Era una tarde nublada y fría, la lluvia no había dado tregua por horas, y a pesar de ello una luz intensa se filtraba entre las nubes que cubrían todo el cielo como un manto grisáceo que resplandecía en el horizonte, el viento mecía los arboles delicadamente mientras el sonido de las hojas cesaba lentamente. El entorno era gris y solitario, se podía sentir en cada momento la tristeza. Vairen había estado hora tras hora al pie de la tumba de su madre contemplando el nombre grabado en la lapida con una mirada casi vaga, una mirada perdida y afligida, las lagrimas se confundían con las gotas de lluvia que recorrían su rostro y el viento lo acompañaba sutilmente como si respetara el dolor en su luto. Su mano desnuda sostenía con fuerza una rosa blanca que se teñía ligeramente de rojo.
Al retirarse pudo percatarse de que no era el único en ese lugar. Un personaje misterioso se resguardaba de la lluvia entre las sombras de un mausoleo. Si no fuera por el brillo intenso del fuego de su cigarro pudo haber pasado desapercibido todo este tiempo, pero al parecer esa no era su intención. Era como si esperara el momento adecuado para anunciarse. Una mirada fría y casi atemorizante se dirigió hacia Vairen mientras pasaba frente al mausoleo.
Vairen había tratado de permanecer en anonimato desde la desaparición de su padre, así había aprendido por las enseñanzas de su madre. Llevaba una vida sencilla y a la vez dura, nunca se cuestiono de el porqué le habían enseñado a vivir de esa manera hasta el día de la muerte de su madre, pero no la culpaba a ella. Vairen trabajaba para ganarse la vida en un mercado en los muelles de la ciudad. Siempre metiéndose en líos por ayudar a sus amigos unos niños abandonados que se veían obligados a robar comida. Sobrevivir era muy difícil en esa época.
Un gordo obeso con mandil de carnicero manchado de asquerosidad y con moscas revoloteándole se acerco sorpresivamente empujando a Vairen.
- Se lo que has estado haciendo y no te saldrás con la tuya. Lo señalaba con un cuchillo con el que descabezaba pescados.
-Te estaré vigilando muchacho.
Después de haber rescatado a un niño de la policía local se percato de unos hombres de sombrero y gabardina, buscaban a alguien. Mostraban una foto a los lugareños. En ese momento son señalados por el gordo. Sin dudarlo el niño y Vairen se echan a correr escabulléndose entre la multitud. Mas sin embargo los perseguidores no los perdían de vista siguiéndolo a corta distancia. Cuando se acercaron lo suficiente al niño Vairen arroja el costal sobre ellos y levanta al niño y emprenden nuevamente la huida.
A pesar de las habilidades de Vairen y del niño para escapar entre la multitud estos perseguidores eran sorprendentemente perseverantes.
Un descuido hizo chocar al niño con la multitud y perder el equilibrio cayendo en un charco de agua sucia y algo que podríamos llamar lodo podrido. Cuando Vairen se da cuenta de lo ocurrido y a pesar de que los perseguidores ya estaban cerca no duda en retornar apresuradamente, de pronto cuando los perseguidores estaban a unos metros del niños estos lo ignoran pasándolo de largo, pasaron corriendo sobre el charco salpicando el rostro del niño de suciedad. Vairen se detiene desconcertado unos segundos y emprende la huida nuevamente.
Después de un tiempo de escabullirse entre la multitud y cruzar no muy gratos callejones portuarios de aquel lugar, Vairen logro evadir a sus perseguidores. La noche ya había caído, y Vairen se acerco a lo que parecía un lugar de mala muerte, mas sin embargo entro y paso entre la clientela como si nada. Grupos de piratas, personajes aterradores eh incluso personajes de aspecto vampiresco que observaban entre las sobras de aquel lugar, como si aquel lugar atrajera lo mas atroz. Mas sin embargo Vairen no sentía temor, pasaba ignorando todo a su alrededor, se dirigió a unas escalares al costado de la barra del cantinero. Sorprendentemente ese lugar tan atroz era su hogar hasta hace poco, Vairen vivía en el segundo piso de aquel terrible lugar. la propiedad había pasado a manos de oportunistas después de la muerte de su madre. Se habían hecho de la propiedad con engaños y corrupción y tras no poder hacer nada Vairen quedo despojado de todo lo que tenia. Sin embargo le habían permitido quedarse en cuarto en ese lugar que como gesto de humillación le habían otorgado con la condición de desalojar en pocos días. Humillado y despojado de lo poco que le quedaba a Vairen solo le quedaba juntar lo suficiente para irse de ese lugar. Pocos días le quedaban como prorroga para desalojar el lugar. El cantinero se encargaba de recordárselo día tras día, se lo recordaba haciendo gestos de satisfacción en cuando le daba la espalda.
Vairen pasaba directo a su habitación subiendo las escaleras ignorando indirectas del cantinero e incluso insultos.
- Huérfano inútil comentaba el cantinero con sus clientes ebrios que soltaban trompetillas burlescas y carcajadas.
...
...Huérfano al menos es lo que le habían hecho creer hasta este momento. La vida se había hecho muy dura para él. Había dejado muchas cosas atrás, y la soledad seguía impactando su vida cada que regresaba a esa habitación silenciosa.
Al regresar a casa era evidente la tristeza en vairen, era una figura solitaria entre pilas de cajas de cartón.
Había empacado todo bajo la amenaza de que seria echado de su hogar ya que ya no le pertenecía. Había planeado ir con Vladimir un amigo de sus padres, quien extrañamente había vuelto aparecer después de muchos años y le había hecho llegar una carta con las indicaciones para llegar a un lugar a pocos días de allí, en la ciudad próxima donde él lo esperaba solo por tres días. A pesar de lo extraño y apresurado que sonara todo esto, no tenia alternativa había perdido ya todo. Cuando se dispuso a guardar las cosas de su madre la melancolía lo invadió de nuevo al ver que de la repisa y de entre varios libros amontonados sobresalía uno muy especial. Era un libro algo empolvado y olvidado ya hace tiempo. Al tomarlo vinieron vagamente a él recuerdos de cuando era niño, cuando su madre le contaba historias fantásticas antes de dormir, historias de heroicos guerreros y mundos enigmáticos, le mostraba dibujos de símbolos raros, los mismos símbolos que estaban grabados en el libro.