Siento que la sangre me baja a las plantas de los pies. Él está de regreso y mi corazón sigue latiendo como la misma intensidad que antes. Esto es muy malo, demasiado malo y arriesgado.
Acerco a Ian a mi pecho cubriendo su rostro, no quiero que Noah lo vea, tengo miedo y eso que no se parece a él, a excepción del cabello.
Él abraza a su madre y no aguanto la presión que siento que me voy sin decir nada, dejando a Julián a la deriva. Camino a pasos rápido a la casa, solo ahí estaré segura.
Ingreso a casa y corro a la habitación respirando aliviada. Mi corazón está tic, tac por milisegundo.
Veo a Ian, él me sonríe y lo abrazo, tengo que irme de regreso al departamento, no puedo quedarme cerca de Noah, no es bueno.
—Mi amor, tu papá, está aquí, y tengo mucho miedo —él solo mueve sus manos—. Es hora de dormir, Ian —necesito pensar bien, estoy en un mar nervios.
NOAH.
Vi con el rabillo del ojo como Naín se fue, y solo pude ver una pequeña cabellera rubia, supongo que ese niño es su hijo.
Sigo saludando a todos e incluso al chico que estaba con Naín que viene siendo mi casi hermanastro; es el hijo de la pareja de mamá.
Según las palabras de Julián, ante la pregunta de la mamá de Naín, ella fue a hacer dormir a Ian.
Yo la quiero saludar, pero la entiendo y esperaré a que regrese para hablar con ella. También quiero conocer a Ian, siento una muchas ganas de verlo.
[***]
Han pasado más de una hora y Naín ni la nariz. Qué yo sepa cuando me fui a Alemania, nuestra amistad quedó bien e incluso lloró porque me iba. En ningún momento dejamos de ser mejores amigos a pesar de que perdimos contacto.
Necesito verla, necesito ponerme al día de todo lo que ha pasado con ella en mi ausencia. Aprovecho que todos están descuidados y salgo de la casa, si Naín no viene a mí yo voy a ella.
Camino hasta llegar a su casa y como soy cercano a esta familia sé dónde esconden una llave en cuestiones de emergencia. Voy a la puerta trasera dirigiéndome hacia una piedra, la alzo y saco la funda extrayendo de ahí una llave.
Voy hacia la puerta y la abro ingresando a la casa, como tiene la misma estructura que la casa de mi madre, se a donde tengo que ir. Guardo la llave en el bolsillo de mi chaqueta, después la dejaré en su respectivo lugar.
Subo las escaleras y me dirijo a la habitación de Naín. Espero que no piense que soy un ladrón, y me vaya a tirar algo por la cabeza. Al llegar a la puerta toco despacio y espero.
—¿Quién? —Pregunta, pero no digo nada, solo vuelvo a tocar.
La puerta se abre y al verme se espanta, pero enseguida me da una sonrisa, pero una sonrisa que no es de felicidad. Conozco a Naín, siempre estuve pendiente de ella y conozco cada gesto o mueca que hace.
—Pensé que me abrazarías al verme, después de todo entre tú y yo las cosas quedaron bien... ¿O me equivoco, Naín? —Su mirada tiembla.
—Cla-Claro que sí. Me alegra mucho que hayas venido... ¿Cuándo te regresas a Alemania? —Su tonalidad es intranquila.
—No voy a regresar, hice el intercambio a la central, me quedaré aquí a estudiar y a vivir —sus ojos quiere salir huyendo de sus cuencas e incluso su respiración se escucha alterada—. Naín...
—Yo… —está blanca como la leche.
—¿Qué te pasa? —Tomo su mano y está helada, parece hubiera estado bajo la lluvia muchas horas.
Como que se desvanece, pero no cae al suelo porque la sostengo bien. La agarro de la cintura y la pego a mi cuerpo y la abrazo.
—Te extrañé —confieso.
—Y-Yo también —no corresponde a mi abrazo. Inhalo su aroma y quedó embobado.
Mi mente manda imágenes y recuerdos a mi cuerpo. Ese olor, el olor de ese perfume es el mismo de esa noche, pero en ese tiempo Naín usaba otro perfume, ¿qué me está pasando?.
—Noah... —me alejo un poco de Naín.
Observo esos ojos verdes que de pronto se convirtió en los ojos de esa noche, esos ojos ardiente del deseo. Bajo mi mirada a sus labios, trago grueso, son los mismos y tan deseable. Los besos de mis sueños sabían a un exquisito manjar, talvez...
Me voy acercando a Naín mientras solo me mira sin moverse. Necesito probar sus labios, necesito besar esos labios que en mis sueños tiene un sabor maravilloso.
—Naín... —Se aparta de mí.
—E-Ethan —huye hasta donde está su hermano y lo agarra del brazo. Bajo mi mirada a sus piernas y se ven claramente como tiembla—, ¿qué deseas?
Le pregunta y le da una mirada. ¿Qué le pasa? ¿Por qué me teme? ¿Por qué me huye? ¿Por qué se esconde? O mejor dicho, ¿qué esconde?. Esto confundido por esa actitud.
—Eh... Yo vine a preguntarte, ¿si no has visto los Paracetamoles? Es que estoy enfermo —se queja.
—Están abajo... Noah, que bueno que estés de regreso... Hablamos después —tengo la espina de la duda en mi interior.
—Está bien... Tú y yo tenemos mucho de que hablar —me dirijo hacia ellos y me detengo frente a Naín. El olor de su perfume vuelve a invadir mis fosas nasales, llenando de imágenes mi cabeza—. Me gusta el olor de tu perfume... Quisiera saber el nombre... a mi novia le encantará —me voy.
No tengo novia, pero quiero saber el nombre de ese perfume. Quiero saber por qué mi cuerpo recuerda ese olor, bien dicen que el cuerpo tiene memoria. Y es muy rara e inaudita esta gran coincidencia.
Sueño con Naín, y en mis sueños tengo intimidad con ella, todo se siente tan real, y ahora ese olor de perfume, me confunde demasiado. ¿Qué diablo es todo lo que está pasando en mi cabeza?
—Naín, ¿de qué no estoy enterado? —Le cuestiono mentalmente.
Tengo que averiguar todo sobre la existencia de ese perfume. Naín antes usaba uno con olor a chocolates, pero este huele a vainilla y coco, dos olores que Naín ama. Ese perfume es la llave de mis recuerdos, para aclarar todas las dudas que está creciendo en este momento. Como por ejemplo: ¿Y si no fue un sueño? ¿Y si realmente pasó? ¿Y si en verdad hice el amor con Naín? Porque esa noche, yo me emborraché demasiado, y mente no recuerda varias escenas.
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Editado: 02.11.2022