capitulo 8

Capítulo 8

Me dirijo a mi armario, encuentro una blusa color blanco y un pantalón negro, busco un par de tenis y eso será todo lo que me pondré el día de hoy.

Después de salir de bañarme me peino un poco, me intento hacer una trenza, pero ésta parece nido de pájaro así que mejor solo me hago una coleta.

Las chicas me fueron a recoger a mi casa y ahora ya estamos en el colegio.

—Bueno, a nuestros lugares —dice Valentai y nosotras solo hacemos puchero ya que no queremos separarnos pero nos toca hacerlo.

Me dirijo a mi lugar, veo entrar al salón a Stephen como un autentico zombi viviente, se ve que tiene sueño. Se sienta al lado mío como siempre, y afortunadamente, atrás de él viene el profesor lo que significa que no llegó tarde.

—Bue...nos días —dice bostezando.

—Buenos días —repito sonriendo.

—Oye, ¿qué hiciste siempre con lo de la loca esa? —sé perfectamente que se refiere a la cuestión con Lauren y su golpe en la nariz.

—¡Ah! eso, bueno, por ahora no pasó nada, por primera vez no se fue de chismosa con el director, o eso creo —me encojo de hombros restándole importancia al asunto.

—Tal vez, hoy lo ha.... —antes de que Stephen prosiga alguien toca la puerta y todos voltean a verla como buenos chismosos que son para ver de quién se trata.

El profesor le dice que entre a esa persona cualquiera y puedo ver que es el director...

Ya valió, ahora sí vienen por mí.

—Buenos días —saluda el director cortezmente—, vine a buscar a una alumna específica.

—Por supuesto, ¿de quién se trata? —pregunta el profesor.

—Reese, Reese Collins —sí, definitivamente he valido.

—¿No que no? —me molesta Stephen riendo por lo bajo, le doy un codazo y él solo se queja (como raro).

—Pinche salado, por tu culpa me vinieron a buscar, hablaste del tema y me condenaste —sigue riendo y yo me levanto para ir con el director.

Ya fuera del aula el director da pasos muy largos mientras que los míos son bastante pequeños, tengo que correr prácticamente para poder alcanzarlo y estar a su mismo ritmo. Nos dirigimos a la dirección y puedo ver que Lauren está sentada en una silla cuando entramos.

Al entrar el director cierra la puerta y me indica que tome asiento en la segunda silla.

—Bien, señorita Collins ¿ya sabe por qué está aquí? —Asiento tomando sitio en el lugar propuesto—. Bueno entonces me imagino que también sabe que se le impondrá un castigo.

—Sí, y afronto todo lo que esté dispuesto a hacer, estoy consciente de que lo que hice estuvo mal —la perra de Lauren solo se ríe en voz baja y yo aprieto un poco los puños a mis costados intentando que mi rostro solo refleje mesura.

—Bien, entonces quedará expulsada por una semana —eso me alivia puesto que he escuchado que a otros les dan un mes completo de expulsión incluso; y más si es por peleas dentro del plantel.

Lauren cambia su semblante alegre, se pone de pie bruscamente y reclama:

—Pero director, me agredió, me sacó sangre y todo, enserio me dolió eso —se pone la mano en la nariz y su rostro se encoge por un dolor que realmente no sé si será falso o verdadero.

—Lo sé, pero la señorita Collins es una excelente estudiante, no ha tenido ninguna clase de problema hasta ahora. No puedo darle tantos días de expulsión —sí, al parecer y gracias a las desveladas que me pego estudiando no perderé tanto.

—Pero...

—Pero nada —levanta la mano haciendo un ademan de que no tiene cavida para ningún tipo de negación por parte de “la victima”—, y usted, señorita Collins, una más como ésta y la expulsión se extenderá por muchos más días.

—No se preocupe señor director, no volverá a pasar.

Salimos de la dirección y Lauren parece literalmente una chimenea, incluso le sale humo por la nariz si se mira de cerca...

Voy a mi salón, pido permiso para pasar y mis amigas se me quedan viendo, sé que cuando el profesor se vaya, me van a hacer una autentica entrevista para saber cómo y en qué quedó mi caso.

El profesor deja una tarea que tendrá que ser en parejas de puesto. La clase termina después de unas horas y inmediatamente se me acercan Valentai y Eun.

—¿Por cuantos días? —pregunta Eun mordisqueando un lápiz que no sé de dónde sacó.

—Una semana —digo rodando los ojos.

—Bueno, pudo ser peor —comenta Valentai y yo asiento lentamente.

—¡Ja!, ¿quien diría que Reese sería suspendida alguna vez? Y por pelear —dice Stephen sarcásticamente.

Yo solo le doy una mirada de pocos amigos.

—Bueno, yo las dejo, tengo que hablar con Paul —dice Eun algo apenada—. Las veo al rato.

Valentai entrecierra los ojos y luego asiente diciendo: —Sí, está bien, ya veré qué hago con Reese entonces.

Eun se va así que solo quedamos Valentai, Stephen y yo.

—Reese, tengo pensado ir a la biblioteca para que chequemos otro capítulo del libro que te dije.

Umm, no tengo más planes, así que decido ir con Valentai. Además, me gusta leer, mejor dicho, me encanta.

—Sí claro —digo levantando todas mis cosas y colgándome la maleta en la espalda.

—¡Aja!, ¿¡y yo estoy pintado!? —dice Stephen y Valentai solo me mira tipo “¿Y éste qué?”

—¿Quieres ir a leer con nosotras? —ofrece mi amiga y Stephen solo frunce el ceño.

—Nop —dice levando una ceja.

—Entonces ¿qué quieres? —pregunto cruzando los brazos.

—Tengo otra cosa en mente —dice sonriendo.

—¿Otra cosa?, ¿cómo cuál? —pregunto.

—Necesito entrenar un poco voleibol, pero no tengo con quien hacerlo, así que creo que ustedes me pueden servir de ayuda un rato...

Ah noooooo, claro que no, no soy buena para jugar vóleibol, no lo soy, nunca lo he sido, siempre termino con dolores en mis dedos y antebrazos porque no sé ni cómo agarrar el balón de manera correcta.

—Sí, es buena idea, cuenta conmigo. No es algo que me guste mucho, pero siempre es bueno hacer cosas nuevas —dice Valentai, pero para ella, a diferencia de mí, jugar voleibol será mucho más fácil. Paul le enseñó y es más que obvio que es una experta en el tema.