La hermana de Nate entró con cautela, sus pasos apenas fueron audibles y se detuvo junto al gigante, con tanta sorpresa en su expresión como la mía al verla. Es probable que esto sea un error. O quizás no. Ahora que lo pienso, Nate no habla de lo que hace su hermana mayor, posiblemente no tiene ni la más mínima idea por su evidente falta de interés. Ahora que lo pienso la mayor parte del día casi no se ven, o eso pareciera. Claro, Nate está con nosotros en clase y Michelle se caracteriza por no contestar las llamadas que le hacen, asi que es posible su interacción sólo tenga lugar unos pocos momentos en cada noche.
— Lo siento mucho — repuso el detective con voz grave — no puedo imaginar por lo que estás pasando.
— ¿Por qué ella Michelle? — no tomo en cuenta al detective — es una buena chica, no merece esto. ¿Acaso esto tiene algo que ver con las desapariciones que han salido en los noticieros?
— Vamos a encontrar respuestas — toma mi mano — para eso estamos aquí. Primero Necesitamos saber qué pasó. Entiendo que mi hermano y Alex están aquí ¿no?
Recién en ese momento recuerdo a mis dos acompañantes. La última vez que los vi, fue en el fondo del patio bebiendo de la tapa de aquella botella. Quizás la policía cuando hiso el desalojo se percató de la condición en la que estaban. Espero que no sea el caso y que solo estén fuera de la casa buscándome y queriendo entrar para saber que fue lo que sucedió.
— Si…quiero decir, desde que llegamos aquí solo estuvieron unos momentos conmigo y después… — titubeo.
— Después ¿qué? — Michelle saca una libreta y un lápiz del bolso que porta, dispuesta a escribir en detalle cada palabra que diga.
— Después Emily se nos acercó y ellos fueron por algo de comida — está claro que no — Mientras yo me quedé conversando con la festejada y en un momento ella subió a su cuarto en búsqueda de algo que tenía para mi. Luego de eso no la volvimos a ver.
— ¿La acompañaste a su cuarto? — interrumpe el investigador.
— No, yo me quedé esperando por ella en el patio.
— ¿Qué es lo que tenía para ti?
— No tengo la menor idea, solo me dijo que había comprado algo que le recordó a mi.
— ¿Hablaste con alguien más mientras estabas con Emily?
— No señor, solo hablé con ella.
—¿Cómo estaba Emily en ese momento? ¿Notaste algo inusual en su comportamiento o apariencia?
— Solo que se veía hermosa — respondo mirando su fotografía
— Entiendo. ¿Recuerdas algún detalle en específico sobre la conversación, su forma de caminar o su comportamiento? Cualquier cosa, por pequeña que sea, podría ser relevante.
— Señor, primero escuchemos qué es lo que tiene que decir el muchacho antes de que lo siga abrumando con su interrogatorio. Créame, él no se anda por las ramas — Michelle interrumpe la interpelación que me hace el investigador.
— Esta bien, solo te pido que detalles cada instante. Recuerda que cada segundo que pasa es valioso.
— En primer lugar — le indico mis conjeturas a la pareja investigadora — la habitación estaba completamente desordenada, a excepción de aquella almohada que ahí se ve. Si se dan cuenta, debajo de ella se asoma el lomo de una libreta, la que, al parecer, es el diario de Emy. Segundo, sobre la cómoda hay tres objetos que claramente no son de este lugar y en uno de ellos curiosamente aparece su apellido señor.
— ¿De qué hablas chiquillo? — reacciona con preocupación el investigador — Bien Parker, a lo nuestro. Veamos qué tenemos aquí. El secuestro de la chica es un rompecabezas y estas pistas son nuestras piezas.
— Mire — tomo el trozo de papel con la nota y se lo enseño al gigante — ¿Sabe que dice señor?
Toma el documento con las manos enguantadas y responde sin quitarle la mirada.
— Es latín. En la sombra de la muerte, está el camino de la luz. ¿Qué diablos significa?
Su mandíbula se tensa y sus ojos escudriñan cada rincón de la habitación, que, con cada minuto, parece más pequeña, como si las sombras se hubiesen espesado. Michelle, sin saber el contenido del mensaje, mira al detective con preocupación.
— ¿Detective? ¿Qué dice el papel?
— Alguien está jugando con nosotros, Parker — sin apartar la mirada — Alguien conoce nuestros límites. “Se agota el tiempo”, dice. Pero ¿Tiempo para qué? ¿Para salvar a Emily o para evitar algo más… oscuro?
Absorto en el diario de Emy, levanto la vista al escuchar al investigador. Sus ojos se encuentran con los míos y, al instante, ambos sabemos que estamos en un terreno peligroso.
— ¿Cree que Emy descubrió algo que la haya puesto en peligro?
— No lo sé niño — aprieta el papel en su puño — pero esta frase… es como si alguien nos estuviera guiando hacia la verdad. Y la verdad, a veces, es más aterradora que cualquier ficción.
— ¿Cree que alguien cercano esté involucrado? — Michelle sosteniendo una foto enmarcada de Emy con su padre.
— No lo descarto — frunciendo el ceño — pero como sabes, no podemos saltar a conclusiones. Las familias a menudo esconden secretos. ¿Alguna idea, chico?
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Editado: 19.08.2024