Cuando abrí los ojos me encontré en un lugar conocido, en el pie de una montaba
gigante que despendía un aire familiar, desde donde la mirara.
El cielo era cian y con las cubes contrastaba un hermoso cielo. La montaña tenía un
sendero que subía hasta lo más alto, y allí había una casa, alrededor de la montaña
había césped, arboles torcidos, narcisos y jancitos de colores. Todo era muy hermoso y
conocido a la vez, pero no tenía ni idea de que era este lugar. Talvez lo visite en algún
momento, lo vi en una revista, me quede allí, vivía allí, no lo sé.
––– ¡HOLA! ––– grite al aire. Y se escuchó en forma de eco.
Me fui acercando lentamente al pie de la montaña, se veía que este lugar era muy
cuidado, era pulcro e impecable.
––– que lugar más lindo.
Fui subiendo por el sendero hasta que llegue a la cima de la montaña. La casa también
era muy hermosa. Entrada de mármol, moldura de madera y pintada de blanco pálido,
rustico pero elegante la entrada. Luego las puertas de la casa se abrieron de la nada. Y
yo muy confiado pase, era tan hermosos por dentro como por afuera. Camine con
cuidado, me fije y habían ¿cuadros de mi familia? Aunque no me crean estaba mi
abuela, mis tías y tíos, mis primos hasta mis padres. Con razón todo esto me parecía
familiar, está es la casa de mis bisabuelos yo iba todos los años hasta que murieron y
vendieron esta casa. No lo recordaba, en este lugar la pasaba de maravilla con mis
primos, todos corriendo y jugando, que tiempos. Ahora ni siquiera nos vemos, ya no
recuerdo el nombre de muchos.
Que cosas de la vida, recuerdos rebosaban mi mete en esta casa. Me senté en el sillón
de la gran sala, y en la mesa estaban los recuerditos que estaban prohibidos tocar. El
piano blanco que la bisabuela, que tocaba todas las tardes. Esa casa me llenaba de
nostalgia y muchos sentimientos.
Como si se hubiese destapado algo que se había perdido.
––– que cosas no, volver a este lugar, que no había visto en años.
Me levante y fui a recorrer el resto de la casa, la segunda planta que nostalgia en el
aire, los cuartos de los abuelos y en donde nos quedábamos a dormir. Los cuadros
antiguos, de la abuela, toda la familia estaba aquí, algunos primos segundarios, y tíos
segundarios. Había un cuadro gigante en la cocina, que denomine el árbol familiar, en
donde estaban en nombre de cada uno de nosotros y la generación que era. Yo debería
ser la duodécima tercera, por allí, no me fije bien.
Me recosté un momento en la cama y empecé a escuchar como el sonido del mar.
Pero que yo recuerde este era un lugar de montañas y el mar estaba a kilómetros de
aquí. Fui escuchando ese sonido cada vez más cerca. Pero en mi mente no recordaba
que estuviera cerca. Baje a la plata principal y me encontré con un cuadro que estaba
tapado por una manta roja y estaba encima de la chimenea.
––– espera ese cuadro no estaba allí.
Me acerque a la chimenea y el fuego estaba encendido, con una varilla intente quitar la
manta roja.
––– ¿Qué habrá detrás?
Alcance la manta y tire de ella, detrás de esta estaba, una foto de él.
––– ¿pero porque?
––– que está pasando.
––– ¡me estoy volviendo loco!
––– ¡si, si es eso!
––– ja, ja, aja, ja, ja ha ah ha ah aa
––– no tú estas bien, bien. Solo calmate.
La casa empezó a temblar y las paredes y techos de la casa se agrietaron, y por esas
grietas salía agua a unos niveles inéditos, la casa familiar se fue inundado y yo me
refugie en los lugares más altos de la segunda plata. Veía como todos estos recuerdos
se hundían en el agua, al parecer las grietas solo afectaron al piso principal, o eso fue lo
que creí hasta que vino una ola desde el cuarto de la abuela y casi me lleva, si no fuera
porque me agarre de la baranda.
El agua subía mucho más rápido por la cascada de agua que caía del segundo piso.
Que dicha ver que se sumergen todos estos recuerdos hasta el fondo del agua como un
tesoro que jamás podremos encontrar.
Toda la habitación ya estaba a punto de quedar totalmente llenaba de agua, yo lo que
hacía era mantener la cabeza lo más arriba posible, pero el agua no se detuvo. Hasta
que todo estuvo lleno de agua. El techo de la casa se rompió y se volvió pequeñas rocas
que se hundieron hasta el fondo del agua.