El Último DÍa De La Tierra

031

Leo.


 

Desperté algo mareado luego de que las malditas bombas aturdidoras fueran arrojadas por toda la casa, me puse de pie sosteniéndome del sofá y con pasos torpes me encamine a las escaleras. Me sostuve de la baranda para poder subir las escaleras con mis sentidos apenas acostumbrándose a mí alrededor, Cage se apoyaba en la pared mientras maldecia—Mierda...mierda—Al escuchar mis pasos alzó su cabeza para fijar sus ojos en los míos, Cage estaba tan confundido cómo yo—¿Que ha pasado? ¿Quién...?


 

Y entonces algo en mí cabeza hizo click, acelere mí paso hasta la habitación dónde Nathan jugaba con Mía y Lía, el corazón me martillaba en el pecho cuándo cruce el pasillo ante la mirada confundida de Cage. Abrí la puerta con brusquedad provocando que está chocara contra la pared, haciendo un ruido seco y asustando a la pequeña rubia que giró su rostro para verme confundida.


 

—¿Coronel...?


 

Eva.


 

¿Dónde demonios estaba Eva?


 

Sin darle una respuesta me giré y trote hasta la habitación de Eva, trague saliva una vez frente a su puerta. Mi corazón se agitaba de sólo pensar que ella estaría detrás de esa puerta, mis dedos hormigueaban y pronto ese hormigueo cubrió todo mí cuerpo, la calidez que sentía cada vez que ella estaba cerca me golpeó cómo un jodido tren, incluso sentía que si daba un paso no tocaría el suelo, era cómo estar en las jodidas nubes. 


 

Sé que haberle ocultado que haber estado en el hospital no había sido una casualidad, tampoco él que me quedará con ella y fuera un imbécil, sé que nada de eso estaba bien pero si me hubiese ido alguien más habría tomado el trabajo y pensar en perderla...n-ni siquiera puedo imaginármelo.


 

Y dolía, claro que dolía que ella pusiera en duda lo que sentía pero...supongo que yo también lo haría por que...no, jamás dudaría de sus sentimientos por que cada vez que esos bonitos ojos negros se enfocan en mí es cómo si el puto universo se abriera paso, ese precioso brillo que me roba el aliento y puede compararse con las jodidad estrellas es lo que me indica que ella está igual de pérdida que yo...aunque podría asegurar que yo estaba más que perdido, Eva me había calado hasta en los huesos. Se había metido tan dentro de mí que absolutamente todo le pertenecía, mi alma era suya.


 

Y cómo le pertenecía, cómo ella era una luz que se abrió paso en la oscuridad que me envolvía, estaba dispuesto a proteger esa luz, estaba dispuesto a morir si eso salvaba a Eva. Mí vida era suya, la única cosa que me daba esperanza era ella así que estaba dispuesto a que esa esperanza se expandiera, estaba dispuesto a morir por ella.


 

Ella era mi jodido infinito.


 

Mi universo.


 

El para siempre de mí siempre.


 

Giré el pomo sintiéndome desesperado por verla, me mordí el labio tratando de ocultar una sonrisa que planeaba escaparse de mis labios pero todo rastro de euforía desapareció cuándo no la vi por ningún lado, mis oídos comenzaron a pitar mientras me dirigía al baño de la habitación en busca de Eva pero no estaba.


 

Tiré de mi cabello comenzando a desesperarme, intentaba calmarme por que tener un jodido ataque de pánico en estos momentos era lo que menos necesitaba. Comencé a contar hasta diez y tomaba respiraciones, aunque esa mierda nunca funcionó quería ser optimista, por una vez quería creer que podría calmarme. 


 

Las taquicardias se unieron a los zumbidos de mis oídos y pronto mis pulmones olvidaron cómo hacer su trabajo, boqueaba intentando conseguir oxígeno mientras continuaba contando hasta diez y hacía respiraciones. Apoye mis manos en mis rodillas mientras boqueaba buscando aire, no podía desmayarme, necesitaba buscar a Eva.


 

—Leo...¿Leo?—Cage se plantó frente a mí y colocó su mano en mí hombro, los puntos negros comenzaban a llenar mi alrededor mientras todo se convertía en un eco. ¡Mierda! Estaba teniendo un maldito ataque de pánico, mis pensamientos se arremolinaban y se volvían un caos dentro de mí cabeza. Mi corazón golpeaba contra mis costillas, incluso si te fijabas en el suéter que llevaba podías ver los latidos. Si seguía así me desmayaría.


 

Caí de rodillas mientras intentaba mantener la calma, intentaba no desmayarme. Cage sostuvo mi mentón y pude ver la preocupación cruzar sus facciones, relamió sus labios mientras observaba la habitación—Joder, ¿Q-que sucede? ¿D-dónde está, Eva?


 

—S-se l-la l-lleva-llevaron—Sentía la boca seca, joder, mi garganta se sentía cómo un jodido desierto. Cage trago saliva mientras se llevaba su cabello hacía atrás—T-tene-tenemos q-que i-ir p-por e-ella


 

Negó con la cabeza mientras hacía que mi brazo rodeara su cuello para ponernos de pie—Necesito que tú te tranquilices, Leo—Me dejó caer en la cama y cruzado de brazos se plantó frente a mí, mis pulmones habían comenzado a llenarse de aire y al menos ya no me sentía mareado—¿Tienes TEPT? ¿Cómo? ¿Tú...?


 

—Cage, joder, no es tiempo para preocuparte por mi. Alguien tiene a Eva y hablando sobre mi...—Pero Cage era un jodido dolor en el culo, tomó asiento a mi lado y suspiro, casi veía venir una de esas charlas motivadoras y reflexivas pero él simplemente volvió a suspirar y colocó su mano en mi hombro.


 

—¿Tienes idea de quién pudo habérsela llevado?—Su voz era cansada, Cage tampoco la estaba pasando bien desde que Eva había decidido enviarnos a los dos al demonio.


 

—No lo sé...n-no tengo idea...t-tengo...n-no puedo perderla


 

—¿Que te hace pensar que vas a perderla?—Aunque su tono quiso sonar optimista, tanto él cómo yo sabíamos que cuánto más tiempo perdiéramos, menos posibilidades teníamos de recuperarla.




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