—¿Qué sucede? ¿Dónde estoy y porque no puedo ver nada? —Al moverme me di cuenta de que mi cuerpo se sentía ligero, me tomó un rato, darme cuenta de que estaba flotando. Esto solo me confundió aún más, no lograba entender el porqué estaba flotando en un lugar envuelto en oscuridad.
—Tranquilo, Javier, recuerda lo que hiciste antes de llegar aquí.
Me levanté al escuchar mi alarma apagándola para comenzar a vestirme, ya estando listo, baje para comer el desayuno que me preparó mi madre, después de terminar el desayuno, me despedí de ella y me fui a la escuela.
El día en la escuela pasó totalmente normal, las clases aburridas y, en el recreo, estando totalmente solo, al sonar la campana, fui directamente a mi casa, de camino, escuche un grito de ayuda que venía de un callejón, me dio un poco curiosidad, así que fui a ver lo que pasaba.
Al asomarme por el callejón, pude ver como dos hombres asaltaban a una mujer.
—No intentes resistirte, solo danos todo lo que tienes y te podrás ir —dijo uno de los ladrones mientras acercaba un cuchillo a la mujer.
—No, por favor solo déjame ir —dijo la chica mientras retrocedía con miedo.
—Mujer, mejor coopera y danos todo lo que tengas, estás en un callejón sin salida y nadie escuchará tus gritos si te pasa algo —dijo el otro ladrón.
Seguía asomado observando toda esta escena con una expresión de desagrado, me puse a pensar, si ir a ayudar a la mujer o irme de aquí. Luego de un rato de pensarlo, decidí ayudar a la mujer, no podía quedarme ahí mirando sin hacer nada. Antes de hacer cualquier cosa llamé a la policía, después de darles la dirección del callejón, salí de mi escondite para entretener a los ladrones hasta que la policía llegara.
—Oigan ustedes, ¿qué rayos le están haciendo a esa chica? —dije acercándome a ellos escondiendo mis nervios.
Los dos ladrones se voltearon al escuchar mi voz, pude notar que no estaban nada felices de que alguien les hubiera interrumpido.
—Oye, muchacho —alejo el cuchillo de la chica y lo apunto a mi dirección—, será mejor que no te metas en asuntos que no importan.
—Sí. Es mejor que des la vuelta y te vayas si no quieres que tu vida acabe en un misero callejón —dijo el otro ladrón.
Estaba siendo difícil ocultar mis nervios, pero sabiendo que tenía que entretenerlos hasta que la policía llegara y además evitar que lastimen a la chica, respire hondo para calmarme un poco.
—No me iré de aquí hasta que la dejen tranquila —reclame con determinación.
—Entonces estás buscando problemas —dijo jugueteando con su cuchillo—, entonces, si quieres que dejemos tranquila a la chica, ven y enfréntanos —dijo de manera burlona.
—No, no creo que ustedes sean un gran problema —dije de manera confiada.
De pronto se comenzaron a escuchar sirenas a lo lejos.
—Y más ahora —exclame con una sonrisa.
—¡¡¡Tú!!! —dijeron ambos ladrones bastante molestos.
Uno de los ladrones se lanzó hacia mí bastante molesto e intentó darme un derechazo, pero lo logré esquivar y poner mi pie en su camino, haciendo que el ladrón cayera de cara al piso.
—¡Cuidado! —me advirtió la chica.
Antes que pudiera hacer algo, sentí un dolor punzante en la espalda, cuando me voltee para ver lo qué pasaba vi al otro ladrón apuñalando mi espalda. Adolorido di un paso al frente para luego voltearme y agarrarle la mano en la que tenía el cuchillo y doblársela.
Esto hizo que soltara la navaja y gritaba de dolor, yo aproveché esto para darle un gancho en la cara que lo derribó, y ya estando en el piso le di una fuerte patada en la barriga.
Cuando volteo a ver al otro ladrón, escuchó un disparo, para enseguida comenzar a sentir mucho dolor en mi pecho, cuando baje la mirada noto que de mi pecho sale mucha sangre. De pronto comencé a ver todo borroso y a sentirme bastante débil, además de toser sangre, hubo un punto en el que no me podía mantener, me dé pie, cayendo de cara al piso. Cuando estaba comenzando a perder la conciencia vi a la policía llegar, sintiéndome bastante feliz de saber que todo lo que hice no fue en vano.
—Así que he muerto —dije escéptico.
—¿Qué será de mí ahora?, tendré que esperar a que me saquen de lo que supongo es un limbo, tengo tantas preguntas —dije con calma, la cual aunque me parecía rara, decidí dejarla pasar.
—Quieres tener respuesta a esas preguntas —dijo una voz misteriosa.
—Sí, por f —en ese momento me di cuenta de que algo iba mal.
—¡¡Espera, quién me está hablando y desde donde lo está haciendo!! —dije mirando hacia todos lados.