El titán de Varsovia

LA VOZ DE TU CONCIENCIA

 

LA VOZ DE TU CONCIENCIA

 

 

—¿Qué es esto, Nala?

La voz de Morthu es más ronca que de costumbre, una voz destinada a intimidarla como hace con sus enemigos. Pero la líder del norte levanta la barbilla con altanería. Nala siente que es una buena oportunidad para desprenderse de uno de sus secretos.

—Esta es mi área de investigación.

—¿De investigación? —Morthu resopla con ironía—. Tienes cuerpos mutilados y cáscaras vacías allí dentro. ¡Parece el laboratorio de Mengele!

—¿Y qué si lo es?

Al escucharla, Morthu eleva las cejas y la mira como si no supiera quién es la mujer que tiene enfrente.

—Siempre supe que eras una sádica, pero antes me enorgullecía de eso. —Se acerca a ella despacio—. Ahora me asusta un poco.

—¿Morthu Mcallister está asustado?

—Me asusta porque acabo de perder la esperanza. —Él finge pensar algo—. Torturar criaturas de esa forma grotesca es más propio de mí y de los de mi clase.

—¿Y yo no puedo ser igual que tú?

—Tu imagen no concuerda con la de un verdugo, o por lo menos yo no quiero imaginarte así.

—No tienes los pantalones. —Nala lanza un bufido—. Admite que dejaste que recuperara a mis prisioneros solo porque pensaste que no podría con el paquete y te los devolvería.

—No me estás entendiendo, dulzura. —Morthu ladea la cabeza con una sonrisa cínica—. Pensé que eras la única en la orden que no se había convertido en un monstruo. Y lo que es peor, cuando Kai se entere no le quedará ninguna esperanza en ti.

—¿Crees que él no me conoce? Eso es muy ingenuo de tu parte.

—Lo único que Kai siempre ha tenido claro es que de nosotros eres la que menos crueldad tiene. Si no puede encontrar una pizca de compasión en ti, ¿dónde se supone que lo hará?

—Que sea una mujer no quiere decir que esté obligada a ser una blandengue.

—¿Lo disfrutas? —Sonríe acusador.

Nala piensa en sus palabras, y algo en el significado de las mismas la impulsa a dar explicaciones que pensó que no daría jamás.

—No todo es alimento para mi placer, líder. Lo que descubro nos ayuda a todos.

—De eso se encarga, Kai.

—¿Y de dónde crees que vienen las vacunas que le proporcionas a los pocos cazadores de baja denominación que hay en tu facción? —Nala mira su expresión confusa, para luego señalar al interior de su laboratorio—. Todos ellos sirven como un bloqueo para los genes que causan la mutación. El ADN de las criaturas de baja denominación no funciona como el nuestro, y los genes más dominantes necesitan un aliciente para no apoderarse de su sistema. Eso es lo que yo hago. Lo que hacen esos cascarones vacíos que ves allí.

—Genial, ¿quieres que te aplauda? —Morthu justa sus palmas con desánimo y la mira de arriba abajo—. ¿Hay alguna otra cosa que desconozca de mi propia organización?

—Se te llena la boca diciendo que es tu organización —dice a modo de reproche.

Morthu pierde la paciencia.

—¡Escúchame muy bien, bruja! La única razón por la que Kai y yo nos hemos mantenido lejos de tu facción es porque respetamos la posición de Habaek, porque él insiste en apoyarte. Pero ni se te ocurra pensar que es porque te respetemos a ti. ¡Tú solo eres quien ocupa el puesto de líder!

—¡Finalmente escupes tus dolencias! —Ahora es Nala quien aplaude, pero lo hace con entusiasmo y una sonrisa gigante—. No me aceptarás nunca porque tu orgullo no te lo permite.

—Tienes razón, jamás toleraré que una mujercita con las agallas bien marcadas quiera mantenerme a raya. —Hace una pausa para acariciar una de sus cejas—. Y qué bueno que nos estamos liberando, Nala. ¡Porque ya es hora de que haga lo que me sale de la polla!

Con esas palabras, el líder europeo se da la vuelta de forma abrupta. Por un momento, Nala piensa que su orgullo de macho ha decidido darle la espalda, ignorándola con la intención de retirarse. Pues bien, eso hubiera sido mejor. Mucho mejor.

—¿Qué diablos haces? —pregunta Nala al ver a dónde se dirigen sus pasos.

Es como si hablara con un cavernícola ignorante de su propia condición.

—¡Oye, maldito bárbaro! —insiste, caminando detrás de él—. ¡Quiero que te largues ahora mismo!

Morthu decide recorrer cada rincón del lugar. Ya no le importan las amenazas de Nala. Al llegar al patio, atraviesa el campo de entrenamiento con los niños que entrenan bajo las órdenes de su sensei.

La visión de los infantes le importa muy poco, es como si el mundo desapareciera y de repente tuviera el permiso necesario para explorar a sus anchas. Al llegar a las celdas de clasificación B, mira todas las caras que tiene alrededor, camina de un lado a otro, contándolos, asegurándose de que no se deja ninguno atrás. Y cuando termina va por la siguiente sección. Hace lo mismo con las celdas de clasificación A.

En algún punto, se topa con una especie de clínica psiquiátrica, diseñada igual que un pequeño pabellón. La imagen le trae recuerdos y lo que viene a su memoria es la apariencia de decenas de criaturas que golpean sus frentes contra las paredes, como si alguien hablara dentro de sus mentes y no pudieran tolerar al intruso.



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En el texto hay: rey, brujas, dramas y magia

Editado: 27.11.2023

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