El secreto de Winesburg.

PRÓLOGO

01 de abril, 1886.

Querido Elijah:

No estoy segura de cómo llamarte, pero has sido la persona que más he amado desde la primera vez que posé mis ojos en tu silueta, ahora me cuesta escribir «querido», para referirme a ti. Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que vi tu rostro; ya no conozco a detalle tus facciones, pero tengo presente la imagen de la cálida sonrisa que me brindabas día tras día. La luminosidad de tus pupilas y el olor de tu piel; cuando hundía mi nariz entre tus cabellos. Tengo presente el cosquilleo que me provocabas. Todo eso se ha ido, estoy consciente que es mi culpa en parte, pero no existió poder alguno que nos mantuviera unidos por más tiempo. Fue lamentable haber caído tan bajo, el que hayas puesto un plan sobre mí, como si fuera yo una especie de arma que usas a diestra y siniestra. Mi corazón se ha oscurecido, mi mente se ha vuelto frágil. Las palpitaciones de mi alma y el desastre mental que sobrellevo, simplemente no compaginan; así viví durante un tiempo hasta caer en cuenta de que no se trataba de ti, era mi sufrimiento quien amenazaba contra mi poca fuerza de voluntad, destrozando toda fibra de lógica en mi psique; ya no te culpo.

Era de esperarse que un hombre: soltero, poseedor de una gran fortuna y belleza inigualable, jamás le brindaría su atención a una persona como yo. Mis inseguridades han salido a flote más que antes, los momentos oscuros que podía manejar, ahora parecen no querer dejarme vivir. Debo enfrentar esta realidad, es la única que tengo. Me tomó algún tiempo aceptarlo, sobre todo porque estaba convencida de que, aun a pesar de mis pocas cualidades, podrías amarme. Nunca entendí qué era lo que buscabas, pero está bien, yo tampoco sé qué fue lo que me condujo a ti en primera instancia. Aquella afirmación ahora me provoca calma, aunque tarde.

Me disculpo con toda diplomacia por el daño irreversible que te ocasioné pero la tierra me arrebató el don después de atentar contra un ser humano, ser bruja no bastó, no puedo revertir la maldición.

Cuando volviste a mí por ayuda, opté por alejarte, no quise verte y mi error en aquel tiempo, fue que no reconocí el desastre potencial que te estaba causando. Aunque, ¿qué esperabas que hiciera?

No quiero darle largas a lo que es irreversible, tú y yo sabemos que estábamos rotos desde el inicio, tratando de unir nuestras piezas, buscando un poco de nosotros en cada beso y caricia. Formulamos un plan, aquel de amarnos y tenernos siempre. Ahora sabemos que fracasó a grandes rasgos.

Estoy en mis últimos días de vida y quiero darte la oportunidad de ser feliz en lo que a ti te queda por este vasto universo; deseo fervientemente, la oportunidad de morir en paz y por ello te escribo esto. Lamento no haber sido el amor de tu vida, tú llegaste a ser el mío.

Aunque esta no es una carta de clemencia, mereces conocer todos mis sentimientos y saber que anhelo tu perdón.

Sé lo mucho que deseas vivir, nunca conocí a nadie tan pasional, ni siquiera yo había deseado permanecer en este mundo tanto tiempo, de alguna forma, siempre he sabido que voy a morir joven. Antes de hacerlo, quisiera revelarte la cura para la maldición, he tratado de ser lo más metódica posible, perdona mi poco conocimiento en cuanto a dar instrucciones, no lo hago seguido, pero tú siempre fuiste la excepción a todas mis reglas.

Primero, necesitas un descendiente con sangre pura y una descendiente mía; ambos tendrán que enamorarse, si alguna vez llegaste a sentir la mitad de lo que yo por ti, sabrás que el amor debe ser puro, por ello, a quienes elijas, deberán vincular sus vidas hasta convertirse en una sola persona. El mismo espíritu en dos cuerpos diferentes. Sé que es imposible justo ahora, no creo que puedas salir en una búsqueda por los bosques y atrapar a aquellos que necesitas, pero hablé con algunas brujas, me confirmaron que existe otra forma, tal vez todo es una falacia, pero guardo la esperanza y espero que tú también puedas hacerlo.

Elijah Kraeplin, busca a Bell, ella te ayudará. Pide también a nuestra madre tierra que te permita llegar al destino del renacimiento. Confía en sus olores, en las tonalidades de sus frondosos árboles. Nuestra tierra, es la única que puede romper tu maldición. Siguiendo el concepto de divinidad.

Quiero lo mejor para ti, lo deseo con el ínfimo suspiro que aún guarda mi cuerpo.

Elijah, no olvides que fuimos uno.

Con amor,

Chacel Bleuber.

Chacel Bleuber     



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En el texto hay: amor, asesinosjuveniles, brujas magia

Editado: 07.12.2018

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