Capítulo IV
Nuestro amiguito lentamente bajaba desde los cielos de una forma gallarda, siempre luciendo su belleza salvaje ante todo. Se encontraba en mera prosperidad, sintiendo que en esta ocasion iba a ser distinto, desde que pisó aquel suelo. Observaba con admiración aquella ciudad lejana; en ningún momento abundaba oscuridad alguna. Los espejos mostraban deslumbrantes colores, además que en los suelos, había un sinfín de joyas con varios tamaños y formas que al tocarlas resonaban tonadas agradables. El suelo parecía una pista de baile, ya que al contacto creaba ondas coloridas. Daimhin recorría todo el espacio con una sensación de alegría, saltando de un lado a otro, mientras desde lo lejos resonaba el caer del agua de las cascadas. Así que no dudó más y se dio una gran ducha junto a las luciérnagas que contrastaban el cielo nocturno.
Al salir de su refrescante ducha que necesitaba, observó un pequeño bosque con un sinfín de frutos, recordando aquella ocasión donde no pudo darse ese gusto. Todo parecía un verdadero paraíso, un mundo creado exclusivamente para él. Recorriendo más allá del bosque, encontró unos carritos chocones en un pequeño estacionamiento donde sin dudarlo, entró en aquel vehículo con formas de estrellas luminosas, atravesando el espacio, dirigiéndose a aquella extraordinaria ciudad que percibió desde un inicio. Al llegar a los edificios, observó varios locales que destacaban por poseer colores neón.
No dudó más y se adentró en las habitaciones. Todo lo que te podrías imaginar estaba allí: comida, dulces, un parque de diversiones, karaoke. Nuestro pequeñín no paraba de divertirse; después de un largo transcurso, estaba en paz.
Pasó un largo período de tiempo disfrutando de las atracciones, además de regresar a darse una ducha de vez en cuando o alimentarse de frutos brillantes. Pero, entre esas atracciones, estuvo en aquel boliche donde accidentalmente quedó atascado con sus cuernos, o en esa ocasión donde vomitó arcoíris en la montaña rusa por consumir un sinfín de dulces. También recordó esa vez en la que se subió a la rueda de la fortuna y accidentalmente cayó desde lo más alto, pero por fortuna sabía controlar su vuelo.
Con el tiempo, comenzó a enfadarse, ya no encontraba mas diversión. No había más que hacer, se sentía demasiado solo y aburrido en ese planeta. Comenzó a marcharse en su auto sin ningún rumbo; aquellos colores lo empezaron a molestar visualmente, además de ese silencio interminable. Era un venado insatisfecho por la vida. En el camino, observó una atracción que nunca se había percatado llamada “habitación de espejos”. Podría ser tal vez una señal de que en todo este tiempo se distrajo del verdadero camino, recordando su última motivación antes de partir del anterior planeta. Los espejos ocultaban algo extraño, así que sin ningún temor decidió adentrarse en aquella atracción.
En esa habitación podía verse reflejado, como si tuviera un montón de hermanos gemelos que imitaban cada movimiento preciso, era de cierta forma gracioso, pero pensando las cosas bien, nuestro compañero comenzó a tener un gran pánico, no podía encontrar la salida, parecíera el lugar exacto donde había comenzado, era muy confuso, al tratar de correr chocó con el mismo y por usar demasiada fuerza rompió el cristal, ocurriendo en ese instante la ingeniosa idea de destrozar cada clon que se le atravesara en su camino. Luego de una larga racha de destrozos, se sentía demasiado mareado, el cansancio estaba presente, no sabía cuánto tiempo estuvo destruyéndose a sí mismo, dio unos pequeños pasos por donde era al parecer la salida, desmayandose instantaneamente, retumbando en toda la habitacion silenciosa.
En un período de horas, vuelve a reconciliar la conciencia, por fin ve con claridad lo que parecía ser la salida, había unas escaleras que al subir te dirigían a una serie de cinco espejos donde uno destacaba por ser más grande junto sus colores dorados a su alrededor, pero por mera curiosidad decide acercarse a cada uno de ellos.
El primer espejo es el reflejado en el invierno de su antiguo hogar, ve en sus ojos el temor de la muerte, peligro, el cómo los lobos lentamente se acercan a atacar, sin dudarlo se dirige al segundo para no presenciar esa imagen.
El segundo espejo era el mismo con una cara sonriente, donde no paraba de reír en todo momento, pero después de observar por un tiempo, cae su máscara, mostrando su verdadero rostro lleno de criaturas chupasangre, nuestro pequeño venado grita horrorizado pero continúa observando los espejos.
El tercer espejo es el hundido todavía en su tristeza por lo que al permanecer tanto tiempo en las profundidades del agua, su cuerpo quedó absolutamente congelado, no tenía ninguna expresión en su rostro ni señal de vida.
El cuarto espejo lo mostraba en sus límites, estaba nuevamente en esa rueda de la fortuna, donde se encontraba su estómago lleno por consumir excesivamente, no podía equilibrar ni su propio peso, por lo que nos muestra el cómo cae desde lo más alto. Eran demasiados escenarios que no soportaría verse reflejado en el cómo terminarían.
El quinto espejo, solo se veía a sí mismo, sin nada que pudiera lastimarlo ¿Qué le esperaría a futuro?, sabía que ahora tenía que dejar este planeta y replantearse todo lo vivido en esta aventura, por algo tiene la capacidad de volar, había algo invisible que le ayudó en esta aventura a no morir en cada planeta, era confuso, pero a la vez comprensible, era una señal de no rendirse, para seguir aventurandose en cada momento al exterior. Así que no lo dudó más, posicionando sus dos pezuñas y cuerpo al gran espejo, atravesandolo con el impulso de sus cuernos, dirigiendose nuevamente al espacio, sin percatarse que de sus cuernos, surgían unas lindas flores de varios colores que no paraban de relucir.
En ese momento tenía más seguridad de sí mismo, supo que a pesar de aquellas dificultades, logró enfrentarlas, llenándolo de suma determinación. La energía de descubrir algo nuevo lo consumía, a su alrededor comenzaron a surgir más venados guiados por lindos cuernos florales, tal vez en esta ocasión no estará tan solo para explorar el misterioso y vacío universo que coexiste, yo, su narradora, no estaré presente para contar qué ocurrió con nuestro fiel amigo, pero les aseguro que estará muy bien, confíen en mí.
Editado: 14.06.2024