El último sobreviviente.

CAPITULO IX: La historia jamás contada.

Después de lo sucedido en aquella habitación Paymon y Dogma me llevan hasta un estilo de sala en la cual hay cuatro sillas de madera en todo el centro en forma de circulo, con cuidado me sienta en una de ellas Paymon mientras se retiran del lugar dejándome totalmente solo.

No entiendo la razón del porque me dejan solitario, pero me da tiempo para pensar un poco en todo lo que ha sucedido, fui crucificado, vi a mi compañera morir junto a mí y ahora observe a Samir poseído por un demonio ¡Esto es una locura total!

Mis heridas cada vez las siento menos adoloridas, siento un cosquilleo y un poco de piquiña sobre ellas, están sanando pero mis fuerzas aun no han regresado estoy débil y completamente asustado.

– No deberías estar asustado amigo.

Me dice Dogma entrando a la sala y sentándose en una de las sillas junto a mí. Lo observo de pies a cabezas mientras el solo sonríe. 

– ¿Y tu amigo? –Pregunto mientras lo observo fijamente–

– Fue a buscar unas cosas que necesitaras después.

– ¿Puedo preguntarte un par de cosas?

– Claro que puedes preguntarme lo que quieras Brad.

– ¿Eres humano?

En ese momento observo como sonríe, agacha su cabeza, la levanta seriamente y me vuelve a mirar fijamente a mis ojos.

– No soy humano, soy un ángel caído.

– ¿Un ángel caído? Pero no observo que tus ojos estén rojos como los demonios, están totalmente azules.

– No soy un demonio Brad, soy un ángel caído desterrado a vagar por este planeta el cual llaman tierra.

– ¿Y cómo te desterraron?

– No quiero hablar de eso ¿Siguiente pregunta?

Me siento un poco extrañado ¿Por qué no quiere hablar de su pasado? ¿Un ángel caído frente a mis ojos? Bueno he visto demonios, animales del infierno y un gigante con una bola de hierro en sus manos, esto no me debería de impresionar.

– ¿Que tanto piensas? ¿Qué acaso ya no preguntaras nada más? –Me dice mientras alza una ceja–

– Sí, tengo otra pregunta ¿Qué carajos está pasando? ¿Demonios? ¿Ángeles? ¿Es el apocalipsis? ¿El fin del mundo?  –Pregunto mientras toco mi mano la cual empieza a dolerme un poco–

– ¿Estás bien?

– Si, solo respóndeme.

Veo como se agarra su rostro el ángel  mientras observa el techo de la cueva y cierra sus ojos, da un suspiro y me mira nuevamente.

– Para entender lo que está pasando en estos momentos, primeramente debes saber lo que ocurrió en el inicio de la vida. –Me dice mientras se acomoda en su silla–

Hace millones de años atrás en el vacio de la vida existía alguien con el nombre de “Omnipotentis” el cual era considerado como alguien con poder divino e infinito. Su poder era tan grande que decidió dividirse en tres deidades, Padre, hijo y espíritu, cada uno con una diferente personalidad, pero con el mismo gran poder inimaginable.

El Padre, con su temperamento de justicia. El Hijo, con su personalidad de amor y paz. El Espíritu, como mediador y solucionador.

Eran la trinidad perfecta, nada se comparaba a ellos, pero sentían su soledad a sus alrededores así que crearon a los ángeles, arcángeles, principados, potestades, virtudes, dominaciones, tronos, querubines y serafines. Todos a las ordenes de las tres personas que conformaban al gran Omnipotentis.

De un momento a otro el padre sintió que estar en un vacio era algo simple para él, necesitaba un lugar de reposo para sus deidades y para su persona, así que creo el cielo un lugar de nubes doradas que cubrían una ciudad de oro en la cual al centro de ella habían tres sillas una para cada uno, el padre se sentó en el centro, el hijo en su derecha y el espíritu a su izquierda, todo estaba de maravilla, los querubines cantaban mientras los serafines bailaban alrededor de Omnipotentis, era una fiesta infinita.

Pero no todo fue color de rosa para el cielo ya que al rato un ángel con el nombre de “Samael” sintió envidia de los querubines y serafines, ya que ellos eran los únicos que se podían acercar a Omnipotentis con tanta confianza.

Samael tenía un plan para poder sentir cercanía a la trinidad, se escabullo al anillo de querubines y serafines muy sigilosamente y con una daga de algún arcángel que seguramente robo le corto las alas a “Lucifer” la cual era una serafina de alto nivel, amada por todos y entregada completamente a las órdenes de Omnipotentis, pero al cortar sus alas todo cambio, empezó a sentir odio y rencor, así que agarro la misma daga con la cual le habían cortado sus alas, observo a Samael el cual estaba intentando ponerse las alas de la misma y sin pensarlo dos veces le corto la cabeza.

El cielo se mancho de sangre en ese momento, Omnipotentis había observado todo, el hijo estaba triste, el padre furioso y el espíritu simplemente tomo la decisión de condenar a Lucifer al exilio el cual era un lugar sombrío y oscuro que al final fue llamado el infierno.

El padre enojado por lo que había ocurrido se levanto e informo a todas las deidades presentes ante él, que si volviera a pasar algo igual en su casa serian todos los culpables exiliados al mismo lugar donde estaba Lucifer, era la nueva orden.



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En el texto hay: apocalipsis demonios

Editado: 10.04.2018

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