El Segundo Idiota.

Capítulo 26.

5 de Noviembre de 2019.

He decidido que me encanta el cuarto de Bianca.

Para ser especifico, su cama.

Hemos dormido juntos un par de veces, pero siempre en camas amplias donde cada uno duerme en una esquina o como en el hotel, donde ella me abrazó pero porque se lo pedí.

Pero la pequeñez de su cama hace que tengamos que estar pegados y para nada me incomoda.

Había despertado desde hace varios minutos y solo estaba mirándola por la poca luz que se filtraba.

Tenía su cabello rubio revuelto sobre su cara, su respiración era calmada y creo que es la primera vez que dormimos juntos en donde no ha tenido pesadillas. Ese pequeño detalle ha hecho que mi día comience de maravilla.

Pude notar que se estaba despertando así que cerré los ojos para que no me atrapara mirándola con una sonrisa boba.

Sentí como se removia sobre mis brazos y después se levantó, me atreví a mirarla y estaba de espaldas aún con esa blusa de tirantes que me había gustado tanto.

Retiro lo que dije, lo que más me gusta del cuarto de Bianca no es su cama, es ella.

Ella volteó  a verme y yo fingí apenas despertar.

—Iré a cambiarme al cuarto de mamá—dijo tomando su ropa y salió.

Me levanté y me cambié. Salí de su habitación y Bianca estaba limpiando un poco los restos de comida que había al rededor de la casa. Su mamá estaba aún dormida en el sofá justo como la dejamos ayer.

—¿Está bien?—le pregunté.

—Sí, despertará en unas horas. ¿Quieres desayunar?

—Claro.

Entre los dos preparamos un desayuno básico con lo que había que no estuviera echado a perder. Nos sentamos y comimos tranquilamente.

Era raro estar en casa de Bianca, a lo mejor ya no vivía ahí pero me hacía sentir como que al fin me estaba dejando entrar en su vida. Da miedo pero al mismo tiempo me gusta.

Llamaron a la puerta y Bia con duda fue a abrir. Se hizo a un lado y Leo y Ana pasaron.

Oh, no creo que sepa explicar que hago aquí.

No entiendo que podrían hacer aquí. Aunque bueno, Leo es su hermano y ella su mejor amiga... más bien ellos no entenderían que es lo que yo hago aquí.

Pretendí ser un mueble y pasar desapercibido, pero Ana me notó y me estaba mirando con odio, por suerte se enfocó en Bianca después.

—¿Qué hacen aquí?—Bianca preguntó.

—No contestabas mis llamadas, le llamé a Leo y como no estabas con él supuse que estabas aquí y él se ofreció a acompañarme—Ana le explicó.

—Mi celular se descargó.

No miente, por la noche se quejó de haber dejado su cargador, solo traíamos las cosas de natación con nosotros.

—¿Y él que hace aquí?

—Coincidencias de la vida.

No quiero meter a Bia en problemas, será mejor que no diga nada y me vaya lentamente... o no, porque no quiero dejarla sola tampoco.

—¿Qué pasó ahora?—Leo por suerte le preguntó a Bianca y ella miró al suelo evadiendo la pregunta—. Bianca...

—La arrestaron, de nuevo.

—¿Y la sacaste?

—Es mi mamá.

—También es mi mamá, no tenías que exponerte sola a ir a un lugar así.

—No quería que tuvieras que venir hasta la ciudad de nuevo.

—Bia, no sé cuántas veces decirte que no debes de lidiar con todo esto sola. No me gusta que salves a mamá de cada problema que se mete, pero eso no quiere decir que no venga a ayudarte con ella, sé lo que significa para ti.

—Lo siento.

Sé que no debería, pero todo esto me da mucha ternura, sobre todo porque Bianca parecía cachorrito regañado y yo solo quería ir a abrazarla, pero me contuve.

—Al menos ya veo que no estuviste sola—Leo me miró, no sé si con odio o con agradecimiento.

La que si me miraba con odio era Ana. Debí de haber salido corriendo de aquí cuando tuve oportunidad.

—Él fue de ayuda—Bianca trató de defenderme, creo.

—Gracias, Brandon.

Bueno, es oficial. Ya metí a Bia en problemas. Su hermano piensa que me llamo Brandon precisamente para ocultarle la verdad a Ana sobre nuestra rara relación.

—¿Brandon?—Ana preguntó y Leo le contestó.

—¿No conocías a Brandon?

Ana nos miró a ambos, pero sobre todo a Bianca porque la estaba presionando para que dijera la verdad con la mirada pero ella no hablaba, solo veía hacia el piso.

—Una parte de mí esperaba que fuera mentira.

—¿Cómo?—pregunté.

Ana suspiró y se dejó caer en la silla—Creí que me tendrías la suficiente confianza como para decirme que estabas saliendo con Iván, no inventarme que según era Brandon.

—No estamos saliendo.

Auch.

—Lo que sea que tengan, no importa. Creía que me lo dirías.

Creo que Leo y yo sobramos en esta conversación, de hecho el pobre se ve muy confundido.

—Él no te cae bien, solo no quería hacer las cosas incómodas.

—¿Y? Que no me caiga bien no quiere decir que a ti también.

No quiero que me empiece a caer bien Ana, de hecho me gustaría que me diera aún más razones para odiarla, si no es mucha molestia.

—Pero querías que le hiciera daño, o que te dijera cosas sobre él.

—No esperaba que te terminara agradando, pero si me lo hubieras dicho, hubiera abandonado esa idea.

—Lo siento.

Parece que hoy es el día de regañar a Bianca, pobrecita.

—Pero no entiendo que le ves, es un idiota.

—Tiene sus momentos buenos.

—Tampoco es que sea muy brillante.

—Es mi tutor, es inteligente aunque es un gruñón.

—Oigan, sigo aquí—decidí interferir.

—¿Alguien me quiere explicar de que hablan?

Pobre Leo, debe estar muy confundido.

—Veamos—Ana le empezó a explicar—, a mí me cae mal Iván, o Brandon que es como tú lo conoces; y yo también le caigo mal porque dice que lo molestaba en la escuela, pero no aguanta una bromita el niño. El muy inmaduro siempre me anda haciendo bromas y pues obviamente se las tengo que devolver. El maldito me hizo enojar y le dije a Bianca que se acercara a él, la muy inocente no quiso y aún así se acercó por su propia cuenta. De seguro de hicieron amigos y bla, bla, bla, no sé esa parte de la historia, pero de seguro ella te dijo que se llamaba Brandon para que no dijeras frente a mí que se llevan bien, pero conozco a Bia de toda mi vida, no me puede mentir, sabía que no salía con Brandon y sospechaba que le gustaba Iván pero no sabía que fueran tan unidos.



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Editado: 28.01.2023

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