Prologo

La lluvia era tan desolada como el frio cuerpo de una pobre victima y tan eterna para una sigilosa traidora, mordisqueaba con chasquidos de su lengua depredadora, organos con marcas de dientes hundidos en ellos, comia como ganadora pero saboreaba con remordimiento contenido en unas lagrimas que no impulsaba a soltar por orgullo, luego de haberse alimentado del calido sabor y carnoso de la propia piel lechosa de una joven madre mas reluciente que todas las hadas bajo el ardiente fuego de la fogata, esta pordiosera elfo posaba agachada de puntillas observando ante su reflejo de las aguas puras, aquel flujo carmesi que brotaba por toda su boca que a veces verse asimisma de esta forma se atragantaba de su propio respiro mientras que su corazon palpitaba aceleradamente del panico, alguna retrospectiva le imaginaba que llegara alguien y le cortara la garganta pero jamas ha pasado por ello, hubiera muerto y esta pobre madre no hubiera sufrido ante este canibalismo, ella misma juraba reaccionar tocandose esa misma zona constantemente.

¿Realmente se devoro a su propia madre?, pensaba.
¿Por que haria eso?, sus ojos le forzaban a entrecejar y estallar una ira de su envidia impura porque aquella victima era la primera, grandiosa y bella mujer que ha conocido en toda su vida. 
La mujer elfo extendia un escenario de las palmas de sus propias manos, empapadas de sangre que caian desplomadas en el rio, desde una simple gota manchaban de desesperacion y reprimian la cristalina de agua a una amarga como un pequeño pantano del infierno.
Se levanto como una miserable arrepentida de sus acciones, las rosas blancas que absorbieran la sangre de su propia madre eran recogidas con lentitud como las relamidas que se hacia por sus labios envueltos de un rojo amargo, era como su ultimo vino que quedo de su copa rota en este espectáculo macabro.  
Sus rodillas se debilitaban por cada escalada de esta pequeña colina del bosque, una canibal agotada emocionalmente sin ningun limite de culpabilidad de sus actos mezquinos, a traves de esos ojos aguados de lagrimas que desvanecian de aquella vista grotesca de su madre, pasaban unos pies con unas huellas descaradas que ensuciaban de un color rojo en aquellas hierbas.
La asesina cayo de rodillas soltando un rio de lagrimas en sus ojos, fueron reprimidos a cerrarse con pavor de lo que tiene enfrente suyo y entreabiendolos cruelmente, sus impulsos se aferraban todavia en su resentimiento asi que imprudentemente continuo estimulando las vísceras hasta zafarlas con desesperacion del cuerpo inerte de su madre y chocarlas bruscamente contra su boca que entre mas salpicaba mucha sangre y se enriquecia de su festin.