Los días siguientes fueron los más felices que nunca creí que viviría alguna vez.
Ya todos sabían de mi relación con Aiden y demostrar lo que sentíamos en público no era extraño para nadie.
Me sentía orgullosa al ser llevada de la mano de Aiden y más cuando Solange nos miraba, era dichosa al saber que él era mío y en las noches nos lo demostramos cuando nuestros sentimientos afloraron en la alcoba.
Nos habíamos reunido en la casa de sus padres quienes al saber la noticia de lo nuestro, me recibieron con los brazos abiertos.
Con nuestros amigos también salíamos a pasear por la playa, donde en medio de una fogata mirábamos el amanecer los cuatro juntos, para el día siguiente continuar con nuestras vidas. Ellos en sus trabajos y yo también en el mío.
Gracias a Aiden había abierto en línea un servicio de decoración, después de que había participado ayudando en decorar la ciudad, pese a que estuve perdida por lo sucedido con lo de mi padre, sumergirme en telas, hilos y lazos, me había hecho darme cuenta de que me gustaba y desestresaba. Eran pocos días en los cuales estaba Luna y Sol ofreciendo sus servicios de decoración y ya había obtenido mi primer contrato que sería el dos de enero en una ciudad cercana a la nuestra.
Además, como siempre estaba a mi lado apoyándome, se ofreció a llevarme, ya que mi auto se lo presté a Steven para que lo utilizaran. Recientemente, nos había dicho la gran noticia de que esperaban un bebé, así que el auto sería más útil para ellos que para mí, pues Aiden siempre me llevaba a todos lados.
La mañana del treinta y uno de diciembre del 2000, el sol resplandecía en todo su esplendor, augurando un maravilloso día.
Después de que Aiden la mañana pasará en el bar arreglando los libros de cuentas y yo en línea averiguando los precios de los implementos que necesitaría para crear un portafolio y mostrarle al cliente, el medio llegó y Aiden también.
Preparamos la comida juntos y después de dejar todo limpio, nos duchamos y por supuesto hicimos el amor como muchas veces lo hacíamos, pues estar mojados aparentemente era un fetiche que los dos compartimos.
Media hora después, estábamos listos y vestidos con ropa blanca, nos dispusimos a ir al parque donde desde la tarde la música en vivo amenizada el último día del año y las participaciones de los habitantes de la ciudad fueron premiados por el presidente.
Hubo baile, comida, abrazos y los deseos para el siguiente año escritos en globos para seguidamente lanzarlos al cielo, eran las costumbres hechas en la ciudad.
Por supuesto, Aiden y yo escribimos nuestros deseos en el globo correspondiente.
Por mi parte, escribí que Aiden y yo permanezcamos juntos y también pedí salud para todos y felicidad a mi madre.
Lo lancé al cielo junto con el globo de Aiden que se negó a decirme su deseo por miedo a que no se cumpla.
Patrañas.
Cuando la noche cayó y el año estaba por terminar, los fuegos artificiales iluminaron la oscura noche.
3.
2
1
El grito de feliz año nuevo gritado al unísono retumbó en mis oídos.
—Qué este sea uno de los muchos años que terminemos juntos, Aiden. Te amo —susurré abrazándome a su cuello, mientras que Aiden, me abrazaba por la cintura y besaba mis labios.
—Que este sea uno de los muchos años que miremos terminar juntos, mi amor.
Repitió volviendo a unir nuestros labios, para después disfrutar de los fuegos artificiales abrazados.
Posteriormente nos escapamos de todos cuando comenzaron a beber y fuimos a la playa, donde entre sus piernas, abrazados Aiden y yo miramos el amanecer, pidiendo internamente ver mil amanecer junto al hombre que amaba con locura.
♡☆♡
El dos de enero, Aiden y yo emprendimos el viaje a la ciudad cercana para visitar a mi cliente y entregar el portafolio que había elaborado con costos y modelos de lo que utilizaríamos para fiesta de baby shower.
En medio camino, cerré mis ojos porque los últimos días me había encontrado sumamente cansada, por supuesto que Aiden no halló problema en que durmiera y no le hiciera compañía, pero de pronto, el chillido de las plantas, seguido de un grito me hizo abrir mis ojos de para en par.
Al observar cómo un camión venía directo hacia nosotros, grité desesperada al tiempo que miraba a Aiden que en un rápido movimiento frío su rostro, esbozando una sonrisa.
—No te culpes que así debió pasar, Luna. Nada será tu culpa.
No entendía sus palabras hasta que observé cómo giró el volante a la derecha provocando un fuerte sonido del auto colisionando contra nosotros aturdiéndome por completo, privándome momentáneamente de la cordura, cuando mi cuerpo fuertemente se fue hacia delante, mientras rodamos una vuelta completa, pero sabiendo que él recibió todo el golpe.
De inmediato y como pude, giré mi cuerpo, observando como Aiden inconsciente sostenía el volante y mi sangre de inmediato se heló.
Sollocé gritando su nombre no dando crédito de que al hombre del cual estaba tan locamente enamorada le pudiera suceder algo.