El Tiempo Inexorable

Capítulo cuarto parte 2

Con tal respuesta tajante con el gesto endurecido el psiquiatra no tuvo otra opción que asignarle otro terapeuta, este definitivamente era la única opción debido a la gravedad de Enrique y tenía experiencia con pacientes difíciles, este finalmente habría de ser en el futuro su médico de cabecera y que le ayudaría al cabo de unos cuantos años a reencontrarse de nuevo con su familia.

Se llamaba Tomas Fonseca, empezó la terapia con preguntas muy audaces, persuasivas y fáciles de responder, pero sobre todo la actitud que tenía era camaleónica; practicaba la hipnosis y sabía qué hacer en cada momento. Lo primero que le dijo fue:

 —¿Cómo estás?

Enrique respondió haciendo hincapié en la realidad de sus acontecimientos y sobre todo se mostraba más intrigado por la actitud tan cordial y servicial del médico, este le respondió de una manera muy breve.

 —Me siento muy mal, ayúdeme. 

El doctor Fonseca le respondió con asertividad. 

—Estoy aquí para ayudarte en lo que necesites, pero antes tengo que hacerte algunas preguntas.

 

Al cabo del término de la cita llegó la hora de la cena, en algunos instantes sintió tranquilidad, pero luego la noche todo se tornó de color gris, no podía conciliar el sueño, antes de ello, decidió prestar un libro, pero no sabía dónde lo había dejado. Decidió despegarse de la almohada, saliendo de la habitación empezó a sentirse demasiado congelado cuando en una oleada de tormentosos recuerdos le pareció ver una sombra que levitaba, tenía el semblante de una niña, pero esta parecía inmóvil, sintió una sensación de miedo exacerbado; era la segunda alucinación visual que presenciaba, pero luego recordó lo que le habían recomendado de no hacerle caso, entre sensaciones de pesadumbre y sueño y aquel pasaje para el olvido decidió dejar de lado su tarea de encontrar el libro y volvió por donde había andado, entrando a su habitación y sentándose en la cama por un momento a reflexionar, en aquel momento dándole un grande susto entró el enfermero que lo estaba atendiendo, este le dio unas gotas de valeriana que nunca había tomado y por su suerte pudo dormir tranquilamente. 

 

 Ya habían pasado tres años de estar privado de su libertad, cuando es dado de alta por su dedicación y posible buen pronóstico para su mejoría y reintegración a la sociedad, ya no presentaba alucinaciones, sin embargo, el mundo que había percibido de una manera natural y monótona durante muchos años había cambiado para él y para el resto de los mortales radicalmente. Había evolucionado de tal manera que en sólo tres años la IA se había tragado todo motivo o razón por lo que esforzarse, las personas de su alrededor, la mayoría ya tenían implantado en su cerebro un chip que le permitía hacer cosas extraordinarias de nombre CHIP TECH&ART por sus siglas T&A, llamado popularmente de esa forma, y que había abierto un nÚmero de posibilidades novedosas e ilimitadas para los seres humanos. Cambiaba la forma de pensar y te hacía más inteligente, de modo que ya no tenías que servirte la taza de café por las mañanas, ya no por su razón de ser, sino por gusto y de una forma rutinaria los que aún acostumbraban a hacerlo. 

 


 




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