Cuando Salí y vi mi alrededor ya no estaba en el templo del amor, sino que me
encontraba en lo que parecía un cementerio, al ver eso voltee a ver el hueco y ya no
estaba el esqueleto, estaba totalmente vacío.
Termine de salir de ese hueco y me preguntaba ¿dónde estoy? como siempre. Pero me
llego otra incógnita, ¿porque no había despertado? Llevaba mucho tiempo en este
lugar y no me había hecho.
––– ¿porque será...? será que ya... ¡no, no, no, no, no! no creo que haya muerto, más
bien dicho ¿cómo llegue aquí?
Yo pensando sentado en la orilla de hueco, oí un chillido que se fue acercando a mis
espaldas, cuando vi eran dos siluetas que traían una urna, y eso me certifico que era un
cementerio.
––– ¡Oye chico me darías un permiso!
––– ¡sí! claro, claro.
––– gracias. Vamos esto está demasiado pesado.
Las siluetas bajaron lentamente el ataúd, y luego se fueron.
––– ¡esperen!
––– ¿a quién entierran...?
––– ¿porque preguntas?
––– solo por curiosidad.
––– mmm... solamente un sueño.
––– ¿un sueño?
––– uno de muchos.
––– un sueño... eh.
Como que un sueño, me imagino que se refería a un sueño de futuro. Después de un
tiempo regreso una silueta a con una pala y empezó a cerrar el hueco.
––– oye tú.
––– ¿yo?
––– si tú
––– ¿qué quieres?
––– no solo quería saber, a qué se referían con sueños.
––– ah eso. No se refería a nada, solo estábamos enterrando un sueño.
––– ósea, que entierran metas.
––– ¡No...! ¡Sueños! las metas son cosas muy diferentes.
––– sigo sin entender.
––– aquí van a parar los sueños que no se recuerdan, lo que cuando despiertas se te
olvidan.
––– ah creo que entendí, ósea que estas enterrando uno.
––– sí. ––– dijo la silueta, mientras se limpiaba el sudor de la frente.
––– ¿cuál?
––– es más una pesadilla, pero lee la lápida.
––– ¿la lápida? ––– dije y me acerque a ella.
La lapida que no tenía nombre, ya no existía. Me acerque a otra y tenía escrito "cielo
celeste" me imagino que era uno en donde miraba el cielo. Pero en realidad no
entendía de que se trataba, intente frotar mi mano contra la lápida para quitar la tierra
en ella y todo mí alrededor se transformó, y se volvió un cielo nublado y celeste, con
una melodía armoniosa sonando desde quien sabe dónde. Estaba volando pero no
como los pájaros, se sentía la brisa atravesar todo mi cuerpo y el tocar de las nubes que
desaparecían entre mis manos.
––– que lugar tan pacífico.
––– oye ¿qué paso? ––– escuche.
––– ah ¿de qué?
––– no se tocaste la lápida y te quedaste mirando a la nada... más bien, te pregunto
¿qué te paso? ––– dijo la silueta que estaba cerrando el hueco.
––– ¿no lo viste?
––– ¿El qué?
––– el cielo.
––– si esta nublado.
–––No me refería a ese cielo, entonces no lo viste.
––– ¿qué?
––– no nada olvidalo. Pero toca la lápida. ––– le dije señalándola.
––– ¿porque?
––– solo hazlo.
––– bien.
La silueta toco la lápida pero no sintió nada, su mirada siguió igual, al parecer solo me
paso a mí no sé por qué.
La silueta termino de enterrar ese sueño y se marchó, me quede solo en un lugar
silencioso y deprimente. La verdad había muchas tumbas, demasiadas para contarlas,
veía los nombres de algunas de ellas. Pero me sentí atraído por una que decía "edificio
solitario" y deslice nuevamente mi mano sobre la lápida.
Otra vez cuando parpadee me vi transportado a otro lugar, específicamente un
edificio, abandonado. Todo estaba casi destruido y muy sucio, no se escuchaba ni el
más mínimo de los ruidos, ni siquiera el mío propio.
Nuevamente caí en cuanta de que solo era una ilusión o algo así. Pero se sentía tan
real, no sé pero sentí una como si estuviese en realidad allí. No sé porque pero quería
volver a esta allí, pero cuando volví a pasar mi mano por la lápida no pasó nada.
––– ¿porque no puedo? si acabo de hacerlo.
Fui a otra lapida que decía "selva arcoíris" y no pasaba nada en cuanto pasaba mi
mano, otra tras otra les fui pasando mi mano pero no ocurría nada.
Me sentía un poco decepcionado y cuando por fin me rendí, me recosté de una lápida
sin nombre. Una que tenía flores marchitas, me daba un poco de pena y con mi mano
la acaricie levemente con suavidad.
Aparecí en un lugar demasiado familiar, me puso a presenciar una noche de verano en
la cual la pase junto a mi mejor amigo, una noche. En donde la pasamos juntos,
arropados bajo una cobija, sin luz y en medio de una tormenta.
––– esto, es una broma. ––– dije entre mí.
––– ¡...!
––– no me dejes.
––– jamás lo hare. ––– dijo él.
––– ¿de verdad?
––– te lo juro. ––– me dijo, mientras entrelazábamos nuestros meñiques en forma de
una promesa eterna.
En ese momento pensé que esto era solo una broma, pero solo era un simple sueño,
que ni siquiera era ni una sola pisca de la representación de la realidad, inconsciente,
eso sí paso pero no de esa, manera. Yo le jure que íbamos a estar juntos, y juntamos
nuestras manos mientras nos quedábamos dormidos.
Esa escena la soñé como hubiera querido que fuese en realidad pero, las cosas no
siempre no salen como queremos. Creo que no cumplí esa promesa. Después de lo que
paso.
Desperté simplemente, pero esta vez no fue en otro lugar, esa vez estaba despertando.
Estaba mi madre dormida y al parecer estaba en una cama de hospital, no podía ver
claramente, pero sé que era ella.
––– ¡...! ¡Despertase! ¡...! ¡Despertaste! ¡Me oyes, dime algo! ––– dijo mi madre
agitada.