El Silencio De Los Deseos

Melodía. Parte. — 2

  Llega a la puerta de su curso emocionado y calmado sabiendo que la chica de esta mañana no la volvería a ver, se para enfrente de la puerta, toma aire y entra, un silencio que aturde, las miradas que lo seguían hasta pararse enfrente del pizarrón, su profesor le da el paso para que él pueda presentarse, habla calmado y tranquilo mientras todos atentos lo observaban sin dar un gesto, la tortura de presentarse había terminado.

 Todos comienzan a hablar de él ya que es el nuevo, él se abre paso entre las miradas incomodas tratando de hacerse invisible, llega hasta los últimos bancos de la última fila del curso y nota que el segundo de al lado de la ventana estaba solo, al igual que todos al su alrededor, no le dio mucha importancia y se acomoda al lado de la ventana, trata de dirigir su mirada hacia el frente pero le cuesta ya que es observado con preocupación y todos comienzan a susurrar, se siente inquieto por no poder entender lo que dicen, pero tiene la sensación de que hablan de él.

 Todos se callan al escuchar que la puerta del curso se abre bruscamente, todos giran para observar quien entraba y al ver de que se trataba de ella se voltean para ignorarla y los susurros comienzan a escucharse, palabras incomodas e inquietantes, ella se acerca despacio hasta donde él se encontraba y dice en un tono agitado y bajo.

 —E-Estas en mi banco.

 Joan levanta la cabeza para ver quien le decía y ve a una chica mojada, el pelo corto tapaba sus ojos, ella sacude su pelo con movimientos torpes salpicando todo a su alrededor y se lo acomoda, o eso intentó, dejando al descubierto sus ojos, Joan la mira y rápidamente la reconoce, era la misma chica de esta mañana, pero esta vez ella está con una mirada fría, sus ojos no le dan el mismo brillo que vio, ella al ver que el no responde le repite.

 —¿Te puedes levantar? Este es mi asiento.

 Lo dijo algo dura, como si estuviera leyendo un guion, como si estuviera acostumbrada a esto.

 —¿Ah? Si, perdón, no sabía.

 Él se levanta junto con sus cosas y se sienta a su lado, entre los murmullos de sus compañeros alcanza a escuchar un gracias, suave, tímido y calido, él la mira pero no pareciera que ella fue quien lo dijo y él le sonríe, a lo que ella le responde con una mirada de repudio como si le hubiera molestado, él se pone incomodo y gira su cabeza hacia el frente.

 En la hora de receso él se levanta y se para enfrente de ella, la mira por unos segundos poniéndola incomoda.

 —¿Que necesitas?.

 –Eres, no, ¿tu estabas esta mañana con un perrito, verdad? Le diste tu paraguas y por eso llegaste toda mojada.

 Ella se asombra al escuchar eso y se incomoda.

 —¿Eres el pervertido que me observaba?

 —¿Pervertido? Solo me gustó tu voz.

 Ella comienza a escuchar como todos hablan de ella y él, escuchando entre esas palabras

 —No sabe con quien se mete. —Es el nuevo, que alguien lo salve. —No te acerques a ella chico.

 Esas frases que para algunos no tiene importancia en su mente pesaban mucho y la entristecían.

 —Soy Joan, un gusto.

 Él estira su mano para saludarla pero recibe silencio, ella se le queda observando como si estuviera perdida en sus pensamientos.

 —Emm... Tienes que agarrar mi mano y sacudirla.

 Ella lo sigue observando, Joan le agarra la mano y trata de que lo salude, tomándola suavemente como si intentara agarrar el aire.

 —¿Ves? ¿No era tan difícil, no?.

 Todos se asombran al ver que él la tocó, ella comienza a ver sus manos y a respirar con dificultad, como si la estuvieran asfixiando, grita y saca su mano bruscamente golpeando la mano de él y huye del salón corriendo dejando a Joan confuso, de pronto alguien golpea su hombro.

 —Hay chico, chico, se nota que eres el nuevo.

 —¿Eh?.

 Él se da vuelta y se encuentra con su compañero.

 —Soy Nicolás, dime Nico.

 Y una chica aparece detrás de él.

 —Yo soy Nicól, su hermana gemela, ¡un gusto!

 Él los saluda a ambos.

 —Fue muy valiente intentar y tierno acercarse a ella, pero sera mejor que no lo hagas, mi hermano lo intentó y fue golpeado varias veces.

 Él se asombra al oir las palabras de ella y lo desalientan un poco.

 —¿Serias mi amigo?.

 Pregunta Nicolás con una sonrisa que resumía toda su alegría y esperanza, todo en un gesto acompañado de palabras.

 —¿Acaso tenemos 5 años?.

 —No le hagas caso al tonto de mi hermano, dijiste que no eras de aquí, ¿no? Bien mi hermano y yo te daremos un tour por la escuela para que la conozcas.

 Ella y Nico lo llevan a la fuerza a recorrer el colegio.Joan esperó volverse a encontrar con ella para disculparse por haberla tomado de las manos sin permiso, pero no volvió al curso en todo el día.

 

 Alex M. Martinez 




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