Capítulo VI | No Quiero Verte

— ¡Qué demonios haces aquí! —exclamé enojada.

— Vine a visitar esta vieja casa. No pensé encontrarte aquí, me da gusto.

— Pues a mí no así que lárgate. Odio tu presencia —le apunté con la sucia navaja.

— ¿Por qué me tratas así? Soy tu madre —dijo triste.

— Dejaste de ser mi madre el día en que te fuiste sin avisar. Me quedé sola, soportando a Eugenia, a Julieta y a papá. Perdiste el interés en mí.

— Es que sabes que no pude tolerar la idea de que tu padre me engañara.

— Es la excusa más absurda que he oído. No quiero escucharlas más.

— Hija... lo siento —sus ojos se llenaron de lágrimas.

— No lo sientas. Mejor vete —desvié la mirada.

— Se puede saber a dónde fuiste a estas horas de la noche.

— Eso no te incumbe.

Mi mamá reparó en la entrada del baño. Su expresión cambió cuando vio el bulto en el carrito que todavía escurría sangre.

— Dios mío... Vanessa... ¿Qué has hecho? —dijo llevándose las manos a la boca. No contesté. Caminó hacia el carrito para verlo con mayor detenimiento. Estaba aterrada—. ¿Estás matando gente?

Seguí sin contestar, solo levanté la navaja como si fuera a aventárselo a la cara.

— Hijita te has vuelto loca —retrocedió.

Salió corriendo no sin antes decir: "No te preocupes volveré y haré que todo sea como antes."

— No te apures —dije más para mí que para ella. ¿Para qué habría venido? Sea lo que sea, su presencia ya no era importante. Ahora conocía dónde vivía Julieta y mañana le haría una visita, ella no sabía lo que le esperaba.

"...Mi mamá Olga fue una persona demasiado sensible, un ejemplo, cuando le levantaba la voz me decía: "No seré la mejor madre del mundo, pero hago mi esfuerzo". Y lloraba. Jamás la entendí. Ella siempre que descubría alguna infidelidad de mi padre se encerraba en su cuarto a llorar en vez de afrontarlo con la frente en alto.

El día en que se fue no lo he olvidado. Quería ir con ella, quería que me protegiera y alejara mis miedos pero no fue así. Se marchó para nunca volver..."