El Último DÍa De La Tierra

023

Después de aquella confesión me encerré en mi habitación a llorar, la explosión del hospital central ocurrió unas semanas antes del comienzo de abril, en ese entonces la última alarma de marzo había sonado para advertirno que si no nos deteniamos estaríamos acabados pero ¿Porqué advertirnos cuándo ya estábamos acabados? ¿Era una clase de sadismo advertirnos de algo que ellos ya sabían pasaría y acabaría con nosotros? ¿Porqué lo hacían? ¿Con que fin?


 

Escuché la puerta abrirse y unos minutos después la cama se hundió a mi lado, su mano rodeó mi cintura y su barbilla se apoyó en mi brazo—¿Que es lo que pasa, preciosa?


 

—Sólo estoy sensible—Musite.


 

—Ven aquí—Me hizo rodar y apoyar mi cabeza en su pecho, su mano acariciaba mi cabello mientras mis dedos trazaban figuras abstractas en su abdomen.


 

—Leo, ¿El gobierno intentó detener el virus?


 

—Si, te lo puedo asegurar—Bajo su rostro para besar mi frente buscando darme tranquilidad—Yo vi con mis propios ojos cómo intentaron detenerlo pero no funcionó, creo que el que ignoraramos las alarmas e hiciéramos a un lado la contaminación fue lo que expandió el virus 


 

Guarde silencio mientras él continuaba acariciando mi cabello—¿Cómo era tú vida antes de esto?


 

Su pregunta me sacó del remolino en el que se encontraban mis pensamientos, alce mi vista para encontrarme con la suya—Aburrida por que no te tenía a ti


 

Él sonrió mostrando sus pequeños dientes—¿Y quiere que le muestre cómo se divierte un coronel?—La insinuación en su voz me hizo sonreír, asentí mientras mi mano se metía bajo su camisa y acariciaba sus abdominales.


 

Madre de dios, las únicas veces que toque abdominales de chocolate fue...No, jamás los toque. Dios no me premió con ello pero ahora...¡Jesús bebé! Lavaria toda mi ropa en ellos.


 

Calma, Eva.


 

Respira. 


 

Pude sentir mis mejillas arder mientras él se ponía de lado y su mano hacía un recorrido desde mi muslo hasta mi abdomen, esa sonrisa de lado que tenía en los labios era mojabragas—En serio odio a ese idiota—Cage hizo su aparición en la habitación, Leo maldijo mientras se acomodaba en la cama y yo escondía mi cabeza en su pecho.


 

Que inoportuno es Cage.


 

Joder, si sigues interrumpiendo jamás vamos a follar—Se quejó Leo, Cage rió mientras caminaba hasta la cama y acomodaba su cabeza en el abdomen de Leo y su espalda en la cama, quedando sus piernas colgando de la cama


 

—¿Para que quieres follar? No es divertido cuándo pueden entrar muertos, follar requiere concentración y fusión de chakras—El tono intelectual que uso me hizo reír, Leo rió sutilmente. 


 

—¿Fusión de chakras? ¿Que dices Cage?—Se burló. 


 

—No me molestes, Coronel—Bramo, acerqué mi mano a su cabello y lo acaricie. Una pequeña sonrisa traviesa apareció en sus labios—¿Y si hacemos un trío?


 

—¿Y si te largas mejor?


 

—Uy, que genio, Coronel—El guardó silencio tras decir aquello y se mantuvo viendo el techo perdido en sus pensamientos, seguía acariciando su cabello mientras una sonrisa se instalaba en mis labios.—¿No les hubiese gustado habernos conocido antes? Cuándo el mundo aún tenía esperanza, cuándo estábamos vivos—Su voz adquirió tristeza, entonces me pregunté ¿Cómo era Cage antes de los muertos? ¿Era feliz? ¿Y Leo? ¿Su vida realmente había sido tan mala antes de los muertos?—Me hubiese gustado conocerlos antes, incluso a ti coronel—En su voz había cierta nostalgia, lo que hizo que mi corazón se encogiera—Quizás pudimos haber sido amigos, quizás...Quizás, Quizás 


 

—El mundo está lleno de quizás, Cage. Pero no haces nada imaginando cómo hubiesen sido las cosas sí quizás hubiesen pasado de forma diferente—Su mano acarició mí cabello, aunque Leo tuviera razón, me gustaba imaginar cómo hubiesen sido nuestras vidas si nos fuésemos conocido antes. 


 

—Lo sé pero hay cosas que me hubiesen gustado que pasarán de forma diferente, un quizás cambia los escenarios ¿No crees?


 

—Aún cuándo agregues un quizás al escenario, tendrá el mismo final, Cage


 

—Me gusta pensar que pude habermelos topado en la calle, que quizás cruzamos miradas en algún café o en el hospital—Comencé, ambos dirigieron su mirada a mí. Me aleje del cuerpo de Leo y me apoyé en mis rodillas, sus ojos seguían cada movimiento que hacía—Y entonces sin saberlo ya nuestras vidas se habían unido, Rolling Park no es muy grande así que, tal vez nos topamos sin siquiera saber la importancia que tendríamos en la vida del otro—Me encogí de hombros restándole importacia a algo que había estado rondando por mi cabeza, Cage sonrió y volvió su mirada al techo.


 

—Algo así cómo el destino—Susurro, asentí aunque no pudiera verme—Ustedes fueron puestos en mi camino para joderme ¿No es así? Nunca tuve una familia, al menos no hasta mis dieciocho años, no sé cómo se siente amar a un hermano...Pero, sé que haría lo que fuera para protegerlos...Incluso a ti, Coronel—Su voz se quebró así que ese fue mi señal para ponerne de pie y caminar hasta él, Cage tomó asiento en la cama con la mirada brillosa en mi y entonces lo rodee con mis brazos, buscando darle calma.


 

—Vamos, Cage. No seas llorón, la C.I.C.T no entrena bebés llorones—Se quejó Leo con una pequeña sonrisa mientras se arodillaba en la cama al lado de Cage, escuché la leve risa del rubio pero él mantenía su cabeza escondida en mí abdomen.


 

—No hasta que me digas lo que significo para ti—Se quejo, lo aleje de mí para tomar sus mejillas y secar las lágrimas con mis pulgares. Sus ojos verdes se enfocaron en mí, intensos y con un brillo en ellos que me hizo sonreír.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.