El Último Ángel

Capítulo XI

Una de sus manos abandona mi cintura, y la desliza sobre la tela, por mi estómago, entre mis pechos y sube por mi cuello, obligándome a tirar mi cabeza hacia atrás. Me tiene completamente hechizada y sin querer salir de este trance. S u boca llega a mi mejilla y me besa suavemente, intentando que mi boca llegue a la suya. Tengo la mente nublada, imaginando sus manos sobre todo mi cuerpo. Esas manos, poderosas y manchadas de sangre. Abro los ojos con fuerza y salgo de mi estado.

Mis alas vuelven a aparecer haciendo que Diamen se corra de mi espalda. Me levanto de la cama y me alejo de él antes de que todo vuelva como antes y no pueda resistirme. Demonios, ¿que fue todo eso? R espiro agitada. Lo miro fijo, intentando advertirle que no vuelva a ponerme una mano encima. Sonríe, parece frustrado, pero como si comprendiera.

- E so ha sido... - su mirada cargada de deseo me atraviesa el cuerpo – intenso.

S e limpia las comisuras de su boca con su dedo pulgar. Eso se vio realmente muy atractivo. S e desliza por la cama y camina hacia donde estoy parada.

- Increíble– murmura, hasta que lo tengo enfrente – es mágico, jamás había experimentado eso – podría decirse que yo también, pero teniendo en cuenta que hace pocos meses que existo, no tiene sentido.

Me mira fijo, buscando algo en mi mirada, con una amplia sonrisa, parece como si fuese a comerse el mundo. Por mi parte no moví ni un musculo. Tenía la sensación de que si me movía saltaría sobre mí y me comería viva. Aun no sé si en el buen sentido. Por un lado su mirada prometía maravillas. Por el otro parecía advertirme "intenta algo y estas muerta".

Volvieron a tocar la puerta y tiro la cabeza largando un suspiro. Creo que no quiere que lo molesten, por alguna razón. Yo en cambio, cada vez que tocan la puerta, quiero bendecir a esa persona, fuese quien fuese.

— ¿Qué quieren?— grito y yo rogué que no se le ocurriera hacer entrar a nadie aquí ¡Estoy desnuda!

—Señor, soy Makel, tenemos problemas, daemonium— ¿da... que?

Diamen suspiro y se acercó a mí para colocarme la capa que estaba colgada en la pared, la suya. Me rodeo bien con ella cubriendo cada espacio de piel.

—No te la quites— asentí y luego se giró a la puerta para abrirla— pasa... pero cuida tus ojos— el muchacho se tensó.

—Buenos días señorita...— murmuro sin mirarme.

—Buenos días Makel, soy Eileen— murmure, en realidad la situación no me gustaba mucho.

Era vergonzoso estar aquí encerrada, mas sabiendo que había dormido con él. De seguro imaginaran cualquier cosa que no me hacía sentir cómoda.

—Un placer— se acercó a Diamen que se había acercado a la cama para colocarse la ropa.

Al parecer Makel tenía derecho a verle el rostro, debe ser uno de su grupo más cercano.

—Hay un daemonium cerca, lo hemos escuchado rugir, por el sonido creo que es uno de los Odi— creo que vi el cuerpo de Diamen tensarse de golpe —no podremos solos, necesitaremos tu ayuda.

—Iré yo, nadie ira conmigo

—Pero...

—Cuida de ella, procura que no se acerque a Jaior, sabemos hasta dónde puede llegar— Makel asintió.

No entendía nada de lo que hablaban, pero al parecer era algo peligroso, la expresión de Diamen lo decía todo. Termino de cambiarse y se acercó a mí mientras sacaba algo del bolsillo.

Mi collar. Me lo coloco mientras me miraba fijo a los ojos. Parecía realmente preocupado y enojado. Creo que lo que sea que apareció despertó algo en él.

—No te lo quites por nada del mundo, será mejor que nadie sepa quién eres— lo sé, aseguro que alguien más querrá matarme, como siempre— Makel...— él se acercó —tráele ropa y por favor...— apoyo su mano en el hombro del muchacho —No hagas nada que me obligue a despedazarte.

Por dios, cuantas amenazas en poco segundos. Aun así, el muchacho se asustaba, pero no parecía molestarle. Iba a seguir cada pedido de él como si fuera orden de dios. Es extraño, él les quito las alas, ¿Por qué lo siguen con tanta devoción? No tiene sentido. No pregunte de seguro nadie me diría nada. Además tengo que ser como uno más de ellos. Como si también siguiera a Diamen.

Makel salió de la habitación. Dejándome en mi nube de pensamientos, mientras Diamen desaparecía enfrente de mí.

Hay una parte de la historia que no se de seguro, porque de otra manera no podría entender su conducta. Sabiendo las cosas que Diamen ha hecho, cuantas personas ha matada y quitándole las alas, lo veneran.

Makel volvió a los pocos segundo trayéndome un vestido corto, negro. Salió de la habitación de seguro para que me cambiara.

El vestido era de seda negro corto y suave al tacto. La espalda estaba descubierta sujetándose por una cadena de encaje negro. Es demasiado atrevido creo. Pero por lo que vi que llevaba la chica que Diamen llamo Fioryn ayer, creo que usan esta ropa. Es mejor adaptarse.

Abrí la puerta de la habitación para encontrarme con la espalda de Makel. Se giró luego de oírme. Afuera veía a los sumo cinco ángeles más. Dos hombres y dos mujeres. Bueno es verdad. Llevan poca ropa. Los hombres tienen el torso desnudo, solo llevan pantalones. Las mujeres solo llevan unos vestidos muy parecidos a el que llevaba puesto.



#47706 en Novela romántica
#22725 en Fantasía

En el texto hay: angeles, demonios, angeles caidos

Editado: 26.09.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.