dirigí al salón de oración, como estaba vacío llamé a mi padre, me mencionó que ya tenia conocimiento de que lo que había sucedido y que la serpiente había sido una enviada de él para que me cuidara. Le agradecí por lo que había hecho y le mencioné lo que la diosa del cielo y madre de todo me había dicho, me respondió que también le había mencionado a ella que me protegiera y ella había aceptado.

Luego de conversar con mi padre Veles acudí al templo por mi pequeña salía el día de hoy, esperé varios minutos hasta que salió la sacerdotisa superior del templo Nastunye sin que saliera Inha, me acerqué a ella y pregunté por mi hija, por qué no salía, me manifestó que estaba en su habitación y que no quería salir que lo mejor es que yo entrara a hablar con ella.

Cuando entré ella me abrió la puerta y la pude ver, estaba pálida por el sueño que había tenido el mismo era recurrente y empezaba en el momento en que salía del templo veía como me mataban. Por eso ella no quería salir prefería no verme durante unos días a perderme por toda una vida.

Entendí el pensamiento de mi pequeña, la tranquilicé por lo que tuve que pedirle Nastunye que cuidara de ella hasta mi regreso. Con esas palabras mi pequeña se aferró a mí con un fuerte abrazo y lloró hasta que se quedo dormida.

Sali del lugar poniendo un campo protector, caminé hasta el bosque cercano, invoqué mi tiara y lancé una flecha con la indicación que encontrara a Mara donde quiera que este con el mensaje de que en cinco días se encontrarían en el prado de la muerte.

Una vez que fue enviado el mensaje acudí hasta mi casa, en el patio trasero empecé a practicar con la espada y el arco mientras una serpiente me miraba mis movimientos que cada vez eran más rápido, pasaron cuatro días de entrenamiento había ganado habilidad como los Vanir que era de lo que yo carecía, pero en ese momento la había obtenido con la ayuda de la serpiente.

En la noche del cuarto día descansé, por la tarde del quinto día me encontraba mi forma de valquiria en el campo de la muerte frente a mi estaba Mara una mujer anciana con cabellos blancos quien al verme se sonrió con sorna hacia mi persona demostrando el asco y odio que me tenía por ser hija de Veles.

De pronto escuché un grito y empezó la lucha, ella blandía una espada de hielo en cada mano en contra de mi espada de fuego que al chocar salían chispas y un fuerte ruido, de pronto mientras luchaba la apariencia de Mara iba cambiando al de una mujer joven mientras que yo iba perdiendo mi energía ya que ella me la estaba absorbiendo.

En un momento de descuido de Mara quien ya me había cortado en los brazos y piernas en varias ocasiones, mientras que ella no tenía ninguna herida. Tome en mis manos la bolsa que me había dado la madre de todo, de pronto una de las espadas de Mara entro en mi cuerpo entre mis costillas sin perforar mis intestinos, al tenerla cerca fue la única oportunidad que tenía, por lo que, con la espada dentro de mí, abrí la bolsa en dirección de Mara hasta que esta fue totalmente succionada con sus espadas mientras me maldecía por lo que había hecho. 

Caí de rodillas, pero me volví a levantar apoyándome en mi espada, una vez que estuve de pie con una mano me tapé la herida para que no siguiera sangrando mientras llamaba al aire y procedí con la otra mano a lanzar la bolsa al cielo para que el aire hiciera su trabajo. Cayendo desmayada, a mi rescate llegó mi padre y me llevó de vuelta hasta mi casa dejándome a solas con una mujer hermosa, esta era la Diosa Mokosh abuela de Mara. Mokosh me cuidó hasta que desperté al siguiente día, al verla me sorprendí por que conocía quien era ella, ella se sonrió y me agradeció por cuidar de su nieta, me dijo que me quedara tranquila que Marena ni Mara no volverían a molestarme. Cuando mejoré, busqué a mi hija y cumplí mi palabra tanto a ella de cuidarla y darle una vida de paz, como al Dios Veles de servirle hasta el día de mi muerte. Que fue después de que mi hija se casó con un buen hombre, quien la cuidó hasta su último suspiro. Por lo que llegó mi momento de dejar mi parte humana y ser una Valquiria completa.

Fin




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