Hemos llegado a la SSC con una actitud de rencor y nostalgia, no hablamos, solo caminamos cada quien hasta sus respectivas habitaciones sin decir una palabra de lo sucedido, ni si quiera para despedirnos o decirnos que tengamos una feliz noche. Nada de eso, estamos de luto, lo que acaba de pasar hace un momento es la demostración de que nadie está a salvo por más fuerte que seas o que tan líder te creas, en este mundo ahora solo se mantiene la muerte entre las esquinas de la oscuridad plena.
Me recuesto en mi cama y intento cerrar mis ojos para dormir un poco, pero el recuerdo de ver a Wood muerto a mi lado y la cara de aquel ser demoniaco no me dejan descansar.
Solo me quedo observando la ventana que da hasta la calle, solo quiero que acabe esta pesadilla.
– Brad ¿Por qué no me salvaste?
Escucho la voz de Wood a mis espaldas, me sorprendo un poco y volteo mi mirada hasta donde se encuentra el sonido. Mi cuerpo empieza a temblar al ver a mi amigo con la cara toda ensangrentada, su cuerpo totalmente desgarrado, completamente desnudo y con las manos extendidas pidiéndome que lo ayude.
Observo atrás de él y veo una silueta de un hombre riendo que lleva una cadena consigo, agarra a Wood por el cuello con la misma y comienza a llevárselo arrastrado por toda la habitación hasta la puerta.
No dejo de temblar, mi cuerpo está congelado, por más que quiera hacer algo no puedo moverme ¡Maldita sea! Otra vez no puedo hacer nada para salvarte amigo mío…
– Eres demasiado débil.
Escucho una voz que hace mi corazón latir a gran velocidad, es aquel mismo susurro del demonio que mato a Wood está muy cerca de mí. Giro mi vista hasta donde se encuentra el sonido y observo al maldito ser alado mirándome mientras se ríe.
Se acerca hasta tenernos cara a cara y con una de sus uñas largas y afiladas comienza a rasguñarme parte de mi mejilla derecha. Entre cierro un ojo por el dolor mientras solo lo veo reírse de mí.
– Esto apenas empieza.
Me dice mientras se aleja y comienza a reírse a carcajadas, extiende sus alas y en ese preciso momento abro mis ojos.
Comienzo a respirar agitadamente mientras me siento en la cama. – Solo fue una pesadilla. –Digo mientras me reviso mi rostro.
Para mi sorpresa al ver mis manos la derecha está llena de sangre. Corro hasta el espejo de mi habitación y al observarme mi rostro veo que mi mejilla derecha tiene un rasguño el cual me hace preguntarme muchas cosas, ¿Solo fue un sueño? O ¿Esto paso en realidad? Suspiro y me meto al baño, me doy una ducha en lo que voy pensando la pesadilla que tuve. Salgo de ella, me visto y me dirijo a la calle para encontrarme con Samir y los demás.
Los veo aun cabizbajo pero no les digo nada, solo les indico con mi cabeza que me sigan, se miran entre ellos y asienten mientras caminan junto a mí.
Caminamos hasta la capilla del urbanismo donde se encuentra el sacerdote del mismo el cual es un hombre canoso, anciano y de ojos azules intensos, nos sentamos y hablamos con el todo lo que ocurrió detalle a detalle sin obviar nada.
El nos observa sin sorprenderse, simplemente se queda escuchando mientras Diana llora al nombrar la muerte de Wood. El sacerdote se levanta y nos observa en ese momento.
– Wood ya me había contado todo lo que estaba pasando, lo de los perros que se acercaban al pueblo y que el necesitaba mantenerlos alejado, por eso siempre antes de salir le daba su bendición y un poco de agua bendita para sus balas, eso lo ayudaba mucho a mantenerse con vida. Era un buen hombre y lo más lamentable es que su cuerpo no pudo ser rescatado para poder darle el entierro que se merecía. –Todos lo observan mientras yo me quedo aun con la cabeza agachada llorando por no poder ayudarlo.
– Tranquilo hijo, no fue tu culpa. –Me dice el sacerdote mientras agarra mi cabeza.
– Ahora necesitamos un nuevo líder para el pueblo. –Habla Samir mientras enciende un cigarrillo.
– Primero en mi capilla no se fuma. –Le quita el cigarrillo– . – Y segundo yo tomare las riendas del urbanismo, yo seré el nuevo líder de la SSC.
Nos quedamos mirándonos los cuatro, mientras el sacerdote nos da la espalda.
– Y mi primera orden es jamás mencionar lo ocurrido con Wood, solo digámosle al pueblo que tuvo un accidente en un precipicio mientras conducía ebrio o algo por el estilo.
– Señor creo que eso está sobre pasado…
– ¡No me interrumpas Ron! ¡Es lo que se dirá y fin del tema! Dentro de un momento me anunciare al pueblo, mientras tanto necesito que hagan un trabajo ustedes cuatro. Llévense esta agua bendita –Me da una jarra de arcilla cerrada– y láncenla encima de un pequeño cercado que deben armar a unos tres kilómetros lejos del pueblo, sin Wood es lo único que nos queda, no quiero perder a otro de los nuestros.
Al terminar de escucharlo hablar salimos de la capilla, nos dirigimos hasta la parte trasera del urbanismo donde se encuentran varios tubos de hierro junto a un cercado de púas, nos lo llevamos montándolo en la camioneta y nos ponemos en marcha hasta los tres kilómetros que dijo el nuevo líder del pueblo.
Al llegar al lugar comenzamos a trabajar colocando el cercado.
– No puedo creer que ese tipo dijera esa excusa para tapar la muerte de Wood y sea ahora el nuevo líder del urbanismo. –Dice Samir con enojo mientras esta escoltándonos a Ron y a mí quienes somos los que estamos colocando el cercado.