Durante estos 3 meses muchos sectores se han visto afectados ya que por el miedo a contagiarse o contagiar a su familia han permanecido en casa. Parecemos zombies que aún no mutamos, pero que estamos en proceso de hacerlo. Nadie cuenta con un pronóstico certero sobre cómo saldrá el país de la crisis cuando, obviamente, se desconoce qué magnitud tendrá y qué efectos se reproducirán en nuestros cuerpos bañados con alcohol como el nuevo estilo de embriagarnos.
Pues, la mayoría de empresas contrajo deudas antes de la pandemia para hacer crecer su negocio, o adquirir mercadería nueva, al darse la crisis pandémica todo queda en stock y ya durante el confinamiento muchos productos empiezan a caducarse. Asimismo, las personas nos convertimos en productos que, como pasas nos arrugamos y tomamos aspecto de caducidad, casi en los rostros podemos apreciar cuantos días nos quedan marcados. Esto, perjudica a estos sectores comerciales por el sustento económico, ni productos, ni productores resisten a la pandemia. Realmente, de lo caducado no se vive.