Marcus Smith.
Yo era un niño, con apenas 4 años, cuando mis padres me enviaron a un internado en California.
Nisiquiera pude dormir bien la noche antes del viaje: no quería irme, aunque sabía que ya era una decisión tomada por mi padre, además no podía dejar de recordar las pasadas horas. Al otro día, los besos y abrazos de mi familia al decirme adiós, venían a calmar las lágrimas de de dolor por nuestra amarga separación.
Belinda, linda, tierna, y como siempre comprensible, esperaba su turno con los ojos cristalizados y aguantando las ganas de llorar, hasta que, balbuceando pequeñas palabras de despedida, nos junto en un lindo y cálido abrazo. Yo no quería separarme de ella, aunque era un chiquillo, sabía que quería estar con ella.
Minutos después, cuando mi padre y yo nos alejábamos en su auto, empecé a mirar a lo lejos aquélla casa, buscando la imagen de aquellas personas que tanto quería: ahí estaba Belinda, en el patio, observando expectante como me alejaba cada vez más; desde allí pude ver cómo agitaba su mano en señal de adiós, y en ese adiós pude comprender muchas cosas, tantas, que en mi alma ya se encontraba marcada la importancia de nuestra futura historia...
Belinda Brown.
Yo solo tenía 3 años, cuando mi mejor amigo debía irse a California para estudiar; lo cual me ponía muy triste, pues el y yo siempre estábamos juntos.
Recuerdo que el día anterior a su partida, Marcus y yo pasamos el día juntos como siempre, pero no fue un día ordinario, no fue un día igual al resto. Marcus y yo veíamos una película, en la cual el Príncipe era un sapo y la princesa una camarera; al final de la película el príncipe y la princesa quedan juntos, y viven felices por siempre. Al terminar de ver la película, Marcus y yo decidimos que terminaríamos viviendo juntos para siempre, tal y como en la película, así que nos juramos amarnos por siempre, sin importar lo que pasará. Para muchos ésto puede ser una simple promesa de niños que solo estaban jugando, pero para mí, fue algo muy importante, fue algo que quedó grabado en mi mente y en mi corazón.
En la mañana de su partida, mi padre me llevo para despedirme, yo trataba de no llorar para que el no me viera triste; pero la verdad es que, mi interior se desgarraba llorando. Después de que todos se despidieran yo me acerque, le dí unas palabras de adiós y luego lo abracé lo más fuerte que pude, con ganas de no soltarlo nunca, pero eso era imposible, ya que el debía estudiar para convertirse en un hombre de negocios y de familia.
Luego de despedirnos, Marcus subió al auto de su padre, para así alejarse lentamente. Aún a lo lejos podía ver cómo Marcus miraba atravez del cristal de el coche, con mi mano le dije adiós y el imitó mi acción. En ese momento, algo se plantó en mi mente: “te esperaré Marcus Smith, te esperaré hasta el final de los tiempos, y aún más allá”.
Hola, espero estén bien. Éste es el segundo libro que estoy escribiendo, espero y les guste.
El tamaño de los capítulos de éste libro varía mucho ya que unos llevan más contenido que otros. Espero me acompañen en ésta historia de amor. También pueden pasar por mi otro libro, se titula: “¡Ahora eres mía! ¿Entendido?” puede que les guste.
Pásenlo bien. Nos leeremos luego.