Mi Fiel y leal poesía
Era una noche como otra cualquiera, sentía esa fuerza interna jugando con las adrenalinas de mis neuronas.
Esa extraña sensación me mostraba la puerta a un universo literario irreconocible para mi en ese momento.
No se si fue instinto o simplemente me dejé llevar por la tentación....mis manos cumplían las órdenes de este corazón necesitado de explotar.
Bastó con escribir la primera palabra, bastó con solo pensar en ella.
Todo fue como si me concedieran los deseos aquellas estrellas que jamás habían respondido a mis plegarias.
El dolor, protagonista presente, se convirtió en la fuente de inspiración.
Una lluvia de excitación involuntaria me desbordó el alma, sentí alivio infinito, presencié la calma misma de la paz fluyendo dentro de mi cuerpo, abriéndose paso entre las heridas mal soldadas por el tiempo.
Desde ese día la poesía fue mi calmante, mi confidente, la fiel e íntegra amiga que nunca me traicionaria; la vela encendida en medio de la nada, la cascada inagotable en los Oasis del Sahara y la llama eterna en las extensas montañas de los fríos Andes.
Ella cuidó de mis sentimientos como jardinero a su jardín, yo fui esa flor marchita ya vencida,
ella... mi salvadora a la cual le debo la vida.
Cuando las horas de insomnio atacaban letalmente me protegí con papel lapiz, construí un escudo impenetrable de ti.
Ya de mi todo lo sabías, no me avergonzada declararme y abrir de par en par el corazón en las notas del diario.
En ocaciones me pregunto si no se le pueden añadir letras al abecedario, si esto es todo, si no existe otra dimensión temporal que me muestre el más allá.
Quiero conocer todo de ti, tus trucos, tu magia, de como le haces para iluminar nuestras oscuras esperanzas ya poesidas por la implacable oscuridad del mal.
Son muchos los años vividos juntos, hemos compartidos los mejores y peores momentos.
Tantos amores llegaron, otros tantos que se marcharon, cuantas heridas, cuantas alegrías inesperadas.
Tú, mi mejor espada, mi arma defensora, gracias por darme un espacio en tu cargada agenda, gracias por la amistad, por enseñarme tanto en esta escuela de la vida.
Te prometo que seguiré escribiendo hasta que Dios decida, hasta que me falte el aliento, hasta que exista una despedida.
Ofni Lobaina
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Editado: 11.07.2021