5. Rival
Al despertarme no estaba a mi lado, fumaba en el balcón. Eran las ocho o nueve de la mañana, me sorprendía estar despierta tan temprano.
— Buenos días —Camine hasta su lado.
— ¿Hermosa vista cierto?
— Yo la llamaría interesante.
— ¿Cómo ha ido la noche? —Dio una calada al cigarrillo.
— Pues, bien supongo, tengo que volver a casa.
— Pero no tienes ganas de volver.
— ¿Cómo lo sabes?
— Cuándo uno dice hogar; se debe sentir calma en la atmosfera y yo no siento eso.
— Por eso me referí a él como una casa.
— El hogar lo hacen personas, es estúpido tener la más grande mansión con personas que tan siquiera te vuelven a mirar, tu mejor que nadie lo saben.
Le miré atenta y asentí.
El comentario había sido incomodo asique mi silencio era preferible antes que cualquier cosa.
— ¿Quieres desayunar?
— Sabes cómo romper con una mala conversación —Asentí. — Pero ¿Tú padre?
— Salió y no creo que vuelva, se fue con sus hombres.
— ¿Sabes cocinar?
— No, pero quizá la empleada nos pueda preparar algo.
Mientras desayunábamos, mis dudas de como sostendríamos un noviazgo falso surgieron.
— ¿Entonces? —Pregunté. — ¿Solo llegarás a besarme y ya?
— No, no creo que sea necesario, por lo pronto mientras caminemos tomados de la mano me basta.
— ¿Y así nada más?
— Créeme que eso puede doler más de lo que esperarías.
— ¿Qué paso con Snake? Es enserio, muero por saber la verdad.
— No es momento para que lo sepas, creo que te basta con saber algo de mi vida, o al menos lo que platicamos anoche. —Me miró con firmeza. — Además quiero que estés armada —Le oí decir mientras se levantaba de la mesa.
— ¿A dónde vas? —Me volteé para seguirlo con la mirada.
— Relájate. —Comentó abriendo la alacena de la cocina.
Volví a mi desayuno y de la nada vi dos cosas sobre la mesa.
— ¿Navaja o revolver?
— Seré tu novia, no tu sicaría —Respondí.
— Vas a ser el blanco de muchas personas.
— Sí pero no soy una criminal juvenil, no puedo portar armas y no estaré tres años en prisión por ello. —Me levanté de la mesa al oír que mi teléfono sonaba a lo lejos.
Entre a la habitación, conteste y poco a poco empecé a caminar a la sala.
— ¿Adela? —Oí el llanto de Aura.
— ¿Aura? ¿Eres tú? ¿Qué sucede?
— ¡Mi mamá está muerta Adela! ¡Muerta! — Sus gritos me destruían el alma.
— ¡¿Cómo dónde estás?! ¡Aura pásame a Mike! —Le ordené.
Fue obvio sentir la mirada de molestia en Leonardo.
— ¿Hola, quién es? —Oí su voz.
— Mike, no cuelgues, ¿qué está pasando?
— ¿Y a ti qué te importa? —Escuché sonidos de patrullas y la llamada se cortó.
—Tienes que llevarme con ellos, su madre está muerta Leonardo.
— ¿Para qué vas? ¿Para dar condolencias o para darle consuelo al idiota ese?
— ¿Aún en un momento cómo este piensas así? —Le miré llena de rabia mientras me desvestía frente a él.
— ¿Piensas ir como una cualquiera a la casa de ese tipo?
— ¿Tú sabes dónde están? —Le miré con firmeza, está vez con mi vestido puesto.
— ¡No! ¡Es un decir, supongo!
— Espero que el hecho de que no tengas sentimientos no equivalga a que no tengas madre, Leonardo.
— Deja de hablar de mi madre. —Se acercó para quedar cara a cara conmigo.
— Solo llévame —Insistí.
— Bien, pero no bajaré del auto.
Asentí y corrí en búsqueda de mi demás ropa.
Minutos más tarde, estábamos en el caos, cintas amarillas por todos lados y muchos policías, a lo lejos entre el caos visualice a los chicos, Aura sentada en la acera mientras Esmeralda la abrazaba con fuerza, me salté las cintas y corrí hasta ella, al oír mi voz se levantó para correr a mí.
— ¡Dios mido, Aura, cálmate estoy aquí! —Besé su cabeza.
— Fue horrible Adela. —Esmeralda se levantó de aquél sitio.
Fue ahí donde presté atención, a unos metros de mí, yacía un cuerpo tirado en una bolsa negra, sangre en toda la zona y Mike me miraba sin expresión alguna, vacío por decirlo así.
George hablaba con la policía junto con Laura.
Mirar a tu alrededor cuando el olor a muerte merodea y sentir como poco cada esperanza muere en ti es una sensación horrible, sostenía a Aura y ni yo misma lograba unir piezas, asumir que la madre de un par de chicos había caído en una batalla mano armada con la delincuencia de esta maldita ciudad.