El verano en el campo es Azul [terminada]

Capítulo 12

Abrí un poco los ojos y miré el despertador. Ya eran las 12 del mediodía. Sentí algo en mi espalda y traté de girarme. Diablos, me había quedado dormida junto a Facu, ¡En su habitación! Traté de sacudirlo, pero soltó un quejido y me apegó más a él.

—Déjame dormir.

—Facu, son las 12— suspiré dejando de forcejear su agarre—Si nos ven nos matan.

—Cinco minutos más. — pidió.

—Por favor, no quiero que nos metamos en problemas. — dije algo exasperada.

Si nos encontraban así, pensarían cualquier cosa menos lo que era. Luego de salir a bailar habíamos vuelto en la camioneta de Agus, y este nos había dejado en casa. Subí sobre los brazos de Facu, cual princesita. Me había dejado en mi cama y me había dicho que quería que le fuese a hacer compañía. Sin pensármelo me saqué el vestido, me puse el pijama y fui hacia su habitación, donde me esperaba un Facu acostado de lado, solo en bóxer, otra vez.

—Solo un rato y me voy a mi cama. — dije sentándome a su lado.

—Como digas. — dijo agarrándome y tirándome a su lado

—Enserio. — dije volteándome para quedar de frente- solo un rato.

—Eres tan linda— dijo acariciando mi mejilla con el torso de la mano— Y yo tan afortunado.

Provocó que me sonrojara, cosa que le hizo gracia, haciendo que sonriera como tonto.

—Sobre todo rojita. —dijo acercándome más.

—Si tú dices. 

Estábamos abrazados, mirándonos. Me acarició la pierna, con respeto y dulzura, provocando que me mordiera el labio, era una sensación muy linda. 

—Deja de hacer eso. — me susurró.

—¿Hacer que? — pregunté.

—Morderte el labio, es muy provocativo. — dijo cerca de mis labios.

—¿Así? — pregunté mordiendo mi labio inferior por un lado.

—Es más lindo cuando es natural, pero sí.

—Hey— me quejé divertida.

—Shhh.

Luego me besó. Yo enredé mis manos en su cabello y el empezó a acariciar mi espalda. Era algo incómodo besarnos acostados de lado, pero no me importó. Era todo tan perfecto...Luego no sé cómo, pero yo terminé encima de él, sintiéndome algo más cómoda.

—Nos quedan pocos días Ana. — dijo separándose un poco de mí.

—No lo digas— dije suspirando—Aprovechemos lo que nos queda. — dije besándolo cortamente en los labios.

—Te besare entonces cada segundo que quede. — dijo besándome otra vez.

Me quede dormida en algún punto que no recuerdo cual fue con exactitud.

—Estas desperdiciando tus momentos sabes. — dije notando como el reloj avanzaba, 12:13.

—No hay nada más perfecto que esto Ana— dijo oliendo mi pelo. —Abrazarte de este modo me fascina. — prosiguió mordiendo mi cuello con suavidad.

—Nos van a encontrar así y nos van a matar. — repetí.

—Necia. — dijo fingiendo estar enojado, soltándome y volteando—Vete.

—No te enojes tonto. —  dije subiéndome encima de él, que estaba de costado.

No me respondió así que como lo que más a mano tenía era su cuello, lo mordí despacio. El cerró los ojos, noté que le gusto, así que lo mordí otra vez.

—¿Me gané el panda? — dije cambiando de tema repentinamente.

—Nop. — dijo sonriendo.

—Malo. — dije cruzándome de brazos—Me voy.

Me levanté y me dirigí a mi cuarto, para poder asearme y cambiarme. Me puse unos jeans negros y una blusa liviana, que decía PROPERTY OFF TRAVIS MADDOX, mi personaje literario preferido. Recogí mi cabello en una trenza cocida y bajé a ver cómo estaba la situación.

—Estaba por subir a buscarte— dijo mi madre en cuanto me vio. — Ya vamos a comer, ¿Despertarías a tus primos?— preguntó.

—Si claro, ya vuelvo.

Subí y toqué la puerta, al ver que nadie me contestó entré.

La cama de Facu estaba vacía, y no se escuchaban ruidos del baño. Que extraño. Cuando me dispuse a ir a despertar a Gabi, Facu me tomo por la cintura, me volteó y me estampo contra la pared, de una forma sutil, besándome.

—Hay que bajar a comer. — le dije en cuanto se separó.

—No sé tú, pero yo estaba comiendo hasta hace unos segundos. — dijo divertido.

—Tonto— dije golpeando su pecho sutilmente. — Despierta a tu hermano y baja. — terminé saliendo de la habitación.

Bajé y el almuerzo ya estaba servido, me senté en mi lugar habitual. Todos estaban esperándonos.

—¿Los chicos? — preguntó mi tía.

—Ya les avisé— sonreí—De ahí a que vengan.

Todos rieron y mi abuela comenzó a servir. Cinco minutos después bajaron ambos en ropa interior y remera, con cara de zombis.

—Suben ya a poner algo de ropa. ¿Creen que este es un club de strippers? — los retó mi tía.



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En el texto hay: diversion, adolescencia y amor

Editado: 17.04.2020

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