El Sello: La Rebelión De Los Caídos

Capítulo 11: Un Nuevo Encuentro

Los hermanos viajaban en el navío que los llevaría a la hermandad, tenían muchas dudas de cómo encontrarla, o cómo lograr entrar; cada hermano tenía sus propias preocupaciones; Mizarth le preocupaba su padre y su madre, ya que tenían cinco años que no los veían, así hablaran por video mental, eso no lo reconfortaba, necesitaba sentir el calor de los abrazos de sus padres y también quería estar cerca de su padre, ya que a su lado se sentía seguro debido a su niñez; Alcorth por su lado le preocupaba su maestro y la mujer que siempre había amado, quería saber cuándo los volvería a ver.

 

Mizarth salía a la cubierta perdido en sus recuerdos cuando vio a su hermano mirando hacia el horizonte con la mirada perdida, sabía que estaba preocupado lo conocía bien; sin embargo, no desaprovechaba nunca una oportunidad para molestarlo, se acercó por detrás y cuando llego atrás le dio un golpe con la palma de la mano en la nuca.

 

— ¿Qué diablos te pasa? — pregunto Alcorth mientras se sobaba la nuca por el golpe.

 

— Sabes manteca que no puedo resistirme a molestarte — respondió Mizarth entre una carcajada.

 

— ¿Cuándo dejaras de decirme así?, desde niños me dices así — dijo Alcorth con el ceño fruncido.

 

— mmm déjame pensar...  nunca — respondió Mizarth soltando una risotada.

 

— Madura — espeto Alcorth.

 

— Tranquilo hermano todos están bien, no te preocupes por ellos — finalmente dijo Mizarth acercándose al lado de su hermano.

 

— Lo sé, pero igual me inquieta, aunque...  ¿sabes que más me inquieta? — pregunto Alcorth perdiendo su mirada en el horizonte nuevamente.

 

— Si no lo dices, no lo sé, recuerda que yo no soy telepata — dijo Mizarth.

 

— En esa dirección a no sé cuántos kilómetros se encuentra el país de Neipoy donde la familia Adanahël gobierna — dijo Alcorth señalando hacia el sur.

 

— Mmm interesante, ¿y eso que? — pregunto Mizarth con una ceja levantada.

 

— Ëadrail Adanahël es el que gobierna en este momento, y casi te puedo dar una descripción detallada de él, y nunca lo he visto; es más hasta creo que está mirando en esta dirección en este momento. — dijo Alcorth apretando sus puños y frunciendo el ceño.

 

— No lo había pensado, pero es verdad, yo también siento que lo conozco físicamente... mmm ¿qué es eso? — respondió Mizarth.

 

— ¿Que es qué?... — Alcorth hizo una pausa y tuvo una sensación extraña — si ya veo que sientes — respondió Alcorth.

 

Los hermanos empezaron a caminar hacia el interior del navío, no había nadie en todos los pasillos y eso era raro, ya que viajaban muchas personas dentro, y cuando llegaron al salón mayor se encontraron con una escena que no esperaban ver.

 

— Quédense quietos allí donde están — dijo un hombre armado apuntando a Alcorth.

 

— Te dije que no debíamos de quitarnos los trajes como nos dijo el maestro — dijo Alcorth mirando a Mizarth.

 

Rápidamente los hermanos analizaron la situación y pudieron darse cuenta de que era peligroso tanto para ellos como para los civiles tener alguna reacción.

 

— Caminen por aquí y siéntense en el piso — dijo el mismo hombre que los apuntaba.

 

Alcorth y Mizarth hicieron lo que le pidieron sin ofrecer resistencia.

 

— Como decía, somos de los independientes países del norte, queremos parte de los que nos corresponde del mundo y que ustedes nos quitan — dijo el líder de estos hombres.

 

— Ustedes no se merecen nada, nunca quisieron unirse al Consejo Mundial, son escoria — dijo un hombre mientras se incorporaba.

 

" Esto terminara mal " pensó para sí mismo Mizarth.

 

enseguida se escuchó una detonación de una de las armas de plasma y el hombre cayo sin vida en el suelo.

 

Mizarth tomo de la mano a Alcorth — tranquilo hermano no hagas nada, no tenemos nuestras armas ni los trajes —

 

— Como decía al ser groseramente interrumpido, ustedes solo deben darnos los que pidamos y todo saldrá bien — dijo el líder.

 

El navío paso una hora detenido mientras ocurría el despojo de prendas, el jefe de los hombres se había retirado a revisar otras cosas del navío; los hermanos estaban molestos al ver que no podían hacer nada.

 

— Apenas salgan de aquí iremos a buscar nuestros trajes y armas, y los atacaremos — dijo Mizarth en vos baja a Alcorth que solo los miraba con rencor a todos — tranquilo mastodonte ya vas a poder aplastar — continuo.

 

— Son ocho manos, fácil acabaremos con ellos — dijo Alcorth con una voz ronca pero baja.

 

— Mira que tenemos aquí, estas señoritas estaban muy bien ocultas — dijo otros de los hombres tomando del brazo a dos mujeres jóvenes que tenían escondidas entre la gente para que no las vieran.

 

— Ah!!! y mira esta dulce niña, creo que podemos divertirnos un rato antes de irnos — dijo otro cargando una niña de aproximadamente trece años después de darle un golpe a la madre para que la soltara.

 

— ¿Que creen que piensan hacer? — dijo Alcorth mirando a Mizarth.

 

— Hermano quieto no es el momento — dijo Mizarth.

 

— Vayamos rápido antes que venga el jefe, sabes que no le gustan estas cosas — dijo otro hombre.

 

— Yo voy a estrenar a esta dulce niña — dijo el hombre que tenía a la niña.

 

La gente empezó a agitarse al ver lo que querían hacer, pedían que no lo hicieran y que ellos habían hecho todo lo que les habían pedido; Alcorth no se quedaba atrás en la agitación solo que se la contenía, pero estaba a punto de estallar, esto lo vio otro de los sujetos y se acercó a los hermanos.




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