Salimos de la habitación y él se hincó en el salón principal a hacer una especie de plegaria, yo nunca había visto tal cosa, en Ceclos cualquier tipo de devoción a humano o deidad estaba prohibida por haber sido una principales causas de conflictos humanos. Lo observé, se miraba sereno, me pregunté si él tenía miedo o realmente por primera vez un guardían logró contener el fuego en el interior de su ser.
Las mujeres me ofrecieron ropa limpia, así que entré a una de las habitaciones para limpiar mi cuerpo y cambiarme, me paré junto a la ventana para hacer un escaneo mental del territorio que estaba por recorrer. No pude evitar observar el hermoso atardecer que se vislumbraba desde áquel lugar en la cima de una pequeña montaña. Sentí cierta paz que no conocía, cerré los ojos y grabé aquella imagen en mi memoria.
La puerta de la habitación se abrió, rápidamente me quité el broche del cabello y me puse en posición defensiva hasta ver que se trataba de Jazak, me miró mientras se marcaba una pequeña sonrisa en su rostro.
— Me tienes miedo Shedaya? — preguntó mientras relajaba mi postura y se acercó lentamente hasta quedar frente a mí, admito que me sentí intimidada e incluso vulnerable.
— No sabía que era usted, pudo haber tocado la puerta antes de entrar — aclaré.
— No quiero que todos se den cuenta que estoy aquí contigo — habló en voz baja y deslizó su mano suavemente desde mi codo hacia la palma de mi mano para quitarme el broche y después lo puso cuidadosamente en mi cabello, una sensación tibia recorrió mi cuerpo. Seguramente sus ojos marrones notaron mis mejillas sonrojadas porque deslizó dos de sus dedos sobre ellas. Se quedó en silencio y mi corazón latía desorbitadamente, entonces respiró hondo y se separó de mí para caminar hacia la ventana. — Tienes que controlar lo que sientes — me dijo.
— Si pudiera hacerlo no sería una guardiana — refuté.
— Y si no fueras una guardiana no estarías aquí — me acerqué de nuevo a la ventana mientras él hablaba — las cosas no siempre son como nos gustaría pero eventualmente se nos conduce a nuestro destino. Yo aún no he logrado deshacer por completo el torbellino que llevo en el interior pero se redujo lo suficiente para que me aceptaran como Rey.
— Y cómo lo hiciste? — me atreví a hablarle sin tanta formalidad tal cómo él lo hacía.
Extendió la palma de su mano para que yo pusiera la mía sobre ella. Mi mano fría sintió la calidez de su agarre y simplemente dejé que él la guiara, elevó un poco el brazo. — Observa el paisaje — dijo con una voz tranquila y así lo hice — ahora cierra los ojos e intenta recrearlo en tu mente.
Era justo lo que yo había hecho antes de qué el entrara y abrí un poco los ojos para ver si él también estaba haciendo lo que me pedía. No sé que sucedió, pero por algún motivo mi mente encontró más placentera la imagen de Jazak con el rostro sereno sosteniendo mi mano y sus cortos sus mechones castaños ondeando con el viento que la de aquel hermoso paisaje. Entonces volví a cerrar los ojos y había una imagen vívida para recordar junto con la paz y calidez que se desprendían de su tacto.
— Ya lo tengo — dije.
— Ahora respira lentamente e imagina algo desagradable. — Inmediatamente vino a mí la imagen de mi padre siendo asesinado por Tabal y la ira comenzó a retorcerse en mi interior agitando mi respiración. — Respira hondo, suelta el aire poco a poco e imagina que eso desagradable se va deshaciendo mientras la imagen del paisaje regresa a tu mente, respira lentamente otra vez y abre los ojos — ordenó y así lo hice. Entonces soltó mi mano y observó mientras yo volvía a conectar con la realidad. — Funciona la mayoría de las veces — dijo — cuando creas que te será imposible controlar lo que sientes piensa que si resistes y continúas tu misión tarde o temprano llegarás al lugar que te da paz.
— Es algo nuevo para mí — le dije.
— Lo sé, pero si vamos a ir juntos a intentar resolver ésto, tienes que hacer un esfuerzo por controlar la energía que irradia tu cuerpo, de lo contrario seremos presa fácil para los cazadores.
— Lo haré — prometí. Él se acercó a mí y despejó un mechón de cabello tras mi oreja causando un leve cosquilleo.
— Tu saldrás cuanso los que estén en el interior del monasterio duerman, — murmuró en mi oído — entrarás a la trampa donde caíste antes y ahí me esperarás. Cuando el Cazador dorado haga la inspección y avise que escapaste yo iré junto a los demás guardianes pero me reuniré contigo para ir a Ceclos. — Después de decir eso se marchó.
Más tarde entré a la habitación donde estaba el niño y me despedí, le prometí que todo estaría bien y que tan pronto las cosas se solucionaran volvería por él, tal vez solo fueron palabras vanas en un intento por consolarlo ya que era más probable mi muerte que mi regreso.
Al salir de la habitación del niño me di cuenta de que ya todos dormían pero escuché un ruido que provenía del final del pasillo, me aseguré que nadie me viera y caminé hacia ayá. Topé con la entrada de una especie de túnel, podía verse un poco de luz más adelante así que entré hasta topar con una vieja puerta de madera, observé por una pequeña rendija y lo que ví me llenó de temor.
Aquello era una especie de proyección holográfica con forma humana y el Cazador Dorado hablaba con ella, sin querer empujé ligeramente la puerta y vi al Cazador dirigirse hacia donde yo estaba. Correr no sería buena idea así que recordé lo que Jazak me había enseñado antes e intenté rápidamente disipar mi miedo y comencé a caminar despacio hacia las habitaciones.
Mi cuerpo soltó un pequeño temblor al escuchar el rechinido de la puerta al abrirse y ver la luz del escáner del robot pero intenté mantenerme calmada.
— Está perdida? — preguntó el cazador.
— Creo que si — respondí — vine a asegurarme que el niño estuviera dormido e intento regresar a mi habitación pero está muy oscuro,
— Es hacia el otro lado, la quinta puerta — al parecer el método había funcionado porque el cazador regresó hacia el túnel.
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Editado: 29.01.2024