Epílogo
Mi corazón seguía sintiendo que le faltaba alguna parte, quizás era porque el viento había regado todos sus pedazos en direcciones diferente o quizás se debía a que mi universo estaba muerto en una habitación de esté maldito lugar, la mano de Cage sujetaba con fuerza la mía mientras me guiaba a mí y al resto de sobrevivientes a la salida. La mano de John también sujetaba mi mano mientras salíamos de aquel lugar, sus pequeños ojos se detuvieron en mi preocupados.
-Hermana, lamento que…
-Sólo no me dejes tú también, por favor…no te vayas también-Negó con la cabeza antes de rodearme con sus brazos con fuerza, mis sollozos se hicieron audibles y pude ver a Cage morderse el labio intentando callar los sollozos.
-Lo sabías ¿No es así?-Me aferre al cuerpo de mi hermano cuando los sollozos se volvieron más intensos, Cage asintió con lentitud. Probablemente tuviera miedo de que reaccionara en su contra pero honestamente ya no quería pelear...ya no había nada por lo que pelear.
-Me lo dijo cuándo veníamos a rescatarte, jámas-jámas lo…
-Está bien, Cage…Está bien
Pero, ¿Qué realmente estaba bien?
Mi vista se enfocaba en el bonito atardecer marino, aun parecía irreal que hubiese pasado un año desde los acontecimientos en la C.C.B.R. Todo parecía lejano e irreal desde su muerte, era como si el mundo se hubiese detenido luego de que aquella arma se accionara. Quizás así lo sentía yo por que no quedaba rastro alguno de lo que alguna vez fue mi universo propio, también podía deberse a que aún la herida no cicatrizaba. Todavía habían pedazos esparcidos por ahí.
Luego de salir de aquel lugar maldito vinimos a México, Cage había escuchado por una de las radios que Davis tenía que un pueblito costero en México se había levantado de las cenizas y esperaban sobrevivientes. Llegar no fue tan sencillo teniendo en cuenta que estábamos a 4,288km pero Cage y otros de los sobrevivientes lograron poner a andar un avión así que fue fácil salir del lugar que nos arrebató todo…al menos físicamente porque mi alma y corazón se quedaron con el hombre que amé…mi alma era una estrella más en un universo que había muerto frente a mis ojos.
México era un buen lugar y Óscar, el tipo que logro deshacerse de los muertos y crear un buen lugar para vivir, nos recibió e hizo sentir cómodos a todos. Vivíamos en un pueblo costero muy bonito apartado del desastre de la ciudad, era como si en este lugar todo se hubiese puesto en pause.
El mundo no había cambiado nada aunque había pasado un año desde el veintidós de abril, todo seguía estando muerto. Martin, otro de los fundadores de Playa Esperanza, habían decidido llamarla así porque era una esperanza más para los sobrevivientes, una esperanza que no habíamos tenido hacia mucho, creía que ya no había nada que cambiara el mundo, lo habíamos destruido demasiado como para intentar arreglarlo. Así que por más que nos hubiera gustado hacer algo por el planeta ya era demasiado tarde, habíamos agotado hasta la última oportunidad de salvar algo que no tenía salvación.
Lía iba a una escuela y me gustaba la manera en que sus ojos brillaban al contarme sobre su día, ella estaba rodeada de niños e iba al parque o a la playa a divertirse y eso era gratificante porque aunque no hubiésemos podido arreglar lo que dañamos al menos mi hija podía tener una vida normal.
-Mama-Sonreí al escuchar la voz entusiasmada del pequeño pelinegro que sonreía mostrando dos dientes tan adorables como un conejito mientras tiraba de la mano a Cage. Lo sostuve en mis brazos una vez lo tuve frente a mí, bese sus mejillas gorditas mientras escuchaba su risa.
-¿Te portaste bien con el tío Cage?-Sus ojos se dirigieron a mí y un dulce puchero se instaló en sus labios, Luca tenía heterocromía pero al contrario de ser algo genético, su heterocromía se debía a que era portador del virus, mi pequeño bebé poseía un ojo azul como su padre y otro blanco. Luca era mi debilidad, él era una parte de Leo que se había quedado conmigo y eso me hacía sentir que aún me quedaba una parte del universo que alguna vez fue mío.
-Atrévete a mentir, enano-Advirtió Cage, ocultando una sonrisa. Luca no solo era mi debilidad, Cage había creado un lazo inquebrantable con él tan grande que era capaz de decir que…Cage era como el padre que yo misma le arrebate, solo debías fijarte en los ojos verdes del rubio para notar la admiración y el amor dirigidos hacia mi hijo, solo debías ver la sonrisa en Luca cada vez que Cage aparecía para afirmarlo. Mi hijo amaba a Cage como un papá…Y eso me hacía desear tener a Leo conmigo.
Lo habrías amado, es idéntico a ti.
-El tío Cage me dejo pintar su auto-Musito, me mordí el labio para no reír al ver la mueca en los labios de Cage porque eso no era cierto.
-¿Y en qué momento se supone que yo permití eso?-Los ojos de Luca se dirigieron a Cage, inclinó su cabeza y justo como el gato con botas hizo ojitos, Cage maldijo entre dientes mientras cedía a mi hijo.
-¡Mierda! Necesito dejar de ser tan blando con él-Se quejó mientras mi pequeño sonreía, Cage fijo sus ojos en Luca y con su mano despeino el cabello de mi pequeño.
Deberías verlo.
El ama a Cage.
Cage es como su superhéroe.
Lo entiendes ¿Verdad?
-¿Quién quiere ir por pizza?
Tengo que dejarte ir
Pero no sé cómo hacerlo
¿Cómo te dejo ir sin perderme en el camino?
-¿Todo está bien?-La voz de Cage llego hasta mis oídos, lleve mi mano hasta mis labios para callar los sollozos.
¿Tú sabías algo que yo no?
-Eva, has estado rara toda la tarde, ¿Que sucede?-Se acercó hasta mí y sujetándome de los brazos me hizo girar para que lo viese a los ojos, su rostro se crispo y no pude contener más el llanto-¿Por qué estas llorando?
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Editado: 21.06.2022