—Lo que hice, no lo hice como respuesta a un impulso espontáneo, yo no soy así— aclaró Liam—. Todo estuvo cuidadosamente planeado. Estudié la situación con atención, evalué los riesgos, las consecuencias, y solo entonces, decidí actuar. Lo primero fue infiltrarme en las comunidades aledañas, estudiar sus costumbres, sus vidas cotidianas, sus sistemas de creencias. Mi habilidad, aunque incipiente, me ayudó. Como saben, puedo crear una energía empática y contagiarla a grupos de personas incautas que no saben protegerse de influencias psíquicas.
—Lo que estás diciendo es que eres un maldito manipulador— lo acusó Llewelyn.
—Sí— admitió Liam—. Lo he sido toda la vida, pero esta es la primera vez que uso mi habilidad para beneficio de otros en vez del mío propio.
—Continúa, por favor. ¿Qué fue lo que descubriste acerca de la gente de estos poblados?— lo instó Ana.
—Descubrí que no estaban listos para abrazar a miembros de su comunidad con habilidades especiales de forma abierta, pero sí podían ser forzados por medio de ciertas estrategias.
—¿Qué te hizo pensar que tus estrategias forzadas funcionarían?
—Las estadísticas— respondió Liam.
—¿Podrías ser más específico?
—En los últimos tres años, la afluencia de estudiantes nuevos a la escuela ha disminuido a menos de la mitad. Las razones de ese fenómeno me intrigaron. Pensé que habrían dos causas posibles: una, la disminución de la tasa de natalidad en las aldeas o tal vez la elevación de las tasas de mortalidad infantil; y dos, que el proceso del despertar de habilidades en las nuevas generaciones se hubiera ralentizado o incluso detenido. Cualquiera de las dos hipótesis planteaba situaciones muy graves. La primera significaba que la calidad de vida había disminuido drásticamente por alguna razón, y la segunda, aun peor, marcaba que los programas inhibitorios en la raza humana habían sido restaurados, impidiendo el despertar del verdadero poder en los niños. Esta última abría la posibilidad de otro tetra manipulando las mentes como lo había hecho Wonur en su momento.
—¿Y no pensaste que esos descubrimientos debían ser informados de inmediato al director Alaris e incluso a Lug?— lo cuestionó Ana.
—Desde luego— asintió Liam—. Pero no quería hacerlo antes de asegurarme de obtener respuestas concluyentes a esas hipótesis. Después de ver la paranoia que unas profecías vagas habían causado, no quería crear caos y atentar contra la cordura de las autoridades del Círculo una vez más— explicó, evitando deliberadamente mirar a Lug—. Por suerte, mi investigación me llevó a descubrir una tercera respuesta en la que no había pensado: la disminución de nuevos alumnos en la escuela se debe a que muchos de los padres los están ocultando y protegiendo. Esto significa que ya no les temen, sino que los aman y están dispuestos a arriesgarse por ellos. Cuando vi eso, supe que estaban listos para responder de forma adecuada a mi estrategia.
—Dices que querías evitar el caos, pero tu estrategia brutal y sin sentido lo causó. ¿Eres consciente del daño que has provocado?— lo cuestionó Govannon.
—Completamente, sí— aseguró Liam sin inmutarse. La aseveración causó un incontenible murmullo colérico entre los presentes. Él único que permanecía impasible y despegado de las emociones de rechazo hacia Liam era Lug.
Ana suspiró. Tratar de permanecer imparcial en esta situación se le hacía cada vez más difícil, pero trató de mantener la compostura y no saltarle a Liam al cuello con una daga:
—Liam…— comenzó Ana con el tono más calmado que pudo mostrar—. Estamos tratando de entender tus acciones, pero es como si tus intenciones y tus actos fueran una flagrante contradicción.
—Entiendo que a simple vista las cosas no parecen tener coherencia, pero si me permiten explicar la estrategia que utilicé, tal vez puedan comprenderlas mejor.
—Te escuchamos— lo invitó Ana a proseguir.
—En mi mundo, esta estrategia se denomina problema-reacción-solución. Se utiliza cuando se quiere que las masas acepten situaciones que rechazarían de plano si se presentaran sin preparación. Los gobiernos y otras poderosas instituciones la utilizan inescrupulosamente y obtienen lo que quieren casi sin oposición de la gente. Funciona así: lo que se quiere es implantar algo no deseado, y para que funcione, se lo presenta como una solución. Pero para que la solución sea aceptada, primero hay que crear un problema y hacer que la gente misma reaccione y clame por la solución que de otra forma hubiese rechazado. En este caso, la solución que queríamos implantar era la restitución de los estudiantes de esta escuela a sus familias y comunidades originales. Para eso, necesitábamos crear un problema que hiciera que la gente reaccionara pidiendo su presencia, incluso rogando por su regreso. Para crear el problema, necesitaba la ayuda de ciertos estudiantes con las habilidades correctas para lo que tenía planeado.
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Editado: 12.10.2019