El Ser Mitológico (segunda edición)

1

En una portentosa residencia situada en la ciudad hechizada vive la élite Macapa, porque, principalmente, los aposentos de las élites deben situarse de acuerdo a la naturaleza mágica del líder.

Dentro de su casa, Katie estaba sentada sobre el mesón de la cocina tomándose una infusión aromática.

—¿Qué haces allí? —bostezó Emma mientras estiraba su espalda.

Katie, ida, bebió un sorbito de su infusión aromática.

—Ethan no pasó la noche aquí —le comentó Katie preocupada.

Emma vio cómo la infusión aromática de Katie le echaba humo sobre la cara.

—Nunca lo ha hecho —replicó Emma con un alzo de hombros. Enseguida buscaba algo de comer—. ¿Te preocupa que no esté para el rito elitista?

Emma encontró un pedazo azulado de carne artificial cultivado por las ninfas de los bosques.

—Me preocupa Ethan —le reiteró Katie mientras horrorizada la veía masticar esa carne sin más—. ¿Cómo puedes comerte eso así?

Sebastián entró a la sala culinaria.

—¿Qué haces ahí? —le preguntó Sebastián al ver que Katie parecía un muñeco adornado.

Katie sintió ganas de lanzarse contra Sebastián como era de costumbre, pero se abstuvo por no querer echarle encima su bebida caliente.

—Eso fue lo que le dije —acusó Emma con la boca llena de trozos azules.

Sebastián, asqueado, estaba observando cómo Emma mascaba esa carne cruda.

—No debí haber visto eso —se reprochó Sebastián a sí mismo.

Katie soltó una risita.

—Yo también me dije lo mismo —confesó Katie divertida sin parar de ver a Emma.

Katie frunció el entrecejo.

—Ethan no pasó la noche aquí —le comentó Katie a Sebastián para que él como líder hiciera algo al respecto.

Sebastián hizo un gesto pensativo.

—A él nunca le han importado esas cosas —dijo Sebastián mientras el estómago le rugía—, así que no tengo problema —Sebastián alzó los hombros.

—También dije eso —dijo Emma con trocitos de carne entre sus dientes.

Katie se bajó del mesón en el que estaba.

—Esta vez es diferente —dijo mientras revoloteaba buscando dos tazas.

Sebastián y Emma se tensaron.

—¿Y Agnis? —preguntaron sobresaltados.

Sebastián y Emma se calmaron cuando escucharon los latidos reposados de Agnis.

—Todavía no ha despertado —les contestó Katie con un tono melancólico.

Katie les sirvió a cada uno una taza aromática con un panecillo rojizo justo al lado.

—¿Te preocupa que no aparezca para el rito elitista? —le preguntó Sebastián a la vez que a gusto se comía los panecillos.

—¿Por qué ustedes dos —Katie los señaló. Ambos se detuvieron con el panecillo en la boca— sólo piensan en el rito elitista?

Ambos tragaron como pudieron.

—Porque es la tradición de las élites presentar a los integrantes delegados al mundo mágico —le explicó Sebastián siendo no muy sincero.

Katie lo fulminó con la mirada.

—Porque te quieres lucir ante las demás élites —lo contradijo Katie.

Emma estuvo de acuerdo con Katie.

—Eso no es verdad —contrarió Sebastián mientras comía otro panecillo.

Emma también estuvo de acuerdo con Sebastián.

—¿Por qué? —le preguntó Katie con los ojos entrecerrados.

Sebastián bebió la infusión aromática de un único sorbo.

—Porque eso implica que Agnis es nuestro —interrumpió Emma con orgullo.

Sebastián tragó en seco, a pesar de que estaba de acuerdo con Emma.

—¿Y eso es más importante que Ethan? —interrogó Katie con un matiz melodramático.

Katie les dio la espalda. Sebastián se aproximó a ella depositando una de sus manos en el hombro de Katie.

—No se trata de eso —le respondió Sebastián arrepintiéndose de haber dejado los panecillos atrás.

—¿Entonces de qué se trata? —inquirió Katie crudamente.

Emma se acercó a ella depositando una de sus manos sobre su otro hombro.

—Se trata siempre de nosotros —le respondió Emma con un tono afectuoso.

Katie sin pensarlo dio vuelta y los abrazó fuertemente.

—De cada uno de nosotros —le contestó Sebastián al instante que cedía al apapacho de Katie.

Sin verlo venir, el ruido del abrir de la puerta avisaba que Ethan estaba de vuelta en casa.

—Estás de vuelta —le dijo Katie después de que se soltara bruscamente de Sebastián y Emma, y se avecinara rápidamente hacia la sala de estar que es donde se localiza la puerta de salida.

—Estoy de vuelta —le sonrió Ethan a Katie.




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