Esa pequeña llama, que repentinamente iba disminuyendo y hundiéndose, en un inmenso lugar oscuro, fue ahí cuando se presento diciendo: Hola, pequeña abejita, soy soledad, vas hacía una oscuridad, de la cuál jamás volverás, estás dispuesta a renunciar a tú felicidad, por un rato de tranquilidad?.
El vacio siendo un espectador del espectáculo que soledad presentaba, pensaba en como seria una vida con soledad, en una eternidad.
Pero a lo lejos se empezo a recordar de lo que acaba de pasar, instaneamente, se aproximo como una luz, muy resplandeciente, que logro ilumina el lugar. (que suceso inesperado) El señor Vacio le daba una segunda oportunidad, a la abejita que murio por una importuna tempestad.
La abejita junto a soledad, empezo a salir poco a poco de una puerta inmensamente grande.
Tomando Vacio a Soledad decidio abandonar el lugar, dejando a las dos abejitas en el campo de rosas.
Soledad: A que debo tan entrometida espontaneidad, acaso no eras tú quien pedía una muestra de mi y de lo que soy capaz?
Vacio: No quiero que acabes como yo - contesto con la cabeza inclinada.
Soledad: ¿A que te refieres?
Vacio: Tú conoces el precio de ese tipo de actos.
Soledad: ¡Y que! al cabo, yo busco poder sin comparación.
Vacio: Y cuando lo obtengas, ¿qué harás?
Soledad: No lo se, plantearme un universo con variedad.
Vacio: ¿De que pretendes hacer el Universo?
Soledad: No lo se, quizás de cada una de las escenas de todas las personas que nunca salen de esa puerta.
Vacio: entonces al final, ¿qué ganas?
Soledad: Seguir con las espectativas de la personas.
Vacio: ¡Falsas expectativas!. y vaya razón para montarte un universo como el que deseas.
Soledad: ¿Acaso sabes lo que es mi situación?.
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Editado: 28.02.2021