El secreto de los dioses

Capítulo 8

Cronos parecía completamente perdido y por más que Santiago intentaba llamar su atención no podía, gritaba, lanzaba piedras, pero el titán no prestaba la más mínima atención, Santiago comenzó a idear como sacar lágrimas de Cronos, una idea se le vino a la cabeza, pasar los barrotes que apresaban al titan era fácil, pues su celda era gigantesca, y cada barrote tenía una separación de unos 4 metros.

Santiago entró a la celda del titán para observar como ésta comenzaba a reducirse al tamaño de una persona, Cronos ya no veía la pared y sus proyecciones y su cuerpo se redujo al de una persona promedio, sus brazos estaban encadenados con un metal que Santiago creía era una aleación de los cuatro metales olímpicos, Cronos dejó de ser el titán loco para dar miedo por su porte.

Cronos miraba a Santiago sin decir una sola palabra, sus ojos parecían estudiar su alma intentando buscar algo en ella, Cronos levantó una mano mientras decía.

-El regalo de Nix por favor.

Santiago retrocedió intentado salir de la celda, para solo encontrarse con los barrotes, el titán sonrío mientras le decía.

-No debes asustarte, no puedo lastimar a quien regresará la era dorada.

Santiago comprendió que el titán decía la verdad y habló con él explicando su situación, el titán lo escuchó tranquilo mientras caminaba por su celda de un lado a otro. Cuando Santiago terminó su relato, Cronos se quedó quieto mirando la proyección en la pared, el titán bajo la mirada luego de un rato de ver esas imágenes y le volvió a pedir a Santiago el regalo de Nix.

Cronos veía el pedazo de estrella, mientras sus ojos dorados se iluminaban más y su sonrisa se hacía más amplia, Santiago brincó de susto cuando vio que el pedazo de estrella era absorbido por Cronos, su risa llenó el inframundo y una luz brillante cegó a Santiago.

Santiago podía ver la luna tan brillante y grande como si solo estuviera a unos pasos, el reflejo de ésta en el agua junto al de las estrellas y el movimiento oscilante del mar convertían el paisaje un espectáculo de luces único, Santiago sintió la presencia de Cronos junto a él, miró en su dirección y vio a Cronos viendo en dirección contraria a la luna, al ver donde el titan observaba quedó asombrado aún más, el lugar en el que se encontraba lo había visto antes, era la playa de sus sueños. Podía tocar la arena azul, tan suave como seda, y el olor de la isla era tan dulce que no podía describirse, de entre la vegetación salió la muchacha que Santiago había visto en sueños, quien había tomado gran parte de sus pensamientos. Santiago no pudo evitar perderse en su belleza, y no se dio cuenta cuando Cronos la saludó, pero la chica sonrió despertando a Santiago de su letargo.

La muchacha sonreía a Cronos como una hija sonríe a un padre, pero por la conversación que tenían, Santiago sabía que Cronos y ella solo eran parientes.

-Querida Calipso, esta es tu recompensa por no participar en mi lucha, por quedarte al margen, mi hijo te encarceló injustamente y ahora estoy aquí para decirte que tu encierro está a punto de terminar.

Calipso vio a Cronos aun con esa sonrisa hermosa, y le dijo.

-Es imposible si nadie sabe cómo llegar, soy la única que conoce el camino, y no puedo guiar.

Cronos se quedó callado mientras extendía el pedazo de estrella, lo dejó flotando en el aire por un instante, el pedazo de estrella comenzó a tomar forma humana de una joven, y su brillo fue apagándose, de repente era otra Calipso, Cronos le indicó a Calipso que tocara la copia para que la información y emociones se conectaran y así lo hizo, Santiago no podía creer lo que veía, cerró los ojos mientras se frotaba con las manos y al terminar y volver a abrirlos este se encontraba en la celda otra vez.

Santiago miró a Cronos quien sostenía un pequeño recipiente con un líquido dorado.

-Estas son mis lagrimas querido niño, y ahora te daré mi bendición.

Santiago escuchó como antes en un idioma que no entendía, algo que cronos decía, pero a diferencia de antes pudo sentir dentro de él como algo se llenaba, Cronos se volvió a sentar y ver las proyecciones mientras decía.

-Si encuentras a alguien di que lloré por un instante, y recuerda liberar el pedazo de estrella lejos de este lugar.

Cronos y la celda comenzaron a crecer a cómo eran y Santiago pudo salir de ella, comenzó a caminar para salir del inframundo guiado aún por el mapa de Caronte, cerca ya del salón de los jueces se encontró con la imagen de un fantasma, en el orfanato vivió un gran hombre amable, quien cuidaba de los niños y ahora se encontraba en los campos de Asfódelos, Santiago sintió un dolor en el pecho, era una pena al ver a este hombre en forma de fantasma vagando como si estuviera perdido. Santiago intentó tocarlo sin ningún efecto, más que el de una especie de alarma que provocó su huida apresurada.




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