El último mago

Capítulo 5

Me encontraba jugando con Andry en los columpios del jardín de la casa, ambos éramos competitivos así que apostamos un chocolate grande a quién llegara más alto, sin duda ganaría ella porque yo le temía a las alturas, y así fue.

—Vengan acá niños—Mamá llamó.

Llegué a la cocina junto con Andry, mamá estaba horneando galletas, corrí a abrazarla y de paso robarme una, pero mamá se dio cuenta y las alzó dándome una mirada divertida.

—Para después—Sonrío, y yo le devolví la sonrisa.

Andry buscaba en la nevera su chocolate y cuando por fin lo obtuvo se lo arrebate de las manos y salí corriendo gritando “¡Es mío!” en tono burlón, subí las escaleras, entre los cinco cuartos opte por el de mamá, me puse a toda marcha hasta llegar a la tercera puerta, entré en el armario tan grande como un mini cuarto, dentro me escondí entre la pilas de abrigos de cuero que cubría a la perfección mi cuerpecito de ocho años, escuchaba los pasos de Andry y yo ahogaba la risa, la puerta se abrió de golpe y por impulso me eche más hacía atrás adentrándome en el armario. Pero mis pies se golpearon con una pequeña caja de madera haciendo que Andry descubriera mi escondite.

—Te atrape—Grito Andry, y yo reí a carcajadas— ¿Qué es eso?—Pregunto mirando a la caja.

—Una caja de madera boba—Saque la lengua.

— ¡Ábrela!—

—No es bueno coger cosas ajenas dice mamá—Negué con la cabeza.

— ¿Y si es un tesoro?—Andry me conocía y sabía que mi debilidad eran los tesoros.

—Sólo miraremos un poquito—Dije.

— ¡Yupi!— Shhh, le tape la boca.

Abrí la caja cuidadosamente y emocionado por la idea de encontrarme un tesoro, cuándo por fin subí la tapadura había montones de papeles.

—Qué decepción— Gruñó Andry, yo asentí.

Estaba a punto de cerrar la caja de nuevo cuando un sobre llamo mi atención, era blanco y tenía en letras grandes y negras “IMPORTANTE” una voz dentro de mí me decía ábrelo, y eso hice.

En la carta habían muchas cosas que no entendía, pero si logre leer algo.

“Sra Brown, lamentamos informarle que debido a las células cacerinas desarrolladas en su cuerpo, y sin más opciones que tratamientos no muy efectivos para su nivel, es posible que muera en menos de seis meses”

Muera… “

 

Desperté sudando, en mis ojos había lágrimas por el fatídico recuerdo, suspiré desordenándome el cabello.

¿Por qué los recuerdos me atormentaban?

 

El sonido del celular me sobresalto haciendo que se marcharan los pensamientos pero no la soledad, llamada entrante de Andry.

— ¿Hola?— Su tono era molesto.

—Hola, ¿Qué pasa?— Bostecé.

—Lo sabía, te has olvidado de que hoy nos veríamos ¿Verdad? — Molesta subiendo de escalón.

—Claro que no, pero es a las nueve—

— ¿Y qué hora crees que son?—

Vi la hora en el celular, y marcaba las 10 am.

Joder.

—Voy, voy, por favor no te vayas—Dije con voz suplicante mientras colgaba.

 

¡AHHHHHH!

Me quede tan tarde anoche pensando en lo sucedido con Jack que me olvide de todo, pero no podía seguir perdiendo tiempo en eso, seguro tenía un cigarro encendido en el pantalón y se fue consumiendo, sí, eso debió ser.

Iba ya de camino a la cafetería en donde me encontraría con Andry, llevaba unos pantalones negros con una camisa roja que se me pegaba un poco al cuerpo, tenis deportivos y ya estaba listo, algunas chicas me sonreían pero mi mirada nunca volteaba a verlas, y no porque mi ego sea más grande que mi cuerpo, sólo que si volteaba era como devolverles el coqueteo y no iba conmigo.

Cruce por la calle principal hasta ver el gran letrero rojo “Bus Stop Café” No habían tantas personas, y eso me aliviaba, las carpas azules adornaban las sillas de afuera, y unas que otras plantas.

Dentro habían mesas rojas con la palabra “STOP” en blanco, que hacían juego con las sillas, visualice a Andry en una de las meses de las esquinas junto a una ventana, su cabello rojizo estaba recogido en una cola, y llevaba un bonito vestido color azul que combinaba con sus ojos y su piel blanca, si no fuera mi amiga de todo el alma y a la que consideraba mi hermana, hasta me gustaría como algo más que amiga.

Sus ojos me recorrieron y era evidente la rabia en ellos.

—Antes de qué digas cualquier cosa—Hice una pausa, tenía que formular muy bien las palabras—Tuve una discusión con Jack anoche y me acosté  muy tarde pensando en lo mucho que extraño a mamá— Su mirada cambio, y no mentía, sólo omitía el pequeño incendio en sus pantalones y que me culpaba por muy loco que fuera eso.




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