III
Enrique había sido internado en el hospital Center Hoffman de Bogotá teniendo diversas recaídas, en el año 2047 por primera vez fue internado debido a su primer debut por un mes, sin embargo, los médicos consideraron que no estaba listo para su salida y fue dado de alta al cabo de tres años, en el año 2050. Seis meses después tuvo su segunda recaída siendo esta la más importante y definitiva, éste, no recordaba ningún acontecimiento del pasado hasta el año 2050 en el mes de septiembre, la fecha que habría de ser el comienzo de un fin, de ocasionarle tanto daño psíquico de sometimiento en un mundo de enclaustramiento, desolación y soledad irremediables.
Su vida estuvo fragmentada por tres aspectos: la inconsciencia de sus padres que lo dejaban que se escabullera en los rincones infinitos de la desolación, acostumbraba a leer libros en cantidad, a los cinco años ya sabía leer y escribir, a los seis años entró al grado primero de primaria por su excelente capacidad intelectual y fue homologado al finalizar dicho año a tercero de primaria.
La gran inconsciencia de este y las I.A en la adolescencia que lo mantenían sometido a un círculo vicioso de información facilísima de rápido acceso y el precario trabajo del cerebro en las habilidades sociales que poco desempeñaba debido a estar todo el día con aparatejos de realidad aumentada que poco esfuerzo tenía que hacer para sus quehaceres.
El uso de sustancias psicoactivas como opioides, heroína, que para aquel momento en los años treinta su uso era convencional entre los adultos jóvenes.
La primera vez que consumió heroína fue preponderante lógicamente porque en ese preciso momento sintió que toda su vida había dado un giro de ciento ochenta grados, sentía que había descubierto una nueva ventana por donde ver asomarse el sol, y que todos sus problemas ya hacían parte del pasado que hasta el momento recordaba y rememoraba con exactitud, su pasado colmado por única introspección y un mundo imaginario que fue durante muchos años su escape de la soledad cuántica, la compañía de sus interpretaciones y las letras del mensaje del alma.
Su adolescencia fue muy confusa y deliberante, sus padres lo apoyaban en todo, todas las decisiones eran tomadas conjunta y relativamente, era una familia bien estructurada, su padre Don Enrique pasaba la mayor parte del tiempo con él, debido a que la madre trabajaba todo el día por su vocación de docente, de modo que Don Enrique puso todo su empeño he hizo las veces de padre y madre en según qué momentos, sin embargo, lo trataba con firmeza y fehaciente desquite de dureza.
En una ocasión Enrique tenía trece años y su papá lo encerró en el cuarto con su huella dactilar para que no hiciera otra cosa más que leer y leer. Don Enrique no lograba dimensionar qué clase de hijo tenía. Éste no tenía ningún problema en pasarse todo el día leyendo, pero su padre con su mente inexperta y desorientada lo que hizo fue enclaustrarlo más en el agujero de la desolación e imaginación inconmensurable. Llegó a leerse treinta libros en el lapso de seis meses que estuvo encerrado en su cuarto, las pestañas se le achicharraron y quemaron y finalmente quedó rapado al pelo naturalmente por el gran esfuerzo de su obsesión ocasionada, pero con la gran satisfacción de haber conseguido un récord que por mucho tiempo perduraría como el atropellamiento de la vida y el regaño de su padre más fascinante en muchos años.