INTRODUCCION

No diré mi nombre porque no es importante en realidad, soy una persona sensible, amable y paciente o es lo que se puede decir de mí, no me gusta sobresalir y tampoco ser señalado. Tengo casi 15 años y se podría decir que estoy en la edad del desarrollo emocional y sentimental, también superficial. Lo que casi todos conocemos como la pubertad, peor etapa para un adolescente. Pero para mí no lo era, Tenia a mis amigos y personas que me querían. Todo era normal.

Hasta que ese día una semana antes de mi cumpleaños, murió mi mejor amigo. Por razones del destino, me acuerdo que en ese momento vi mi mundo monocromático, y como si una parte de mi desapareciera. Él fue una persona muy importante en mi vida, fue mi primer amigo y tal vez hubiera sido el último, estuvo en la buenas y en las malas, y en los momentos en que quería estar solo. Se podría decir que éramos muy unidos, como hermanos.

Cada parte de mí, supero poco a poco las etapas del duelo, no llore, no grite, solo me quede observando la blanca pared, mientras moría de tristeza, rabia, desesperación y un millar de sentimientos que no dejaban de brotar de mi interior. Pase mi cumpleaños, encerrado en mi cuarto, que fue la primera etapa. Rechazar la verdad mientras todos la asimilaban. Segunda etapa, esperanza de que volvería esa persona. Tercera etapa, aceptación mental de que esa persona ya no está con nosotros. Cuarta etapa, el duelo, el desahogo sentimental. Y quinta y última etapa, la reconstrucción de la vida, pero esta última no funciono como esperaba, reconstruir mi vida se volvió discordante a lo que era, antes era una vida activa, animada y divertida. Ahora era una seria, antipática y estricta vida.

No sé qué pasaba por mi cabeza, pero la razón de vivir la veía borrosa, la perdida de literalmente un familiar sin relación sanguínea, y de paso éramos gemelos o algo así desde nuestro punto de vista. Cumplíamos el mismo día. Yo le decía plata de cariño y el a mi oro.

Posteriormente luego de medio año, mi humor desapareció totalmente, mi sonrisa se volvió nada, mis notas eran perfectas nada me impedía sacar lo mejor de mí, aunque algunas veces no soportaba nada, no me gustaba hacer contacto con nadie era mejor estar solo, como llegue al mundo o como lo creí. Mi mundo era solo vacío y depresión.

Las personas intentaban acercarse a mí y darme la mano, pero yo solo volteaba y abrazaba la soledad. Tuve que ir a psicólogo por un tiempo. Recuerdo todo lo que decía.

––– ¡hola!

––– hola...

––– mi nombre es Arturo y no pienses en mi como un doctor, piensa en mí como un amigo.

––– no quiero amigos, solo quiero estar solo.

––– y ¿porque quieres estar solo?

––– ¡porque si!

––– ¿que sientes estando solo?

––– felicidad.

––– y ¿qué es la felicidad para ti?

––– pues...

––– vamos dime...

––– en realidad... no recuerdo su significado.

Felicidad una palabra que puede derivarse de muchas circunstancias, pero en mi solo se encuentra un vacío, me siento bien estando solo pero no quiero quedarme atrás. Quiero seguir, y vivir, pero mis emociones son tan discordantes. Quiero seguir siendo yo pero me perdí en el camino, no recuerdo quien era y lo que soy es solo una diminuta sombra.

Un día quise recuperar lo que era, pero en el vacío de mi mente no veía nada más que oscuridad, me hacía falta mi otra mitad la que se perdió desde aquel día. La meditación era mi espacio de soledad en donde me sumergía en mi subconsciente, pero no podía bajar de la plataforma que me encontraba ya que me parecía una profunda oscuridad.

Era un erudito en el colegio, pero la semana antes de mi cumpleaños, iba bajando las escaleras. Y sentí un llamaba por la espalda, gire y resbale. Haciéndome caer de espaldas en las escaleras. Oscuridad, era lo único que podía ver, hasta que me di cuenta que estaba dentro de mi subconsciente, en esa plataforma que no puedo bajar.

––– ¿qué hago aquí?

La plataforma empezó a convertirse en pequeños fragmentos que caían al oscuro vacío de mi mente al igual que yo que estaba encima de ella.