El Ser Mitológico (segunda edición)

2

Agnis, un poco agitado, salió de la regulación mágica de la conjuración, después de una extensiva regulación con Ethan.            

Katie, un poco aburrida, estaba esperándolo con ansias.            

—¿Qué tal te fue? —le preguntó Katie con un poco de curiosidad.           

—Pésimo —le dijo Agnis mientras alborotaba su cabello.            

—¡¿No puedes conjurar?! —le preguntó Katie con un tono de terror.            

—No lo sé —le dijo Agnis con la voz intimidada. Sólo pensaba en lo que Ethan le provocaba—. Supongo que sí —le confesó Agnis recordando cómo Ethan se le había acercado íntimamente, como si todo fuese un juego de demonios o, quizá, de ángeles o, por supuesto, de hijos de la muerte.            

—¿Puedes o no? —lo interrogó Katie con un tono dejo.           

—Sí… Creo que sí. Es confuso, ¿sabes?           

«Entonces o eres un ser supranatural o un ser esencial», se dijo a sí misma Katie, con un dejo de esperanza.           

—Lo sé. Son temas difíciles —manifestó Katie con un tono cansino.           

—No, no hablo de eso —le reveló Agnis mientras se sentaba en el suelo.            

—¿Entonces? No entiendo a lo que te refieres.       

Cómo Agnis podría decirles a ellos que en lo más profundo de su corazón quería sentirse parte de algo, que de alguna manera necesitaba ser uno de ellos, que vehementemente deseaba hacer parte de lo que ellos eran, que anhelaba nostálgicamente formar parte de su familia.           

Agnis sintió una picada en su corazón. Luego con un suspiro se relajó. Katie, preocupada, lo veía con ojos de inspector. Agnis mandó la mano sobre el símbolo hechizado de Spot. Por un momento, se sintió cómodamente familiar.           

—Es difícil no tener cerca a mi familia —le dio a entender Agnis, cuando lo quería decir era: «Es difícil llegar a tener una familia». Aunque sabía que no era justo por Spot.           

Katie hizo una mueca de dolor. Antes de que Katie pudiera hablar, Agnis se levantó, la asió de las manos y fueron caminando juntos tomados de la mano.           

—Tenemos que seguir —anunció Agnis.            

—Es en la otra dirección —le recalcó Katie.           

«Por supuesto que es en la otra dirección», objetó Agnis para sus adentros en tanto que daba vuelta rápidamente con Katie para encaminarse hacia la ciudad encantada, pero repentinamente tropezaron con un chico que vestía de un ropaje absolutamente oscuro.           

—Fíjense… —bramó Ethan con una mirada fulminante que desapareció cuando reconoció a Katie y a Agnis.

Agnis sintió otra picada más intensa al ver a Ethan prendido de un brazo con un chico demasiado apuesto y, también, prendido del otro brazo con una chica demasiado guapa. Agnis vislumbró una tenue luz recorrer por todos ellos.           

—Hola, Ethan —saludó Katie como si fuese de costumbre ver a Ethan con más seres mágicos en un tono lascivo.            

Agnis agachó la mirada.           

—¡Qué tal, niñera! —le atizó Ethan burlándose de Agnis.            

Agnis se encogió de hombros. Katie le sacó la lengua a Ethan. Este estaba no más riéndose del comportamiento inmaduro de Katie. Después Katie sacó casi a empujones a Agnis de esa situación bochornosa. Katie estaba molesta con Ethan, por haberle hecho eso a Agnis. Katie sabía que Ethan lo había hecho adrede.            

—Es un cretino —le atizó Katie a las espaldas de Ethan. Luego tapó su boca como si no hubiese querido decir una mala palabra. Después alzó los hombros como si le restara importancia—. Cálmate, Katie, debes mantener la calma —decía en voz alta.           

Katie volteó a ver a Agnis, como si esperase una pregunta suya.            

—¿Ellos son…? —preguntó Agnis, pero antes de que preguntara Katie afirmó que sí, que ellos eran juegos sexuales de Ethan.           

Agnis tragó saliva con dificultad.            

—¿Él está comprometido? —Una gota nerviosa de sudor recorría la sien de Agnis.            

—Has salido todo un preguntón —le atizó Katie, pero luego se tapó la boca—. Quise decir que Ethan no es ese tipo de ser mágico —aseveró Katie mientras recordaba que Ethan era un sinvergüenza, posiblemente al igual que Emma—. Además, ¿cómo va tener un compañero en esas condiciones? —le recalcó Katie para que Agnis cayera en cuenta del tipo de ser mágico que era Ethan.

«No sé cómo es él», confesó para sus adentros perdiendo la esperanza.             

—¿Cómo es él? —quiso saber Agnis.            

Katie empezaba a sospechar de los sentimientos de Agnis hacia Ethan.           

—No te puedes entregar a Ethan —le advirtió Katie, pero cuando vio que Agnis estaba sonrojado, Katie también se puso colorada. Luego tosió para disimular la pasión—. Me refiero a que no te puedes enamorar de él, no por ahora.            

—¿Por ahora? —le cuestionó Agnis. Luego tosió—, no es que esté enamorado de él… —aclaró con un tono bajo.           




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